Capítulo 3

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Ryze y Vladimir se aproximaron a Gabriela con cautela, para evitar cualquier gesto que podría desatar un ataque de paranoia en ella.

—¡Sácame de aquí, ahora mismo! —gritaba ella, golpeando las paredes azules que la rodeaban.

El mago rúnico extendió ambas manos, y la Prisión que la tenía cautiva desapareció.

—¿Acaso vienes de una dimensión en donde el diálogo civilizado no existe? —interrogó El segador carmesí, cruzando los brazos a la altura del pecho. Detestaba rotundamente el comportamiento imprudente en las personas, si ella no fuese nueva, sería capaz de quitarle hasta la última gota de sangre que circulaba por su cuerpo.

—Vengo de una dimensión donde hay desigualdad entre la gente —contestó Gabriela, sin mirarlos. Por su mente, cruzaron fragmentos de momentos difíciles que sobrellevó con su familia: Su padre siendo despedido de la fábrica de textiles por ser alérgico a un químico que le agregaban a las telas, su madre siendo objeto de burla cada vez que asistía a una reunión de la Comisión vecinal; ella misma siendo el hazmerreír de su clase por no tener el teléfono celular más moderno o por su ropa gastada...

—¿Qué sucede aquí? —un ser femenino, con un cuerno en la frente y patas de cabra se acercó con suma curiosidad.

—¡¿Soraka?! —gritó la chica, sorprendida. ¡Ante ella estaba el primer campeón que usó como soporte!

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Ustedes son parte de un videojuego que millones de personas alrededor del mundo de donde provengo juegan. —exclamó Gabriela, con las mejillas tornándose rojas de los nervios.

—Oh, la pobrecita se ha golpeado la cabeza. —rio La hija de las estrellas, y acarició el cabello de Gabriela.

—Niña, para nosotros esto es la realidad —dijo El mago rúnico, con voz serena—. Acompáñanos, ¿sí? No te preocupes, Cho'Gath no te devorará y Vladimir no te sacará la sangre.

—¡Oye, eso no fue gracioso! —exclamó El segador carmesí.


Caminaron hasta los portones de un edificio con bellos jardines y una gran escalera de entrada: Era la Academia de la Guerra.

—Ay, Runaterra, la conozco como la palma de mi mano. —decía Ryze, mientras subían los escalones de la entrada principal.

—Has estado vivo desde antes de las Guerras rúnicas, no es sorprendente que sepas tanto. —contestó Soraka.

Cuando llegaron a la puerta, había un grupo de campeones jóvenes charlando.

—¡Campeón nuevo! —exclamó una chica delgada de cabello azul, saltando de alegría.

—Calma, Jinx, dudo que sea un campeón —dijo Taliyah, mirando de reojo a Gabriela.

—¡No puedo creerlo, es Kayn! —gritó Gabriela, dando brincos. Vio a tan sólo unos metros de ella, al joven de la guadaña poseída por un Darkin— He leído tantos fanfics en donde eres amante de Zed.

—¡¿Cómo que soy amante de mi maestro?! —exclamó El segador sombrío, con aire estupefacto. Rhaast comenzó a reírse de su portador, lo cual provocó que se enojara más.

—Son solo historias, no son reales —aclaró Gabriela—. También hay historias en donde Rhaast está enamorado de ti.

—Esto ya perdió la gracia —refunfuñó la guadaña parlanchina, y dejó de reírse.

—Profesor Ryze, ¿quién es ella? —preguntó un yordle de cabello anaranjado alocado. De su espalda emergió un pequeño brazo mecánico, que le arrebató la llave inglesa.

—¡Heimerdinger! —dijo Gabriela, y se arrodilló para encarar a El venerable inventor— ¡Pero qué ternura! —estuvo a punto de abrazar al yordle inventor, pero se controló para evitar cualquier situación incómoda.

—Detesto cuando la gente se agacha para hablarme...

—Es una chica que encontramos en la calle, Profesor Heimer —asintió Vladimir—. Al parecer, nos conoce más de lo que creemos.

—¿De dónde vino?

—De un universo paralelo, en donde el nuestro es un videojuego —contestó Ryze.

—¡Agh, le dije a Zoe que no dejara portales abiertos por todas partes! —exclamó Diana, con tan sólo oír la palabra "universo paralelo".

—Yo no abrí ningún portal, para tu información —se defendió El aspecto del crepúsculo. Siempre que ocurría algún problema interdimensional, era la primera sospechosa.

—De alguna manera esta chica vino a parar aquí —dijo Heimerdinger, y sacó una lupa para mirarla detenidamente— ¿Recuerdas la última vez que estuviste en tu mundo?

—¿Podríamos buscar algún lugar para sentarnos? Es que no me siento bien... —la voz de Gabriela sonó débil y apagada. A los pocos segundos, cayó de rodillas sobre las baldosas del piso, y se desvaneció.

Entre dimensiones [League of Legends]Where stories live. Discover now