A LOT OF STORIES [H.S]

Extra.3

Segunda parte de
"I can't quit you"

No tears left to cry
"Ya no quedan lágrimas para llorar"

Días, meses, justo ahora no sabía en qué tiempo estaba viviendo, estaba más concentrada en su estado mental. Decían que las mujeres difícilmente olvidaban algún suceso de la vida y Avery comenzaba a pensar que eso era correcto. Incluso pensaba escuchar su voz cada vez que en su mente rondaban las repetitivas palabras.

"Deja la codicia y la ambición. Eres mi favorita, mía, de nadie más. No seas celosa, debes compartir."

Ahí estaban las palabras
del mismo cruel y despiadado hombre al cual aún continuaba dándole la satisfacción de que con ella hiciera lo que quisiera. Algo que todos sabían que tenía que acabar desde el momento en que comenzó.

Aveces se sentía vacía al punto de querer tirarse desde el último piso de un edificio, tenía lástima de ella misma, de como convivía con todas esas erróneas desiciones que tomaba una y otra vez acerca de él. No sabía que era peor, ella en el mismo ciclo repetitivo o él aguantándola hacia esa tortura en vez de desearle una mejor vida y soltarla. Necesitaba sanar ese corazón de inmediato pero jamás lograría irse si él no la dejaba ir, era algo de dos, él tenía que poner su granito de arena para que ella dejara de convivir en esa situación insana.

No había respeto de él hacia ella... entonces, ¿porqué ella tendría que tenerlo hacia él?

Era hora de comenzar a tomar todas esas lágrimas que algunas vez desperdició por él. Era tiempo de vivir, amarse y valorarse. No más para alguien tan descarado como él. 

Tenía que comenzar por convencer su propia mente de que en realidad no quería nada incluso si de verdad lo quería. Muchas veces con el corazón destrozado y aún así latía por él, sabía que tenía que seguir hacia adelante pero que difícil le era poder hacerlo.

¡Maldito despiadado!

Quería abrazarlo cuando se suponía que no debería hacerlo, cuando comenzaba a depender de otra persona más. El descarado estaba tan atascado en su mente que no podía sacarlo.

Sabía que sería mejor vivir con el recuerdo que vivir con el infierno.

Estando sentada sobre el alfombrado suelo viendo cada músculo de su cuerpo y esa definida espalda quizás no ayudaba, pero estaba allí dándole la misma espalda.