— ¿No será al revés?— preguntó él, chulito.

— No te ilusiones.

— A ver, pequeña, el papi rico que tienes delante no se ilusiona, son las chicas las que se ilusionan con él.

— Tengo pibes de sobra como para querer ilusionarme contigo, créeme.

— Pero ninguno es como yo...

— ¿Con un acento de lo más repipi y unas extrañas rastas donde debería haber pelo?— insinuó ella.

— No son rastas, son trenzas... ¿es que no sabes diferenciarlos?

— ¿Y es que tú no puedes peinarte como cualquier tío decente?

— El problema es que yo no soy decente— dijo él sonriendo.

— Eso explica por qué estás con esa banducha— sonrió ella pasando por su lado.

— Te arrepentirás y vendrás de rodillas a mí, ya lo verás.

— ¡Baja un poco de las nubes, anda!— exclamó ella una vez dentro del supermercado. Él sonrió maliciosamente y se fue de allí.

A la hora del ensayo de los Perros Salvajes, Vera no llegó y Owen estaba, aunque no del todo contento.

— ¿A dónde fue Vera?— preguntó Marius.

— Creo que dijo algo de una sesión de fotos el otro día— murmuró Rihanne.

— Pero quedó en que estaría aquí a la hora— dijo Roger sin ocultar su enojo, últimamente su novia estaba más que ocupada.

— Esperemos un poco a ver— dijo Evelyn pero la joven no llegó y el ensayo fue un puro desastre. Cada uno parecía estar a lo suyo. Así que Marius decidió darlo por terminado antes de lo previsto.

— En vista de que hoy no avanzaremos nada, será mejor que nos piremos— dijo el chico.

— Pero la prueba la tenemos encima...— repuso JK cogiendo aire. Habían repetido la misma parte unas diez veces y siempre fallaban en algo.

— Ya has visto que nadie está en lo que tiene que estar— dijo Marius algo ofuscado. Owen se encogió de hombros y se marchó sin más. Rihanne cogió sus cosas también.

— Pues nada...— murmuró la joven.

— Lo siento— dijo Evelyn con una mano en su costado— hoy no era mi mejor día.

— Íbamos demasiado bien— dijo Danger también saliendo.

Evelyn se sentó ya que ella era la que tenía que cerrar el aula y vio como todos se marchaban excepto Marius.

— Todos tenemos preocupaciones y esto va a afectar a la prueba si lo consentimos— murmuró el chico por muchos esfuerzos que había hecho nadie le hacía caso y mucho menos le ponían ganas.

La joven lo miró frunciendo el ceño.

— ¿Te pasa algo?

— Rollos con mis padres...— el chico se sentó a su lado— y que vuelvo a estar sin pasta.

— Al menos tus padres se preocupan por ti... no son como mi padre... ¿por qué no buscas un trabajo? He oído que aquí en el colegio necesitan a alguien para que arregle cosas.

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