Epílogo II: Tensión Sexual No Resuelta (por Bear)

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Vale, está bien.-rio Ayla que ya iba por su segunda copa de Chardonnay- ¿Queréis saber algo divertido?-el grupo allí reunido, que incluía a Bear, a Lía y a Gabe escuchaban expectantes las palabras de Ayla (todos excepto la hermana, que seguía con la nariz pegada al teléfono)-¿Recordáis a Adam? El hombre alto que estaba conmigo cuando habéis llegado-ante el mudo asentimiento, Ayla prosiguió-pues veréis, su esposa está escribiendo para la editorial un recopilatorio de relatos eróticos, y uno de los relatos ¡es un trío conmigo y su marido!Todos estallaron en carcajadas, la sonora de risa de Gabe eclipsó la risa tímida que Bear intentaba disimular todo lo posible y la incomodidad que le provocaba hablar de aquellos temas delante de Ayla.Se habían reunido para cenar en el patio andaluz de la casa, justo bajo los porches: Teddy se había encargado de pedir pizzas al gusto de todos y había puesto a enfriar un par de botellas del vino favorito de Ayla: un Trapiche Gran Medalla de 2009, según había informado el pelirrojo secretario, aunque Bear poco le interesaba, puesto que no entendía demasiado sobre asuntos vinícolas. El cielo oscuro, que se visualizaba sobre el patio interior apenas tenía estrellas, era tan diferente al brillante anochecer de Alaska. Unos faroles iluminaban el patio, con caminos de piedra y un bello jardín en el centro, con flores rodeando la fuente, a la vez iluminada por sus propios focos, creando un efecto que, probablemente recordase inconscientemente a Ayla la alejada península en la que había nacido. Una emisora de radio pop resonaba de fondo gracias a los altavoces y a un Ipod. Era casi verano y el calor y la humedad pasaban factura en los allí congregados, especialmente en los jóvenes alaskeños. A Bear le había placido ver a Ayla después de trabajar, sin tacones incómodos en su lugar unas zapatillas de tela blanca desgastada, con vaqueros rasgados y sin maquillaje. Llevaba una camiseta de tirantes gris ajustada y una camisa de cuadros abierta. Esa era la Ayla que le gustaba, la que había conocido en Alaska, la que trepaba árboles y se metía en los ríos. El vino le había subido por las mejillas, tiñéndolas de un meloso tono rosado, que resaltaban el brillo de sus ojos bicolor. A Bear no le gustaba que Ayla tuviese una relación tan estrecha con el alcohol, especialmente si tenía en cuenta el abrupto pasado de Matt, pero tenía que admitir que un par de copas de vino le sentaban realmente bien: la hacían reír, y no con esa sonrisa triste que mostraba a veces, no, reír de verdad. A él le hubiese gustado ser él el motivo de su risa, y no ese líquido amargo y dorado.-¿Y cómo te sentiste cuando leíste esa historia?-preguntó Gabe haciendo gala de su don para la indiscreción-¿No te sentiste ofendida?-¡Al contrario!-gritó ella alzando los brazos-Me sentí alagada, soy la fantasía sexual de alguien, creo que es el primer paso para ser famosa.Ayla ya era el objeto de deseo de alguien antes del relato de la mujer del tal Adam.-No sé cómo me sentiría si alguien hiciese un relato erótico inspirado en mí.-Dame un par de semanas, Gabey, y te escribo lo que quieras.-respondió ella mientras sorbía torpemente de la copa, que derramó algunas gotas sobre el pecho.-Yo creo que eso es tener un problema...-prosiguió Gabe algo más serio. Bear frunció el ceño pero no protestó sobre la posición de su hermano menor, aunque bien podría echarle en cara sus últimos desvaríos amorosos y recordarle que él mismo, fue el primer Brown en idolatrar a la Ayla escritora (nunca se había enamorado de la de verdad, eso solo había sido cosa de Matt, y bueno, de él).-No es un problema.-respondió ella quitándole hierro al asunto mientras se humedecía los labios con la lengua- Es TSNR.-¿El qué?-Ya sabes, Tensión Sexual No Resuelta, como la que tenías tú con Alba.-el tono despreocupado de Ayla estaba poniendo nervioso a Gabe, quien enrojecía de rabia y vergüenza ante las palabras de la muchacha.Bear se llevó las manos a la cabeza, no sabía con cual de esos dos personajes tenía más ganas de meterles la cabeza en la fuente y no quitarla hasta que dejasen de echar burbujitas. Quizá tenía que meter su propia cabeza bajo el agua para no tener que escuchar las discusiones entre el Gabe mujeriego y la Ayla alcoholizada.-Mirad chicos, yo no quiero tener nada que ver con esto.-sentenció Lía sin apartar la vista de la pantalla-Me voy a la cama.-Anda Lía, estabas aquí...