Veintidos.

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Analizando aún lo que escuchó hace unos momentos, Liam tomó asiento en el medio de los alfa, rubor coloreando sus redondas mejillas por haber sido descubierto. Callosos dedos quitaron los mechones que cubrían su rostro, permitiéndole ver con brillantes ojos al pelinegro. Pasó su rosada lengua por sus labios, humedeciendo la carne a su paso y creando una imagen de lo más erótica en la mente del de ojos pardo.

Sacudió la cabeza, regresando a la realidad, no tomó importancia de la mirada de advertencia en el rostro del hombre más grande, tomó con delicadeza las pequeñas manos del omega.

—La decisión está en tí, pequeño. ¿Te sentirás cómodo conmigo a tu alrededor todo el tiempo?

Puso una máscara de neutralidad, para de esa forma no demostrar su desilusión si es que el chico de rizos rebeldes lo rechazaba; a pesar de tener conocimiento sobre sus sentimientos, su animal interior y él mismo se sentían aún inseguros.

Sin embargo, cualquier duda que pudiera haber almacenado se vió disuelta por el asentimiento frenético que le siguió a una deslumbrante sonrisa.

—Bien, entonces acepto.—A duras penas consiguió quitar la mirada de su cachorro para ponerla sobre Kay, a tiempo para ver el gesto de afirmación.

—Entonces serás bienvenido. Y espero que ésta vez cumplan con la norma— señaló a los dos.—Cada quien tiene su habitación, cuando hayan terminado su acoplamiento, podrán usar la habitación principal.

Las mejillas de Liam se incendiaron, acoplarse con su alfa, con el chico moreno que hace semanas atrás no compartía mirada o el mismo oxígeno.

Un suspiro salió de lo más profundo de su pecho y sin dudarlo, se trasladó al regazo de Zayn y cubrió las cerezas mejillas con las mangas de la pijama.

—Creo que le gusta la idea—murmuró enterrando los dedos en los rizos indomables, deleitándose con la suavidad y el brillo.

—¿Cuando crees que estés listo?— Kay ignoró los cariños depositados en su hermanito, controlando ese volcán de celos que está a punto de estallar.

—Afortunadamente en dos semanas es fin de mes—Liam bajó de sus piernas y corrió por su tazón de cereal a la cocina.

—Vale, entonces Li estará contento de ayudar a limpiar la habitación de invitados— palmeó la mesa y se levantó, recogiendo su mochila del piso. —No olvides, cuando reclames a Liam podrán usar la principal. Todo el tiempo que necesites.

—Gracias— Zayn aceptó la mano que el mayor extendió hacia él—, pero cuando eso suceda, tendré un lugar en donde podamos vivir.

Kasey no tenía ninguna duda, si Zayn era capaz de mantener su impulso de violencia por su hermano, el chico era más que capaz de encontrar un buen trabajo para darle un hogar decente a su omega, y mantenerlo en suaves algodones como ha hecho hasta ahora.

...

El fin de semana pasó más rápido de lo que ellos hubieran querido. Durante los dos días no se habían separado más que para lo necesario.

Zayn miró una vez más el llavero que ahora adornaba su juego de llaves, una sonrisa extendiéndose por su rostro sin darse cuenta. Liam había perdido el interés en su desayuno y mejor prestó toda su atención en el alfa frente a él, sintiendo calidez en su pecho por provocar tan hermosa sonrisa en el hombre.

—Vamos a clases, bonito— Liam saltó con la mochila en su espalda, haciendo sonar los llaveros un montón y provocando una risilla tierna.

Tomó la mano que Zayn le ofreció y ambos salieron de casa, subieron al auto y partieron al instituto. No esperaban más que llegara la tarde para avanzar más con las cajas de mudanza, Zayn no tenía muchas pertenencias en el departamento donde vivía, pero sí en el almacén que rentaba a las afuera de la ciudad.

La calma del alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora