#8 Flores

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El cuerpo de Armin brillaba con muchísima intensidad. Sun tuvo que apartar la mirada porque no podía mantener los ojos abiertos, era como mirar al Sol, aunque ella solo lo había visto un par de veces.

Armin se desmaterializó en un instante. Un segundo después, apareció frente al caído que quería matarlos.

Todo pasó muy rápido. Después de ver aquello, Sun tuvo que frotarse los ojos varías veces para comprobar que no estaba teniendo alucinaciones. Lo había hecho desaparecer. En cuestión de milisegundos, el caído se había esfumado. Armin había posado su mano sobre el pecho del caído antes de que este pudiera reaccionar y en ese mismo momento su cuerpo había dejado de existir. Dejando en su lugar una pequeña nube de chispas violeta.

─¡Vamos Sun! ¡Tenemos que salir de aquí! ─gritó Armin mientras le tendía la mano a la niña.

Sun, sin darse cuenta, se había encogido hasta el punto de hundir la barbilla entre las rodillas, pero no tardó en reaccionar. Gateó un par de metros hasta poder ponerse de pie junto a Armin. La imagen del chico, que se había convertido en un ser luminoso capaz de desaparecer y hacer desaparecer a otros, asustaba un poco a Sun, pero llegados a ese punto su capacidad de sorpresa ya estaba bastante mermada. Por un instante sintió miedo antes de tomar la mano del joven, pero finalmente lo hizo, cerrando los ojos y escondiendo el cuello entre los hombros. Ella no desapareció como el caído. La mano de Armin no era ni cálida ni fría, no era ni suave ni rugosa, se sentía como no agarrar nada, pero esa "nada" apretaba su mano con fuerza. Sun no había sentido nunca algo parecido en su vida, era agradable.

─No sabemos si hay más, tenemos que avanzar con mucho cuidado a partir de ahora.

Armin, sin soltarle la mano, la acompañó hasta la salida. La luz solar les golpeó el rostro a ambos y Sun achinó los ojos, molesta.

Estaban en una especie de bosque. Árboles de tronco grueso compartían la escena con pequeños arbustos y enredaderas que repartidas por el suelo habían trepado hasta las ramas de los árboles y se arremolinaban sobre sus cabezas. El suelo estaba cubierto por un lecho de hojas secas y no tan secas.

De pronto, un sonido proveniente de algún lugar a su izquierda hizo que se sobresaltarán. Del interior de unos matorrales surgió de un salto una pequeña criatura recubierta de pelaje gris, se quedó quieta un instante y luego prosiguió su camino dando brincos y perdiéndose en el bosque en cuestión de segundos.

─¿Eso era lo que yo creo que era? ─Sun no salía de su asombro.

─Si crees que era un conejo, sí, lo era ─respondió Armin con rapidez, luego hizo una pausa, mirando a Sun con compasión─ y por poco me da un infarto, podría haber sido uno de ellos, tenemos que apresurarnos y salir de aquí. Antes o después vendrán a buscar a su amigo.

─¿Y mamá? ─Sun soltó la mano del chico y dio un paso atrás, hacia el túnel. 

La niña sentía de repente un fuerte nudo en el estómago, tanto que incluso tenía náuseas. Llevaban horas alejándose del corazón de Randa, pero hasta ese momento, no había sido algo definitivo. Alejarse del túnel era dejar atrás a su madre para siempre. Era decir «no» voluntariamente a la persona más importante de su vida. Mientras recorría los túneles junto con Armin, se había formado un plan mental en el que esperarían a su madre una vez llegaran a la salida. Esperarían lo que hiciera falta hasta que ella consiguiera escapar, y huirían juntos, reharían su vida en otro lugar. Era algo lógico y evidente. «¿Cómo puede Armin siquiera plantear la posibilidad de irse sin ella?».

─Elli... tu madre estará bien ─se agachó junto a la niña, apoyando las palmas sobre sus hombros─ sabe cuidarse sola, es muy valiente, como tú.

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⏰ Last updated: Jun 23, 2018 ⏰

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Era Oscura | DestinyWhere stories live. Discover now