Capítulo 1

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Alice Brenden

Es como si estuviese contando una pesadilla, no tan sólo un mal recuerdo, sino el único recuerdo que realmente podría definir como "malo". No estoy tan segura de sentirme mal por eso, pues, hoy no sería la misma sin haber vivido antes.

Creo haber escuchado muchísimas veces "Al mal tiempo buena cara", pero ¿cómo lo haces cuando estás entre cuatro paredes? ¿cuándo no llevas un paraguas escondido para protegerte de la tormenta? Hay veces que hasta la persona que creías menos apropiada para ayudarte puede salvarte del infierno en el que te encuentras, o puede ser al revés, tú puedes salvar a alguien de un infierno interno o externo, con pequeños detalles, por eso, no dejes de sonreír.

Como de costumbre, esa mañana desperté antes que papá y Liam. Intenté ser rápida en el baño batallando con el champú y el acondicionador, luego con el secador de cabello y las toallas. Y así intentaba ser cada mañana, ya que Liam, mi hermano, comenzaba a fastidiarme porque "No quiere llegar atrasado a la universidad", claro que, si así fuera, se levantaría una hora antes que yo, pero de todas formas intento entenderlo y quererlo con sus decisiones y rarezas.

Desayuné junto a los dos mientras mi madre seguía durmiendo con mi hermana pequeña.

—No entiendo por qué tardan tanto en el baño —expresó papá mientras miraba el periódico en su teléfono, siempre lo hacía, cada mañana mientras bebía un tazón enorme de café.

—Alice —respondió mi hermano. Luego me observó y negó con su cabeza burlándose.

—Liam debería levantarse mucho más temprano que yo —rodé los ojos.

Liam rio de mí y luego me lanzó un beso para molestarme. Mi padre nos quedó mirando por unos segundos y levantando las cejas tipo "no los entiendo" expresó:

—Voy atrasado. Nos vemos en la tarde —se puso de pie y tomó su chaqueta.

Se despidió de ambos con un beso en nuestras cabezas y luego salió casi corriendo de la sala. Me quedé mirando a Liam por unos segundos con mis ojos entrecerrados para fastidiarlo, pero él no me dio demasiada atención.

—Deja de observarme y ve a lavarte los dientes porque te iré a dejar a la escuela —dijo mientras se ponía de pie.

—Está bien —sonreí.

Rápidamente me cepillé los dientes y luego vi a mi hermano salir de casa con los cascos en sus manos y con su típica actitud indiferente, es tan gracioso. Liam es mayor que yo por dos años y está cursando su segundo año universitario. Todas las chicas a las que conozco, incluso algunos chicos lo adoran por "su apariencia", pero yo todavía no lo comprendo. Siempre llega a casa con regalos de diferentes pretendientes o, a veces, hay algunas que le ayudan en todos los trabajos que debe hacer. Sin embargo, mi hermano no toma demasiado en cuenta a las chicas si ellas buscan una "relación estable". Creo que Liam sólo está a favor de divertirse.

Salí de casa cerrando la puerta a mis espaldas, caminé hacia la moto de Liam y de un salto me subí detrás de él.

—Ten —me tendió el casco, me lo puse y luego lo abracé con fuerza —deja de asfixiarme —gruñó.

No sé cómo, pero llegué sana y salva a la entrada de la escuela. Nada era peor que tener las piernas temblando.

—¡No entiendo cómo papá te regaló una moto! —exclamé mientras que, con desesperación, me quitaba el caso y casi se lo lancé en el abdomen.

Él rio mirándome —deja de ser tan dramática y miedosa, no sé por qué lo sigues siendo, siempre te traigo a la escuela en moto.

—¡Y es que aún no te das cuenta que puedes matarme!

SECUESTRO. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora