Capítulo 2

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—¿Qué tanto le miras? —Clint había notado que Ryan miraba al área vip, donde Mr Lunes estaba —  No me digas que has cambiado tus gustos— Ryan miro a Clint y torció el gesto.

—Idiota, nada, solo me preguntaba si realmente será tan fantástico— comento volviendo la atención a la barra. Clint volvió a reírse.

—¿Por qué no lo averiguas?—bromeo palmeando su hombro — así yo podría presumirlo en tu lugar— le gso la palmada con un golpe.

—¡Déjame en paz!— ambos rieron y continuaron su noche, no fue muy diferente de como solía ser cuando salían a bares o a pubs normales.
Los minutos pasaron llegando hasta pasada una hora de su llegada, en la que habían hablado como siempre, desde luego, aun sentado Ryan había recibido más pellizcos en el trasero de los que podía haber contado en toda su vida, definitivamente comenzaba a entender a las mujeres, los hombres podian ser unas malditas bestias acosadoras, daba gracias al cielo por sus 1.80 mts de alto. De otra forma tendría miedo incluso de ir al baño.

—Hey, hermano, parece que tienes mas éxito en este mercado que en el de tu preferencia—se bulo Clint, Ryan rodó los ojos— deberías pensarlo, de este lado no tienes la obligación de pagar las cuentas— comenzó a venderle la ida, Ryan volvió a golpear el hombro de Clint  y este se rió.

— Vale, vale, ya te dejo en paz— Clint volvió la mirada a un punto que había sido frecuentemente visitado por sus bonitos ojos castaños desde que llegaran, aun mas frecuentemente que los ojos de Ryan a la zona vip.

—Entonces…— Ran sonio picaro  comenzó a hablarle cerca del oído, mientras levantaba la cuarta cerveza de la noche— ¿ese es el tipo de sujeto que te gusta?—su amigo se atragantó con su cerveza desviando rápidamente la mirada que había estado sobre el barman casi toda la ultima hora.

Ryan rió sintiéndose inesperadamente nada incómodo ante la situación.

—¡No tengo idea de lo que estás hablando! —tomo un trago apresuradamente.

Ryan levantó la ceja haciéndole una seña hacia David y aunque Clint intento ignorarlo Ryan continuo golpeándolo suavemente en el hombro como diciéndole que le contestara ¡ya! Al final el más bajo suspiró.

—está bien, está bien, lo admito, pero esta tan fuera de mi alcance como la estrella del alba— saco un pañuelo para secar de su rostro la cerveza que había escurrido por su garganta en cada golpe de su amigo.

—dicen que esa es la que cumple deseos— animo Ryan y Clint rodó los ojos.

—Gracioso.

—Anda, pregúntale a qué hora acaba su turno— le animó, esperando que aquello le dejase claro a su amigo lo poco que le importaba si se revolcaba con una mujer o un hombre, mientras por el amor del cielo no le relatara los torridos detalles todo lo demás estaba perfecto.

—¿Estás loco?— bajó la voz en un susurro acercándose a él para que le escuchara aún con la música alta— le he visto rechazar mejores pedazos de carne— aclaro.

Ryan torció el gesto y rodo los ojos.
—Hombre, eres tan bueno como el imbécil de la sala vip, empiezo a cansarme de escucharte hablar mal de ti mismo cada que deseas algo— lo regaño.

—Hermano, tu en verdad me amas, envidio tu confianza pero supongo que de tener tu cara o al menos tu cuerpo podría tener la mitad de tu confianza— sentencio hosco.

—Oh, por dios, no te vengas a hacer el mártir ahora, vamos, sólo pregúntale por el fin de su turno— volvió a insistir y Clint volvió a sacudir la cabeza negando.

—No lo haré— parecían un par de niños en una rabieta.  Ryan le quitó la cerveza de las manos.

—Vamos, no seas cobarde— lo reto, Clint tercamente negó y  recuperó su cerveza de la mano ajena.

Mr. LunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora