S39

8.8K 596 17
                                    

La suelto para levantar los brazos y declararme inocente. Aún seguimos ambos en pie.

Cuando noto el brillo especial en los ojos de Marina bajó los brazos y la observó detenidamente, tan cerca como estamos el uno del otro. Delirando en mi interior por si debo o no comérmela a besos por todas partes en este justo momento.

Marina que ha estado sonriendo hace desaparecer eso tan agradable cuando me ve mi mirada intensa, seria y casi aterrada en mis ojos. Me pone una mano en el pecho y siente como me late el corazón.

— ¿Qué hay, Alberto? ¿Qué pasa? —pregunta.

—No lo sé creo que eres tu...—frunzo el ceño.

Me sonríe débilmente, con dulzura y deja que me le acerque a la boca entregándose al perfecto beso durante un largo y ardiente momento. Luego se aparta y se lame los labios.

—Sigamos—digo después.

Pero en cuanto comenzamos a movernos de nuevo, un pie de Marina va a parar en mal sitio y el que se entre banca soy yo.

Ella suelta un grito eufórico y empieza a dar vueltas para celebrar su victoria.

— ¡He ganado! —grita.

—Eres una tramposa—espeto en lo que ella camina hacia atrás orgullosa.

—Te espero esta noche, Alberto—dice.

—-Ni siquiera has tratado de...—-empiezo a decir hasta que caigo en cuenta de lo que ha dicho—-¿Qué?

—He dicho que te espero esta noche. He ganado, no de la manera más justa ni más limpia, pero no me importa. Esta noche no haré trampas—contesta.

— ¿Esta noche? —hago una mueca.

—Si—contesta sonriendo orgullosa por su atrevimiento—Quiero mi premio y mi premio eres tu Alberto.

— ¿Yo? —pregunto confundido.

Ella sonríe al verme tan aturdido seguro que no esperaba que yo perdiera o ella ganara.

—Así es. Tú. Esta noche, nuestra primera noche. Haremos que cuente, por si acaso.

— ¿Por si acaso qué?

—Por si también es nuestra última noche juntos—pensó Marina. Pero en vez de contestar sonrió lanzándome un saludo le lanzo un beso en el aire y salió de allí.

[...]

Atónito solo puedo mirarla partir. Nunca me habían dejado así. Nadie. De hecho, es la primera chica que no quiere absolutamente nada de mi: ni una promesa, ni un diamante; nada.

Nada excepto mi cuerpo, y tal vez sólo por esta noche.

Y lo más increíble es que para mí es suficiente.

Y lo más increíble es que para mí es suficiente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me pase toda la tarde inquieto. No puedo negar que estoy nervioso, porque siento la presión de conseguir que esta noche sea tan memorable que ella no pueda resistirse a repetir. Y volver a repetir. Porque sé que no podre alejarme de ella. Me he alejado de docenas de chicas y jamás he vuelto a pensar en ellas.

Sin embargo no dejo de pensar en ella y en los futuros posibles. Estoy decidido a hacerla cambiar de opinión, a conseguir que me desee tanto como yo a ella. No sé cómo; sólo sé que tengo que encontrar la manera de convencerla para que sigamos juntos o de ser capaz de despedirme de ella.

Probablemente los que me conocen se quedarían impresionados, pero lo cierto es que por primera vez en mi vida adolescente me siento ligado a una chica. A la más maravillosa que conozco.

Al anochecer voy a casa de Marina con una botella de vino y un estúpido cosquilleo en el corazón. Cuando aparco en el café está cerrado y con todas las luces apagadas. Me alegró de ver que Marina ha cerrado.

Abro la puerta del coche y siento un extraño olor en el mismo momento en que veo salir una columna de humo del escaparate.

Me acerco olfateando, y pienso que si Marina ha cerrado el café, no debería de haber nada encendido. Entonces veo un destello naranja y una llama e inmediatamente con un nudo en el estómago, empiezo a correr. 

¿Que habra pasado? 🔥😬.

El caballero andante llegara justo a tiempo para salvar a su bella damisela en llamas😳.  No se preocupen que el viernes resolverán la duda


SeducemeWhere stories live. Discover now