Capítulo 27

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MARATÓN 3/3

— ¿Shawn? — dije mirándolo fijamente
— ¿Valentina?— dijo acariciando mi rostro

Sin importarame nada lo besé. El tomó mis caderas y siguió el beso. Fue un beso tan intenso como el último que recordaba. Sus labios tenían aquél sabor dulce que me volvía loca.

En eso recordé a Lukas.

Me separé de Shawn y me largué a llorar en sus hombros. El también lo hizo.

— te extrañe mucho — dijo entre sollozos
— yo también, Shawn. Yo también— le dije para luego darnos un corto beso.

Le sonreí y el me devolvió la sonrisa.

— pero que mierda — dijo una voz a nuestras espaldas
— Milagros, yo... — dijo Shawn intentando encontrar las palabras correctas
— ¿tú qué? Primero dices que me amas y luego te encuentro muy cómodo besando a esta— me miró de arriba a abajo — esta puta — mis ojos se abrieron con indignación.
— no hables hací de ella, Milagros. No te lo voy a permitir — dijo tomando mi mano.
— okey. Voy a actuar como si no hubiera pasado nada — dijo acomodandose el vestido— ahora, tú — dijo mirándome — vete.
— ¿Disculpa? — dije ofendida — ¿Quién eres tú para echarme de mi propio trabajo?— reí
— la novia del chico al que acabas de besar. Y tú ¿Quien eres, mugrosa?
— mucho gusto. Mi nombre es Valentina. ¿Shawn nunca te habló de mi?— dije victoriosa. Los ojos le quedaron como platos.
— no, nunca me habló de ti — miré a Shawn con desepcion
—acaso alguna vez le dijiste que lo llamé más de una vez. ¿O solo hiciste como si nunca hubieras hablado conmigo?— Shawn nos miraba confundido.
— espera. ¿Qué? — dijo de repente
— Shawn, yo... — Shawn la interrumpió.
— Valentina me llamó y nunca me lo dijiste — La expresión en su rostro era desconcertante — sabías lo mal que estaba. ¿¡POR QUÉ NO ME LO DIJISTE, MALDITA SEA!?— dijo levantando la voz.
— porque te amo, Shawn — dijo para luego besarlo.

Limpie una lágrima de mi cara y salí corriendo hacia la calle sin rumbo alguno.
Escuché muchos pasos y gritos a mis espaldas.
Me saqué los tacones y corrí más rápido. Quería desaparecer.

Corrí y corrí, hasta llegar a un parque.
Me senté en un banco que se encontraba frente a un pequeño arrollo. Tenía frío, tenía sueño, tenía hambre. Tomé mi celular y llamé a Lukas. Él no contestó.
Mi teléfono comenzó a sonar. Puede ver que él que me llamaba era Sebastián. Contesté.

— hola, Sebas — dije entre sollozos. — ¿Puedes tomar mi auto y venirme a buscar? Tengo mucho frío— dije.
— claro, lo haré. ¿Las llaves? — preguntó.
— están en mi bolso. Por favor, ven solo.
— espérame. Estoy en camino— dijo para luego colgar.

Me recosté en aquél banco y cerré mis ojos.

Desperté en mi cama. ¿Todo había sido un sueño? — gracias a Dios — pensé.

En eso entra a mi cuarto Rocío. Se sienta junto a mí y me abraza.

— Gracias a Dios estás bien — susurró — pensé que también te iba a perder — dijo para luego separarse de mí
— ¿De qué hablas?
— anoche, tu compañero de trabajo te encontró desmayada en un banco de una plaza. Estabas temblando y tenías fiebre. Pero estás aquí con nosotros. Eso me alegra.
— ¿Shawn? — pregunté
Rocío comenzó a ponerse inquieta — ¿Shawn? El ya se fue — dijo
— ¿se fue? No lo puedo creer — dije antes de largarme a llorar.
— no llores, boba. Se fue a la fermacia — dijo para luego ponerse a reír.
— estúpida — dije golpeando su cabeza. Ella seguía riendo
— ¿Por qué fue a la fermacia?— pregunté confundida.
— fue por unos medicamentos que te recetó el médico
— ¿Vino el médico? Que exagerados que son ustedes— reí
— somos exagerados porque te amamos— dijo Lukas enterando a la habitación.
— buenos días, amor — dije
— buenos días, hermosa — dijo dándome un corto beso.
— él y Shawn...— le dije de modo casi inaudible a Rocío
— cree que son mejores amigos — me dijo de igual modo.
Le sonreí a Lukas
— ¿conociste a Shawn? — pregunté
— si, me cae bien — dijo sonriendo.
— me alegro — le devolví la sonrisa
— se ve que te quiere mucho. Estuvimos hablando y me dijo maravillas de ti que no conocía. se ve que se tienen un gran afecto.
— si, lo amo demasiado. Digo, como amigo. No te pongas celoso — dije con torpeza.
— yo sé que eres mía. No tengo de qué preocuparme — dijo. Yo solo tragué saliva.

— esto no es un sueño — dije luego de que Lukas y Rocío me dejaran sola.

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