Capítulo 9

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The Rests Of Her Soul

Capítulo 9

Nayeli's POV

La vida en Nueva York con Adahy era muy amena. Apenas llevaba dos semanas en la ciudad y ya me encantaba. Respecto a Adahy, bueno, él era un gran chico y, además, también se había quedado sin familiares debido a los invasores. Me contó que un hombre le acogió como si fuera su hijo y lo crió como tal. La suerte que él había tenido era que dicho hombre tenía dinero. Eso quería decir que su vida había sido plena, satisfactoria y, sobretodo, buena. Al menos en los años que él llevaba viviendo, que eran 21.

Sí, Adahy podía resultar muy joven como para vivir solo mas, la herencia de su padre le estaba durando mucho debido a sus desorbitadas cifras.

-¡Buenos días Adahy!-Saludé entrando en la cocina, de la cual salía un olor muy muy apetitoso.

-¡Buenos días Nayeli!-Saludó él también.-¿Tienes hambre?

¿Tenía hambre? ¿Qué debía contestar? Aún no sabía qué hacer ante aquel tipo de preguntas.

-Yo...-Susurré.

-Bah, qué demonios, siéntate anda.-Dijo con aire despreocupado.

Obedecí a lo que Adahy me dijo y me senté en una de las sillas que rodeaban la enorme mesa de madera que había en el centro de la espaciosa cocina. Adahy me puso un plato con huevos fritos delante junto con un poco de pan.

-Muchas gracias.-Agradecí tímidamente.

-Que aproveche, Nayeli.-Dijo sentándose frente a mí.-¿Qué te apetece hacer hoy?

-Pues no sabría qué decirte, lo que tu quieras está bien, Adahy.-Respondí, realmente me daba un poco, más bien bastante igual.

-¿Te apetece dar un paseo por Nueva York?-La verdad es que eso me gustaba mucho, mas no me gustaba decirlo debido a las malas experiencias pasadas.

-Me parece bien, Adahy.-Accedí.

-Nayeli, puedes mostrar tus emociones, ya no eres una esclava. Ahora eres libre.-Aquello que dijo me hizo recordar a aquella persona de la que "escapaba".

-Lo sé Adahy. Perdona.-Me disculpé. Él negó con la cabeza.

-No pasa nada, no te preocupes.

Asentí con la cabeza y cada cual siguió comiendo su desayuno. Una vez que terminamos nos levantamos de la mesa, recogimos los platos, los fregamos y subimos a nuestras respectivas habitaciones para arreglarnos.

La verdad es que ahora disponía de mucha más ropa que antes, tenía desde conjuntos de camiseta y pantalón, aunque sonara raro, hasta vestidos, los cuales odiaba. Siempre los había odiado. Me sentía muy cómoda usando pantalones y camisas, y no entendía por qué tenía que llevar un vestido sólo por ser mujer.

Después de mirar unos minutos mi armario, me decanté por un pantalón marrón como de ante con flecos a los lados junto con una camisa blanca de cuello en forma de v acordonada. Era uno de mis conjuntos favoritos porque me recordaba a la vestimenta que usaban los hombres de mi tribu. Sonreí melancólica sin darme cuenta. Había cosas que, por suerte, aún recordaba.

Una vez vestida, me puse unas botas y fui al baño, me miré en el espejo y arrugué la nariz. No me gustaba demasiado el aspecto que tenía mi pelo, así que me hice dos trenzas, así iba infinitamente mejor.

Finalmente, salí de allí y bajé a la entrada, donde Adahy me estaba esperando.

-Perdón por tardar, Adahy.-Él negó con la cabeza.

-No pasa nada, Nayeli. No te preocupes.-Dijo con una gran sonrisa en la cara.-Ahora, ¿nos vamos?

-¡Sí!-Exclamé asintiendo efusivamente con la cabeza.

Adahy sonrió ante aquel gesto, supongo que le pareció tierno. La verdad es que me sentía, por primera vez en muchos años, como una auténtica niña pequeña. Nunca pude ser una niña como todas debido a mi condición de esclava, así que sentía que debía recuperar todos esos años perdidos. No me importaba actuar de manera infantil ni que la gente me mirara extrañada por ello. Yo sólo quería vivir lo que se suponía que debía haber vivido.

Después de aquello fuimos hasta el corazón de Nueva York a caballo, donde pasamos la mañana. Estábamos paseando cuando vi algo en un escaparate que captó totalmente mi atención : se trataba de un colgante de plata con forma de pluma. No era ni muy grande ni muy pequeño, y portaba una pequeña gema roja en el inicio de la pluma. Aquella joya era simplemente perfecta. Me paré en seco y me acerqué al escaparate, admirando ese precioso objeto.

-Te gusta, ¿verdad?-Dijo Adahy detrás de mí.

-No...-Tartamudeé haciendo reír a Adahy.

-Espera aquí anda.-Ordenó medio riendo.

-Adahy, no...-Susurré cogiéndole de la manga. Él negó.

-Te va a dar igual, si no lo compro ahora lo compraré otro día, Nayeli.

-Pero... Adahy no lo merezco.-Dije aflojando un poco mi agarre.

-Vuelve a decir eso, y me llevo la joyería entera. Después de todo lo que has pasado, te mereces eso y mucho más Nayeli. Ahora sé buena y espera aquí. ¿O prefieres entrar conmigo?

¿Qué debía responder? Sabía que si entraba y veía algo que me gustara, se me notaría y Adahy me lo compraría sin titubear ni un segundo.

-Te espero aquí, Adahy.-Dije tras unos instantes mirando al suelo.

-Está bien Nayeli.-Accedió con una sonrisa en la cara, la cual le devolví.

Adahy entró al comercio y unos instantes después de eso vi un caballo muy familiar al final de la calle. Pero fue su jinete lo que me llamó la atención : esa capucha blanca, ese brazalete... Mierda.

Analicé mi alrededor meticulosamente, buscando una vía de escape. Tragué saliva poniendo en una balanza las ventajas y desventajas que mi huída acarrearían. No quería que Adahy me echara la bronca, y mucho menos preocuparle. Pero Connor estaba allí, y no quería por nada del mundo encontrarme con él.

Cuando Connor se bajó del caballo y comenzó a adentrarse en la calle en la que me encontraba comencé a caminar muy nerviosamente. Solo esperaba pasar por un ciudadano más y que él no denotara en mí.

-¡¿Nayeli?!-Abrí los ojos como platos al oír mi nombre y eché a correr sin mirar hacia donde me dirigía.

Corrí tan rápido como pude, pero llegué a un callejón y quedé encerrada como una rata. Con algo de suerte Connor me habría perdido de vista y no sabría dónde estaba. Lo veía improbable debido a sus dotes de Assassin, pero no perdía nada barajando esa esperanzadora idea.

Tras respirar profundo un par de veces escuché un ruido sordo detrás de mí. Tragué saliva muy tensa, no teniendo el valor suficiente para dar media vuelta. Connor me había encontrado.

The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~Where stories live. Discover now