~Noctámbulo~

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DISCLAIMER: Los personajes de CSS pertenecen a CLAMP, y son utilizados sólo como fuente de inspiración y entretenimiento. La historia es de mi autoría.

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Despierto. Abro los ojos y me encuentro en la oscuridad de mi sala. Apenas logra colarse un inexistente haz de luz de luna por la ventana, que dejé descuidadamente abierta en algún momento de la tarde cuando llegué a mi departamento. La cabeza me duele horrores, ni hablar de la espalda, a pesar de que en las últimas semanas se había convertido en rutina dormirme medio borracho en el sofá, el cuerpo continúa pasando factura.

Me incorporo y entorno los ojos para acostumbrarme a la penumbra, y el silencio ensordecedor se ve interrumpido por el tronar de un vaso que había dejado en el sofá, pero ahora estaba en mil pedazos en el piso.

-Mierda.

Era el tercer vaso en la semana, y definitivamente no se me antojaba ir al bazar a conseguir más. Por suerte quedaban tazas. Me alejé con cuidado del desastre, ya lo limpiaría mañana, ahora lo único que me urgía era ir al baño. No tuve la brillantez de quedarme en penumbras y cuando encendí la luz de aquel habitáculo, me cegó por un segundo, mientras mi cabeza latía sin parar.

Mi reflejo en el espejo ya me provocó asco. Barba de más de una semana en un rostro anguloso y masculino, nariz recta, ojos color ámbar irritados, ojeras oscuras, y cabello chocolate más enmarañado de lo normal. Me sentía como me veía, no era buen bebedor, pero últimamente el whisky me ayudaba a no pensar. Viéndome de esta manera, entendía las razones que había tenido ella para irse.

Ella.

Hace casi un mes se había ido, pero yo había perdido la razón hace poco mas de 10 días, cuando volviendo del trabajo la vi cruzar el parque y abrazarse a un hombre que bajaba de un auto blanco último modelo. Me quedé paralizado observado, ellos conversaban alegres, él volvía a abrazarla y le invitaba a subir al auto. Y ella parecía asentir.

Estaba despampanante. Siempre lo estaba. Cabello como la miel con reflejos rojizos hasta debajo de los hombros, un vestido blanco que se ajustaba a su no muy exagerado busto y caía en campana hasta arriba de sus rodillas, sus piernas kilométricas enmarcadas en unos tacones rojos, sus labios sonrosados como una flor, como su nombre.

Sakura.

Traía lentes de sol oscuros que acomodó en su cabello para saludar a ese tipejo, revelando sus profundas orbes color esmeralda.

Mi color favorito.

Por el horario ella también volvía del trabajo, o tal vez habría salido antes del Buffet para encontrarse con ese espécimen masculino que yo desconocía, pero que, al parecer, ella conocía muy bien. Antes de subir al auto la castaña alzó la mirada y me sentí descubierto. Yo no estaba a mas de 70 metros de distancia, pero en ese momento un transeúnte chocó conmigo y mientras me lanzaba improperios y yo me disculpaba, ella simplemente desapareció, al igual que el auto.

Pero te vio.

Vaya que sí, y yo la había visto a ella.

Parece que te olvidó muy rápido.

Ella no era así. El superado era yo, ¿cierto? Aunque ella decidió irse, yo le había dado un buen motivo para que lo hiciera, ella me dijo que ...

Te amaba, pero tú no supiste responderle. Y...

Se fue.

Pero no había tenido problemas con que se fuera. Yo estaba a gusto con nuestra relación sin etiquetas, pero ella se había involucrado más de la cuenta, pero para mí ella era solo...

Una más.

Pero desde que se había ido yo no me había visto con nadie más.

No te has visto con nadie desde que ella llegó.

Es cierto, pero eso no quiere decir que ella signifique algo ¿no? Eso se debe sólo a las circunstancias, no porque me falten oportunidades, ni propuestas.

Y también es parte de las circunstancias que te duela el pecho después de verla con alguien más.

E intenté negar eso que mi conciencia me decía a gritos, pero no tuve otra opción más que aceptar la derrota, cuando más tarde en esa noche me encontré pasando frente a su casa y vi el auto al que subió en su cochera, todas las luces apagadas, y sin contar que era de madrugada, no había que ser demasiado inteligente. Y necesité todo mi autocontrol para no derribarle la puerta a puños. ¿Qué le diría?

Sakura yo se que te dejé ir, pero estoy enfermo de celos de saber que acabas de meter a otro hombre en tu cama mientras yo llevo abstinencia desde que te fuiste.

Me río ante mi recuerdo, y mi reflejo ríe irónico conmigo. Ridículo. Ridículo mi estado, mi dejadez, mis justificaciones. Ridícula ella, que me amaba, y ya estaba acostándose con otro. Ridículo yo mil veces más, que ahora me daba cuenta de que la necesitaba en mi vida, ahora que...

La perdiste.


-Y la amo.

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

Do I wanna knowWhere stories live. Discover now