Capítulo 2. Liberar tensiones

1.9K 149 96
                                    

Pf. Dios. Sí.

Solo pasaban esas tres palabras por su cabeza, no estaba para pensar en ninguna otra. Era imposible.

Notaba como su cuerpo estaba entrando en una combustión espontánea de placer.

–¡Oh, Dios! – Soltó entre gemidos más que notables, retumbando su respiración en toda la habitación.

Llevó su mano a la cabellera rubia que estaba enterrada entre sus piernas, proporcionándole un placer que hacía tiempo que no sentía.

– Niylah, voy a...

No le dio tiempo ni a decirlo cuando todo su cuerpo explotó en un potente orgasmo.

– ¿Todo bien? – Le preguntó mientras subía para colocarse a su altura en la cama y la veía recuperar la respiración.

–Más que bien, diría yo. – Seguía con la respiración entrecortada, intentando recuperarse del éxtasis.

–Esto sí es una buena manera de relajarse y liberar tensiones. Aunque si se acompaña de un masaje...

–No. Estoy molida. – Lo dijo más seca de lo que quería parecer, por lo que intentó arreglarlo, dándole un suave beso, saboreándose todavía a ella misma en los labios de Niylah.

–Solo estaba de broma, Clarke. Ya sé que cuando hacemos esto es para olvidarnos de lo que hay fuera de estas cuatro paredes.

Ambas se levantaron de la cama mientras Niylah se vestía con su ropa y Clarke se colocaba una bata de franela, de las calentitas para los inviernos más fríos. Se dirigieron al salón, donde, para sorpresa de ambas, se encontraron con alguien más.

–Oh, hola Rae, pensaba que hoy llegarías más tarde. – Clarke lo dijo mientras ponía una mueca y cogía una patata de la bolsa que llevaba su amiga.

Raven era la mejor amiga de Clarke a la par que su compañera de piso. Era una chica morena, bastante morena, de ojos marrones, además tenía descendencia latina, por lo que poseía algún que otro rasgo que la identificaba como tal.

Se conocieron en la Universidad, estudiaron lo mismo, solo que ahora trabajaban en lugares diferentes, concretamente Raven era la fisioterapeuta del equipo femenino local.

–Era la intención, pero se ha suspendido el entrenamiento por la nieve. Pensé que lo sabrías, estando aquí con la señora Green, sin pasar nada de frío, tan calientes.

–Rae... - Clarke le dio un manotazo en el muslo con vergüenza y fingiendo molestia.

–Me dirás que tienes frío... - Siguió su amiga metiéndose con ella. – Además, tu cara y tu pelo, lo dice todo.

Y era cierto, porque salió con su pelo rubio totalmente despeinado, vestida solamente con la bata, y con un brillo en sus ojos azules que le dejaba claro a cualquiera que acaba de terminar de echar un polvo, e incluso más de uno.

–No me llames señora, me haces parecer mayor. – Niylah le replicó mientras se reía porque ya conocía más que de sobra como era Raven, lo hacía para molestarla. – Será mejor que me marche antes de que empiece a nevar más fuerte. Nos vemos en el entrenamiento, Raven. – Le despidió con la mano mientras Clarke le acompañaba a la puerta. – A ti te veré en otra ocasión, ya sabes. – Le guiñó el ojo y regaló un beso húmedo cuanto menos.

–Nos vemos, Niylah. Avísame cuando llegues, para que nos aseguremos de que no te has convertido en un muñeco de nieve, ni nada por el estilo.

–Lo haré. – Sonrió. – Adiós.

Cerró la puerta mientras se reía con su propio chiste y se puso camino al sofá de nuevo, junto a su compañera de piso. Sabía que ahora le esperaba otra de sus charlas y realmente no tenía ninguna gana de escucharla refunfuñar después de una buena sesión de sexo que le había dejado exhausta para lo que restaba de día. Porque Niylah estaba en forma y realmente eran muy buenas sesiones, eso era algo innegable.

Performance - Clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora