Jack es un estudiante universitario algo antisocial, que lastimosamente nada sale como el quiere.
Por culpa de compañeros que lo odiaban, sufre un accidente y es trasladado a otro mundo, pero, para su mala suerte, este mundo es aún más problemático...
Me desperté muy temprano, quería intentar hacer un plano sobre la reconstrucción, pero antes debía revisar si los ciudadanos estaban de acuerdo y como era la ciudad en si.
Así que me vestí con rota de aventurero y me dirigí a la ciudad, no desperté a Anna ni a Layla pero les deje una carta donde les explicaba lo que había ido hacer.
En parte de la carta le pedí a Saríah que llamase a todos los magos de tierra y agua que hubiesen en la ciudad y si era posible en todo Lanfeld.
Salí tan rápido que ni los guardias me percataron de mi.
El cielo estaba azul, se sentía la humedad en el ambiente y el frío calaba los huesos.
Inicie mi caminata. Las calles estaban echas de arena y piedra, así que cuando pasaban los caballos, todo se llenaba de polvo, además, que había caca de caballo en toda la calle, excepto en la vereda.
Bueno si así se le puede llamar a un poco de tierra limpia.
Cuando llueve aquí, como deben terminar estas pistas? Quien se encargara de limpiar lo?
Aun estaba algo oscuro, así que me pude percatar que las personas sacaban una lampara con piedras de luz, las cuales colocaban en su segundo piso o en la bisagra de la puerta de su casa, y así iluminaban los caminos, ya que no habían farolas.
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A lo lejos se oía las voces de personas gritando : Se vende pan....!!!!! Pan recién horneado!!! Pan calentito!!!
Seguí avanzando, estaba acostumbrado a ver a esas horas a los niños salir de sus casas para ir al colegio, pero aquí aun no había nadie en las calles.
Alicia me comento que solo gente rica e influyente pueden estudiar, o aquellos que se hacen discípulos de alguien con estudios o habilidoso.
Al poco tiempo pude ver niños que salían con canastas. Habían posetre dentro de ellas, rosas, trapos, comida, parece que las vendían.
Ni bien salio el sol, las ventanas de las casas se abrieron, las mujeres sacaban sus frazadas y las sacudían, algunas salían y echaban agua a las veredas.
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