Capitulo 2. Muerte.

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 - Perdóname Elie por preocuparte tanto -le acarició la cabeza al igual que a un animalillo asustado o herdio, ella solo sonrió complacida intentando no llorar-. ¿Qué a pasado?

Eli se apartó un par de pasos y bajó su mirada, mirando al suelo, ella sintió comop las lágrimas volvían a surgir de su interior.

No era capaz de decirselo, ella no era la indicada para decirle tal catástrofe.

Los ojos de Damian se habían vuelto azules con tonos violetas, estaban realmente preocupado al ver el rostro de Elie, algo malo había pasado y ella no tenía fuerzas de comunicarselo.

   - Elie ¿Dónde está Scarlet?

Elie emitió unos sollozos y fue entonces cuando se imagino lo peor que le podría pasar.

Aquellos ojos grises casi transparentes le miraron, estaban inefstados en lágrimas, y dijo:

   - Yo no soy la más indicada para decírtelo...

Damian dejó de atender a su cabeza y la frustante voz de Elie, él decido caminaba apoyado en la pared hacia donde sentía el olor de Guil.

Quería saber donde estaba Scarlet y si Elie no pensaba decírselo, buscaría a su tío y a su mentor.

Al tener un olfato tan desarrollado no le costó la mar de esfuerzo, se encontraba en la sala de tecnología o como quiera que se llamase aquella sala con tantos ordenadores de última generación -claramente robados-.

Por el camino se cruzó con muchos de sus compañeros, ninguno era capaz de mantenerle la mirada a Damian, todos la bajaban, como si estuviesen avergonzados o más bien dolidos a causa de algo.

Notaba las pisadas de Elie a su espalda, caminaba lo más deprisa que le permitían sus piernas. A pesar de ser de la misma raza los dos estaban a niveles muy diferentes, Elie tenía verdadero potencial pero no sabía usarlo en los momentos adecuados -aquella era una de las razones por las que había ocurrido todo aquel desastre, solo que nadie quería reconocerlo o decírselo a la cara-, en cambio Damian era mucho más fuerte que ninguno en aquellos instantes en el aerodeslizador -puede que exceptuando a Adler, el cuál era un caso a aparte-, pero no sabía cuando debía parar aquel poder, si seguía así, algún día le matarían o aún peor se mataría a si mismo.

Damian tosió un par de veces, sabía que era aquel líquido que había expulsado y ni se molestó en mirarlo, solo limpio su mano en la camiseta hecha girones que llevaba puesta.

Cerró los ojos con fuerza cuando se encontraba finalmente ante aquella puerta, tragó con dificultad e iba a girar el pomo de la puerta cuando unas delicadas manos le sujetaron, Damian volteo lentamente y se encotró con Elie, de nuevo.

Su resoiración era agitada y dificultosa.

En cambio su mirada era peor, eso le dolió.

   - Por favor...lo vas a saber, pero no ahora...por favor...ahorrate ese sufrimiento y deja que te cambie los puntos de tus heridas...

Damian la miró duramente y con dificultad apartó las manos que le sujetaban, Elie lloró aún más. Pero Damian estaba en todo su derecho, tenía el derecho a saber que estaba pasando. Elie finalmente se apartó y Damian con mucha dificultad corrió la puerta.

Lo primero que captaron sus ojos fueron a mucho rebeldes no todos, pero a muchos y todos hacían algo en común: mirar una gran pantalla.

Repasó con sus ojos la sala, ninguno tenía una pinta feliz.

Vio a As, su compañero de cuarto/mejor amigo de Scarlet (según los rumores que corrían por el aerodeslizador), estaba recostado en el suelo y contra la pared, los ojos de Damian no lo creyeron, en su hombro reposaba el fiel hurón albino de Scarlet, era raro, porque dicho hurón solo seguía a Scarlet y tenía cierto recelo con As.

Crónicas Elementales 3: Viento Diamantino. © [PRÓXIMA REEDICIÓN EN AGOSTO]Where stories live. Discover now