-se burló Ayla ante la indiferencia demostrada por su hermanastra durante la velada.Se despidieron de ella. Aquella breve pausa sirvió para que Gabe y Ayla bajasen los humos aunque la calma no duró mucho tiempo, porque justo cuando la muchacha acercó su tercera copa a los labios, una figura surgió de entre las sombrar. Andaba torpemente con los tacones por los adoquines, tenía el cabello largo y llevaba un teléfono móvil en la mano.-¿Ayla, estás ahí?-aquella voz femenina era sorprendentemente familiar- Teddy me ha dicho que tenías invitados, pero tu mensaje decía que viniese en seguida... ¡Oh dios mío! ¿Qué narices haces tú aquí?Gabe dio un cómico salto de su taburete y cayó al suelo de rodillas ante una boquiabierta Alba.-¡Alba! Qué sorpresa, no te esperaba hasta el lunes...-chilló Ayla alegre como unas castañuelas ante un Bear que no sabía en qué rostro fijarse.-¿Pero de qué estás hablando?-Alba se subió las gafas. Su rostro enrojecía por los nervios de aquella extraña situación. Llevaba un vestido rojo ceñido, muy bonito, con un generoso escote y una americana azul marino con detalles dorados-Pero si me has llamado tú esta mañana diciéndome que viniese inmediatamente, incluso me has mandado el billete de avión...-¡Qué alegría tenerte aquí y que reunión familiar más bonita hemos montado! Mi hermana, mi mejor amiga, mis futuros cuñados... -Ayla seguía a su rollo, dio un salto y abrazó efusivamente a su amiga. Lo cierto es, que Bear empezaba a tomarle el gusto a aquella Ayla divertida y espontanea que el alcohol hacía aparecer en lugar de aquella muchacha tímida y callada que adoraba en secreto.-Ayla, ¿qué hace Gabe aquí? Sabes que no lo puedo ni ver... Por cierto, ¿has bebido?-Ah sí, es cierto, no lo recordaba. Creo que vosotros dos tenéis mucho de qué hablar.-¿Nos vas a dejar a solas?-Gabe y su enorme cuerpo estaban escondidos bajo la mesa de madera, en una posición muy cómica, infantil y ridícula. A Bear se le escapó una carcajada al ver a su hermano atemorizado por una chica.-Ni se te ocurra señorita Ayla Niké Hurst,-Alba le puso un dedo amenazador frente a los ojos.-Está bien, está bien.-dijo ella alzando las manos en posición de rendición, por la manera en la que su cuerpo se balanceaba ligeramente Bear dedujo que el alcohol empezaba a hacer mella en ella.-Lo siento Bear,-respondió Alba tocándose el pelo para serenarse y dirigiéndose a él-siento haber sido tan maleducada. Me alegro de verte.-se inclinó hacia él y le besó en la mejilla. Su pelo largo y negro le rozó las rodillas, desprendía un suave olor a vainilla y la luz de los faroles le sacaba reflejos azulados.- ¿Cómo está tu madre? ¿Y tus hermanos? Hecho mucho de menos a Rainy, ¿le darás recuerdos de mi parte?-Rainy también te echa de menos a ti.-prosiguió Gabe levantándose torpemente y golpeándose la cabeza con la mesa haciendo que se tambaleasen los vasos de refresco y las cajas de pizza.-¿Y quién te ha preguntado a ti, pedazo de mendrugo?A Ayla se le escapó una carcajada ante el insulto de Alba. Gabe estaba rojo de vergüenza, pero con su carácter tímido y aniñado no conseguía atreverse a pronunciarse sobre aquello.-Alba, yo...-tartamudeó él.-¡A mí no me vengas con esas! ¿Qué excusa vas a intentar darme? Por una revista Gabe, me enteré por una revista. ¿Tan difícil era decirme que no querías nada conmigo? Podrías haberme llamado.-Gabe movió los labios temblorosos, una película de sudor le recubría la sien y tenía el rostro ruborizado. Alba, por su parte, ardía de rabio-Aun no he acabado contigo.-le gritó lanzándole el teléfono móvil que se rompió en mil pedazos al estrellarse contra la pared.-Eso era el móvil de empresa.-suspiró Ayla por lo bajo, aunque sin que le importase demasiado.- ¡Chicos! Aunque lo neguéis, tenéis mucho de qué hablar, y pese a que Alba no me permite dejaros solos, en realidad tengo que tratar unos asuntos muy importantes con Bear.-se desplazó lentamente hasta donde estaba el aludido y le rodeó los hombros con los brazos. Su aroma dulce mezclado con el amargo vino le inundó los pulmones y le hizo estremecerse-así que os pido por favor que nos dejéis a solas, no os preocupéis, podéis seguir con la velada en el salón del piso de arriba. Teddy lo ha dejado todo listo, hay unos aperitivos, refresco para Gabe y vino tinto para Alba, un Habla del Silencio de 2016, es de tu tierra.-le guiñó un ojo-También hemos preparado algunas almohadas y cojines por si os las queréis lanzar mutuamente mientras os insultáis.

Tierra Mojada (una historia de Alaskan Bush People)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora