Epílogo

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¡Positivo!

La prueba había dado positivo.

Hanna había salido de la oficina de la ginecóloga como en una nube de felicidad, llevaba seis meses casada donde Ehan y ella habían seguido al pie de la letra las indicaciones de la doctora.

Después de su luna de miel, habían iniciado el proceso para quedar embarazada, pero durante los primeros meses, los resultados habían salido negativos.

Hasta ese día.

No podía soportar su emoción, se moría por ver la cara de Ehan al darle la noticia. El pobre había quedado muy triste al ver las respuestas negativas durante los meses anteriores, pero eso había terminado.

Ahora solo necesitaba encontrar la forma adecuada para decírselo.

Salió del hospital y se subió al vehículo que la esperaba dando únicamente las gracias. En ese momento las emociones la embargaron y un par de lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. La doctora le había advertido sobre la enorme posibilidad de que su embarazo fuera múltiple, y ella también lo creía.

— ¿Se encuentra bien señora Hilton?— le pregunto Jerrod, su chofer.

—Estoy bien. Solo...estoy un poco sensible.

— ¿Quiere que la comunique con el señor Hilton?

—No Jerrod. Gracias pero estoy bien.

Llegaron a la casa y Hanna fue directamente al salón para buscar a sus hijos; tenía planeado regresar a la empresa, pero en ese momento no tenía cabeza para trabajar.

Después de regresar de la luna de miel, Ehan le había entregado el control de BiTec pero con la condición de no dejara que el trabajo la absorbiera, misma promesa que había hecho Ehan. Los dos entendían la importancia del tiempo en familia y no querían dejarlo en segundo plano.

— ¡Mamá!— grito uno de los pequeños al ver a su madre y corrió a abrazarla. No era necesario decirlo pero los pequeños vivían enamorados de su madre.

—Mis amores— se sentó en el sofá y los abrazo con emoción lo cual hizo que sus lágrimas regresara.

— ¿Te duele algo, mamá?— pregunto Dony al ver las lágrimas de su madre. Levanto su manita y le limpio la mejilla.

—No, mi amor. No me duele nada— dio un suspiro tratando de contener sus lágrimas, no quería asustar a sus hijos— es solo que...estoy feliz. Estoy llorando de felicidad.

—No llores mamá. No me gusta verte llorar— dijo Matt frunciendo el ceño.

—Son lágrimas de felicidad cariño— dijo Hanna pasando sus manos por sus mejillas— ¿Ya terminaron sus tareas?

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora