Capítulo14

8.3K 492 61
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Leticia enfocó su objetivo con el lente de la cámara para conseguir una foto como deseaba: una hermosa pareja de gansos que estaban en el lago disfrutando con otros de su misma especie. Era una imagen perfecta y quería capturarla para inmortalizarla. Logró su objetivo y quedó en esa posición sobre el césped para aprovechar y seguir fotografiando el panorama a su alrededor. Al inicio pensó en la posibilidad de llevar a pasear a Arthur, pero sabía que no podría concentrarse en cuidarlo y que no hubiese podido hacer dos cosas a la vez. Le gustaba ir bien de mañana a tomar fotos al parque porque casi estaba vacío.

Últimamente estaba aumentando el tiempo que dedicaba a tomar fotos y a sus estudios porque le ayudaba a mantenerse ocupada y dejaba de pensar en demasía. Pero su tranquilidad no duraba mucho porque siempre había algo que le recordara a Leonel o las veces que había hecho el amor. Estaba cansada de huirle y de inventar cualquier excusa para no acompañar a sus amigos hasta el final de clases e irse a su casa juntos como era la costumbre. Dos semanas había sido suficientes para sentirse cansada emocionalmente. Lo había bloqueado en su teléfono y eso pensaba que lo detendría pero no fue cierto. «Habían hecho el amor y al menos se merecían hablar» pensaba mientras seguía buscando nuevas fotos.

Esa mañana mientras había recibido otra de las llamadas decidió de una vez por todas hablar y poner las cosas claras entre los dos. Todo había cambiado desde ese día a pesar que se engañaba diciendo que las cosas seguirían igual. Se sentía culpable cuando hablaba con Lucas y por eso había disminuido sus conversaciones inventando miles de excusas. Había momentos en los que quería confesarle o poner fin a lo que ellos tenían -fuese lo que fuese-, pero no se atrevía. Luego recordaba que ella podía hacer con su cuerpo lo que quisiera tal como él de seguro lo hacía allá.

Dejó de pensar en Lucas cuando se fijó que Leonel venía caminando hacia ella, sus manos empezaron a temblar pero aun así se atrevió a enfocarlo y tomarle algunas fotos mientras caminaba. Tenía que reconocer que se veía demasiado atractivo, esa forma suelta y erguida de caminar era loable y trató de ocultar la sonrisa estúpida que tenía al volver a verlo. Se compuso y pensó que de nada ayudaba a poner sus pensamientos en orden si empezaba a fijarse en su porte o en ese cabello oscuro que tanto le gustaba. Se imaginó que recién se despertaba como había afirmado al decir que la llamó apenas despertó porque ella era su primer pensamiento y un cosquilleo en su cuerpo se instaló cuando recordó que deseaba verla. Venía abrigado porque la mañana estaba fría, demasiado fría y eso lo hacía ver más atractivo.

Leonel caminó hacia Leticia pero en realidad lo que quería era correr a su encuentro. Había sido las dos semanas más largas de su vida y odiaba que ella ejerciera tanto dominio sobre él en tan poco tiempo. Por más que pensaba llegaba a la conclusión que no solo era porque se había entregado a él sin reservas siendo virgen, sino que anhelaba tener otra vez su cuerpo.

Recordaba que cuando llegó a su casa después de haber hecho el amor con Leticia no pudo dormir en toda la noche y no pudo pensar en nada por mucho tiempo que no fuese la inocencia de la piel de Leticia. Jamás imaginó que ella fuese virgen porque incluso pensó que ya había estado con Lucas, ni tampoco creyó posible que ella se entregara a él con tanta determinación. Había llegado a la conclusión que Leticia le gustaba y que era un gran error porque se estaba adueñado de la mujer de su hijo, pero a esa altura era imposible contener ese deseo desde que la vio desnuda en la habitación de Luna.

La inocencia de tu piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora