3.Más bella que está cordillera

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- ¡Quite de hay Valencia! -exclamo el guardia

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- ¡Quite de hay Valencia! -exclamo el guardia.

- ¡Dichosos los ojos que lo ven Don Jeremías!-gritó el joven, acercándose a la caseta.

-¿Esta sordo o qué? quítese de hay que lo van a atropellar-volvió a decir el viejo.

Escuchando lo ultimo giro su rostro hacia atrás logrando divisar a una camioneta que se dirigía a su lugar, por reflejo se alejo lo suficiente como para evitar al automóvil y salvarse. El conductor se detuvo en frente de la cerca del lugar para bajarse.

-¿Esta loco joven?, casi lo mato -gritó la voz femenina-. Además ¿qué hace aquí?

-Venia a confirmar el recorrido con Don Jeremías, la familia va a reunirse y pensamos en tener un recorrido por el lugar -respondió.

-A su familia no la entiendo, todos los años vienen a reunirse y siempre vienen aquí. No se que esperan encontrar si nada a cambio'.

El chico sonrió moviendo su cabeza en forma de negación, le causaba gracia que esa mujer siguiera sin comprender la tradición familiar, el pueblo era pequeño y la mayoría de sus habitantes eran miembros de la familia Valencia. Todos los años durante mitad del mes de junio y principios de julio toda la familia se reunía en el salón de eventos o La casa Valencia donde, se comenzaba la reunión con fiestas, siendo en los demás días eventos organizado por los familiares residentes del pueblo, al igual que la tradicional visita al "Área Natural Única Los Estoraques".

-¡Valencia!- gritó el guardia-. Venga, para acabar con lo del recorrido. -finalizó el hombre.

Noah avanzo tranquilo pero con algo de cuidado, ya que no quería volver a encontrarse con otra camioneta que terminará esta vez con su vida.

(...)

- ¡Claudia podes dejar quieto al perro!- exclamó Ramona. La niña Claudia estaba usando al perro para asustar a la pequeña Gabriela, quien al igual que su madre temía de estos animales.

Como si se tratase de muñeco Claudia llevaba al perro en brazos dejando que sus patas colgará señalando al suelo. Con algo de atención se podía oír gemir al cuadrúpedo, la pequeña Gabriela se encontraba llorando a varios centímetros de la niña Claudia, clamando por su madre y que todo se detuviera.

Estrella la madre de la niña ni se encontraba en ese momento en la casa, estaba en el hospital relevando al padre de Camila. La criada harta de las tonterías de Claudia, bajó y tomó con fuerza el brazo de la niña asiendo que se sorprendiera y dejara de correr, arranco al perro de sus manos- a lo que el perro huyó- y se llevó a la niña hacia la cocina.

Para ese momento Camila había despertado, solo logrando ver como Ramona hechando humo, llevaba a Claudia a la cocina. Dió una pequeña risa que Claudia logró escuchar, provocando que la mencionada con la mirada la quisiera matar.

Caminaba hacia el patio, y curiosa por saber la razón del regaño, cuando su pequeña prima subía llorando por las escaleras. La pequeña al verla se lanzó en busca de consuelo, mientras que el perro aterrador en el jardín jugaba con las mariposas que se depositaban allí.

Al verlo Camila sonrió, le causaba gracia que la pequeña tuviera miedo de aquel animal. Apartó un poco a la niña para verle los ojos, limpiarle las lágrimas y pellizcar con ternura las mejillas regordetas.

La tomó en brazos y bajó con ella hacia el patio. Gabriela al darse percatarse de esto comenzó a protestar.

-¡No! -exclamó -¡Camila bajamé!
La mayor no hizo casó a sus gritos y siguió su camino. El perro al verla a la chica corrió inmediatamente hacía su dirección.

-¡Drako!, Ven aquí pequeño. -llamó Camila, 'pequeño' era el apodo que le puso, pero este no le hacía justicia debido a su tamaño.

El perro lo que hacía era pasarse entra las piernas de la chica, y lanzando un ladrido de vez en cuando. Gabriela estaba con su cabeza hundida en el cuello de su prima, con sus manos jalaba ocasionalmente la camiseta de Camila por la impresión y miedo al sentir al perro cerca de sus piernas.
-Ya calmate, solo esta jugando - aclaró- Te voy a ayudar a superar ese miedo.

-No quiero -dijo levantando la voz, pero que solo se escucho como un simple comentario debido a que el sonido era apagado por la cercanía al hombro de la mayor.

Sentó a la pequeña en un tronco que había en el lugar, al igual que evitaba que Drako se le acercara. Lo tomó y lo puso en su regazo al sentarse junto a la niña, sosteniendo lo firmemente para evitar que se escapara.

-Acariciarlo -ordenó. La pequeña dudosa de hacerlo mantenía su mano a una distancia prudente del animal.

-Gabriela, hazlo -dijo nuevamente modificando el tono de voz para que se escuchara más autoritario. -Sólo mira como se calma.

Procedió a tranquilizar al inquieto cachorro con suaves caricias sobre su lomo. El pequeño animal que al sentir el tacto de su dueña dejó de ladrar y tratar de jugar para quedarse quieto y acurrucarse en su regazo. Gabriela veía como su prima tenía dominado al cachorro con afecto transmitido a través de cada rose.

La niña curiosa pero a la vez con temor acerco su mano muy despacio, temiendo que en algún momento el animal despertara de su estado pasivo. Cuando sintió el pelaje del animal se tenso al igual que el perro, sin embargo este último se tranquilizaba con rapidez por las caricias. La menor imitaba la acción de la adolescente tensa aún por su temor; pasaron los segundos y poco a poco su miedo se disipaba.

(...)

-Bueno muchacho ¿así que da esto entonces? -dijo don Jeremías.

-Sí, señor. -Noah contestó con una sonrisa, que pronto se disipó de su alegre rostro.

-¿Qué le aflige Valencia? -preguntó el guardia notando la preocupación del chico.

-¿Cree que le vaya a gustar, don Jeremías?

-¿Se refiere a su novia? -dijo dejando al chico confundido.

-¿Que? -dijo incrédulo-. No, no estoy hablando de Fernanda. Me refiero a Cami. -bajó la voz al decir lo último acompañado de un leve sonrojo.

Don Jeremías cuya audición era como la de un murciélago logró escuchar el nombre de la joven a la que con tanta vergüenza había nombrado el joven. Le miro algo confundido por unos instantes para luego cambiar su semblante en uno serio.

-Oiga -exclamó-. ¿No me diga que la niña Camila lo trae de esa forma? -preguntó especulante por la situación de Noah.

-Ay don Jeremías no sabe lo duro que es-avergonzado por la mirada del viejo aparto la mirada -Me destroza el hecho que sea algo prohibido pero, como culpar al corazón.

Se sentía quemarse vivo y aparentar que todo estaba bien, estaba más que enamorado de la chica. "Confiesa le tus sentimientos" le gritaba su consciencia, "...de los cobardes no sea a escrito nada, ¿permitiras que alguien te la quite?..."no quería que eso sucediera pero, ¿qué podía hacer? Su familia lo mataría antes permitir que algo como eso sucediera. Él o tal vez ella serían enviados a otro lugar para que esas ideas fueran reprimidas. Por miedo era que tenía una novia pero, no era a quien amaba. Quería a Camila, a su amor de toda la vida a su lado, a esa chica indiferente con la que sentía que el mundo se detenía, a su amiga, la joven más bella de la existencia, a la que cuya belleza era casi tan semejante a la del bello paisaje de aquella zona natural, el cual quedaba en segundo puesto ante ella, su prima.

Ai ajuns la finalul capitolelor publicate.

⏰ Ultima actualizare: Aug 08, 2019 ⏰

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