Cada momento (parte 2)

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Clint apretó los labios y casi sintió que lloraba de lo tremendamente cursi que sonaba aquello y aun así lo jodidamente feliz que lo hacía, había un algo…una sensación en su pecho que parecía querer sacarle el corazón a jalones. 

―David…yo… ― sin embargo se petrificó al escuchar la voz de su mamá desde la puerta que daba a la cocina.

 ―Oh, bien decía yo que no podía ser otra cosa que un novio lo que te tenia pegado a ese bendito aparato ― su mamá miró a David y levantó una ceja limpiándose las manos con un trapo de cocina ― y mira que tenemos aquí, vamos chico por que no te quitas ese abrigo todo húmedo y te calientas un poco.

Clint se sonrojó, tener a su madre ahí le daba un poco de bochorno, él nunca había llevado algún novio a casa a pesar de que su madre le había dicho que estaba bien con ello.  

―Gracias, señora ― David se quitó el abrigo quedándose con la abrigadora y seca ropa que llevaba debajo, su madre lo acomodó en el perchero cerca de la chimenea y Clint se sonrojó aún más al ver como de espaldas a David su madre le miraba el trasero, después de arriba abajo y le hacía una seña de aprobación. David pareció malinterpretar el gesto porque miró al castaño con preocupación.  

―Lamento no haberte avisado – se notaba algo incómodo y Clint negó efusivamente.  

―No no….no lo lamentes, me…me alegra verte…. ― se apresuro a contestar aunque al darse cuenta de lo que había dicho sintió hervir el rostro. David le sonrió y Clint quería corresponder plenamente con una boba sonrisa pero su madre mirándolo no lo dejaba.  

―Entonces muchacho, ¿te llamas…? ― la madre de Clint los saco de su pequeña película romántica. David se giró a la madre del que esperaba pronto fuese su novio, con rostro de disculpa.  

―Lo siento, no me presenté, mi nombre es David, Clint y yo somos amigos 

La mujer levanto una ceja y llevo su mirada de su hijo al bombon de chocolate mas de una vez.

 ―¿Amigos? ―pregunto incrédula. David se sonrojó  

―Por ahora ― añadió tras pasar duro. Clint se puso aun más rojo, aquello era en serio bochornoso.  

―¿Quieres algo caliente? Tengo café, chocolate, ponche ― la mujer le ofrecio notando divertida como esos niños se apenaban por cosas tan pequeñas. 

―Una taza de café me encantaría ― David le sonrió.  Clint acomodó la maleta de David cerca de la chimenea intentando hacerse el tonto mientras su madre atendía a David.  

―Desde luego pareces un hombre de café ― le escuchó decir mientras caminaban a la cocina.  

―¿Si? ¿Por qué? ― se desconcertó y la mujer solo se rio.  

―Solo tienes la pinta, hijo.

Clint lo entendía, David era alto moreno y tan sexy que solo verlo la primera vez casi babeaba, justo como el café; moreno y caliente. Pese a los temores iniciales de Clint, David congenió bien con su madre y los tres terminaron teniendo una agradable conversación en la cocina, David le habló a su madre de su trabajo y de paso le platicó acerca de cómo estaba por terminar la carrera en ingeniería mecánica, Clint aprendió más cosas de el en las dos horas en que su mamá intervino que lo que él podía haberse atrevido a preguntar en los últimos meses, desde luego coqueteando uno no aprendía mucho de los demás.  

―Bueno… ― David miró el reloj en la pared ― No quisiera pero creo que debería irme o no encontrare un hotel.

―¿Cómo? ¿no vas a quedarte aquí? ― su madre los miro a ambos. David miro a Clint como preguntándole y después volvió al mirada a la mujer.  

Mr. LunesWhere stories live. Discover now