Capítulo 23

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DOMINIK.

-Te he estado buscando durante las pasadas dos horas. ¿En dónde carajos te habías metido? -la voz recriminante de Joe resuena a través de las paredes de mi oficina. Estiro mis piernas por debajo del escritorio, y aflojo los primeros dos botones de la americana.

Joe me mira con enfado a la vez en la que busca situarse en la silla frente a mi escritorio. Tiene un par de gafas al estilo aviador sobre los párpados, los cuales arrastra sobre el puente de su nariz hasta su cabeza para mostrarme una fulminante mirada avellana. Hago una mueca, y aparto los folios que tengo sobre el escritorio para poder inclinarme sobre la silla.

-¿Por qué la urgencia, Grimm? -interrogo, restándole importancia. Bajo mi mirada a mi muñeca para contemplar la nueva figurita en tinta que se encuentra plasmada en mi piel. Mi corazón da un respingo al recordar el día de ayer.

-Solo quiero ayudarte, Drac. Sin embargo, me parece que tengo más interés en el asunto que tú -me espeta, clavando sus codos sobre el escritorio.

Meneo la cabeza, y llevo una mano a mi mentón. Desde que descubrimos que Robert Sullivan podría no estar muerto-lo cual es un hecho-, no hemos parado de indagar sobre sus posibles paraderos. Es imposible que se encuentre en otro país, mucho menos, sabiendo que su hija está siendo acosada por algún personaje cuyo filtro desconocemos. No pienso dejar que Sullivan corra peligro, no mientras me quede hasta el último aliento.

Joe me mira, relajando los hombros para bajar la tensión en la oficina. El es temperamental, siempre ha sido de esa manera. Es insoportable.

-¿Has hecho algún descubrimiento del cual deba saber? -indago, sumergiendome en la solemnidad del asunto. Joe niega con la cabeza, pero se lleva las manos al rostro con cautela.

-Delegué el caso a dos de mis agentes más confiables; se supone que deberán deducir los movimientos que ha hecho Robert durante los últimos días, y... -se detiene mirándome fijamente. Está pensando en las palabras correctas para informarme sobre algo, pero no entiendo para qué tanto análisis.

-¿Y?

Joe suspira, apartando las gafas de la corona de su cabeza para jugar con ella entre sus dedos. Comienzo a preocuparme, pero el permanece en silencio aumentando mis nervios.

-Su último reporte fue del día de ayer -me dice arrastrando las palabras como si se tratase de una catástrofe la noticia. Joe asiente, desviando su mirada hacia mi muñeca, y dejando de jugar con sus accesorios-, fue visto por última vez en una casilla telefónica en una gasolinera en la vía estatal -finaliza.

-¿Lo siguieron? ¿tienen idea de en dónde se encuentra?

Joe niega con la cabeza, y me mira con preocupación. Su estado de alteración comienza a contagiarme.

-No iba solo. Había una chica en el vehículo, mis hombres me han dicho que, probablemente, se trate de la señorita Amber Sullivan -dispara.

Meneo la cabeza con confusión. Es, técnicamente, imposible que Sullivan sea esa chica. La dejé en su casa anoche. La vi encender la luz de su apartamento. Estuve durante quince minutos en el estacionamiento delantero del edificio para asegurarme. No puede estar hablando de Amber. No puede ser verdad.

-¿Cuándo sucedió? ¿por qué no me avisaste, maldita sea?

Me coloco de pie, y el hace lo mismo, elevando sus brazos para calmarme. Por instinto, comienzo a dar vueltas en círculos alrededor del escritorio. Ella debe estar bien. Ella ni siquiera tiene idea de que su padre está vivo.

¿O si lo sabe?

Introduzco una mano en el bolsillo de mis pantalones para extraer mi teléfono, y marcar a su número. Marca durante cuatro tonos, y finalmente, me envía a la contestadora. La sangre se mezcla con los nervios, y soy incapaz de procesar lo que está sucediendo. Si Joe no miente, y los agentes de Joe no mienten, debo hallar la manera de encontrarla. El no pudo haberla secuestrado.

DOMINIK© [2]✔Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang