rancio ; wos

06

Mi cabeza permanecía apoyada en el hombro de Valentín, mis manos sostenían una manta que a momentos la ocupaba para tapar mi visión de la película, provocando su risa.

—No podés ser tan miedosa —habló—. Yo te vi re decidida al poner la peli.

—Silencio, gil —dije y agarré sus labios entré mis dedos para callarlo, sin quitar la vista de la pantalla. Su mano se posó en la mía para zafarse de mi agarre, la sostuvo un momento y comenzó a acariciarla con el pulgar.

Lo miré en medio de la oscuridad, solo la luz de la pantalla nos iluminaba y pude ver cómo él también me observaba.

Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración mezclarse con la mía, cuando terminé yo por juntar nuestros labios. Valentín respondió enseguida, besándome de manera desesperada.

Mis manos se guiaron hasta su cabello y lo tironeaba ligeramente. Su lengua se hizo paso en mi boca, llenándome de una cálida y chispeante sensación que disfruté en mis adentros.

Me senté encima suyo y desvié mis labios, primero a su mandíbula, para luego bajar a repartir besos y lamidas en su cuello. Valentín soltaba suspiros mientras acariciaba mis muslos, una de sus manos palmeó mi culo, haciéndome sobresaltar y abrir los ojos. Alejé mis labios de su piel y apoyé mis manos en su pecho.

Me miró boquiabierto, tenía el pelo desordenado y respiraba con dificultad.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—Um, yo —intenté hablar—. Esto no está bien.

—¿No está bien? —acarició mi mejilla— ¿Hice algo que no te gustó?

—No, no, vos estás bien. Muy bien —recalqué.

—Entonces, decime —susurró y depositó besos en mi cuello.

—Nosotros —me separé y lo miré a los ojos—. Ahora. No está bien, perdón.

Me levanté de sus piernas y me senté a su lado. Cubrí mi cara con ambas manos; sentía vergüenza y culpa, sin embargo también sentía pasión, y quería seguir el momento pero mi conciencia lo había arruinado completamente.

—Podés contarme, Colo —Valentín sacó mis manos de mi rostro y me encontré con sus ojos azules.

—Necesito estar sola —tomé sus manos—, por favor.

Tensó la mandíbula y asintió. Observé cómo agarraba su celular y billetera y hacía camino a la salida. Lo seguí por detrás y le abrí la puerta.

—Perdón —dije con pena—. Te llamaré y quedamos para otro día, ¿ya?

—Dale —su rostro se iluminó con una sonrisa y le devolví otra—, pero ¿todo bien?

—Todo bien, posta.

Asintió, dejó un beso en la comísura de mis labios y cerró la puerta.

Me apoyé en la puerta de espalda y suspiré. Me sentía culpable; hace unas horas sufría por mi "ex algo". No podía andar chapando con otros minos al mismo día. Pero no podía negar que me había encantado.

[...]

—Boluda, ¿y tiraron? —preguntó Mane desde el otro lado de la línea.

Rodé los ojos; llevábamos una hora hablando y no superaba mi momento con Valentín. Y eso que yo la llamé para hablar sobre mi "ruptura" con Franco.

—Que no, la concha de la lora —respondí—. Y ese no es el punto, tarada.

—Bueno, pero Franco es un pelotudo y listo —calló unos segundos y agregó—. Y Valentín está buenísimo.

—Sí, es lindo —admití—. Pero Franco, boluda.

—Cerrá el orto, Colomba Suárez —habló—. El finde escabiamos y ni te vas a acordar de ese gil.

—Depende si hay muchos exámenes. Debo estudiar —me excusé.

—Ahí me decís —dijo— Bueno, te dejo. Nos vemos mañana, belleza.

—Nos vemos, pelotuda —tiré un beso y corté.

El resto de tarde me ocupé de algunas tareas para la universidad; era mi primer año y debía comenzarlo de manera correcta.

Daban las 10 y media cuando me fuí a la cama. Conecté mi celular, empecé a revisar las fotos de mi galería y unas en los destacados llamaron mi atención.

Eran fotos antiguas que tenía junto a Franco. Con un suspiro lleno de nostalgia las eliminé.

No necesitaba más recordatorios de lo que sentía por él, siendo que él no sentía lo mismo por mi.

En eso el celular vibra en mis manos, avisando que alguien me mandó un mensaje.

"Valentín

Pese a lo que te haya ocurrido, no me arrepiento de lo que pasó hoy 22:48pm

Lo repitiría una y mil veces 22:49pm"

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hace rato quería agregar fotos je
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