CAPÍTULO XV

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— ¡Mamá, tengo que salir a comprar unas cosas para la escuela! —Eso no era del todo mentira, en serio tenía que comprar materiales para el día siguiente... Sólo que haría una pequeña parada antes en el parque donde me vería con Christian.

Sí, se llama Christian Rodríguez, tiene 19 años, 4 más que yo, y eso me hace sentir incluso más cobarde. Si hubiera sabido que era tan grande jamás me hubiera acercado de esa manera. Su hermano sí se llama Jacob, y su perro se llama Tayson. Incluso dijo que lo llevaría al parque hoy para que lo conociera. Estudia gastronomía, y ya está finalizando su carrera. Eso es todo lo que sé por ahora.

— ¿Qué cosas son?

— Ummm... Algunos rotuladores y cartulinas.

— Está bien, toma el dinero de mi bolso.

Sabía bien que con esa excusa no tenía mucho tiempo para hablar con él, pero no pude idear nada mejor. Por la hora que era, no podía decir que iría a casa de alguna amiga, ya que era muy tarde y no me hubiera dado permiso. Tenía que ser algo a lo que no se pudiera negar. Aún así necesitaba un polizón que me avisara si mis padres decidían salir.

— Mina, iré a verme con un chico, ¿Puedes cubrirme? —Si yo tenía que cubrir a mi hermana, ella también a mí.

— ¿Qué? No, dime quién es, cómo lo conociste, dónde vas a estar...

— No hay tiempo, ya me está esperando, te cuento cuando regrese.

Tomé el dinero y salí del apartamento, pero me encontré con mi padre en el camino, que volvía de hacer unas compras. ¡Demonios, estoy apurada!

— ¿Y tú para dónde vas, señorita?

— Voy a comprar unas cosas para mañana —sonrío casual para que no sospeche. No es que no me sienta mal diciendo mentiras, es que es algo inocente, ¿qué podría salir mal?

— Entonces espérame allá, necesito que me hagas un favor —Maldita sea ¿Y ahora qué invento?

— Claro papá —No tengo tiempo para pensar, después veré qué excusa tendré por no haber estado allá.
Tengo suerte de que el parque donde Christian me dijo que nos viéramos está ubicado justo atrás de mi colonia, aunque a la vez siento tantos nervios que quisiera que quedara en otra ciudad para tener más tiempo para prepararme.

Luego de tener que dar una innecesaria vuelta a toda la colonia ya que la entrada más cercana estaba cerrada, otra vez empiezo a sentir que mi corazón quiere salir de mi pecho, miro mi celular para intentar calmarme pero no funciona, entonces lo guardo y así logro ver que está al frente mío con Tayson, esperándome;
respiro profundo y camino hasta él.

— Hola.

— Hola —. Sonrío y me besa en la mejilla. Creo que tengo la cara como si hubiera corrido un maratón.

— ¿Cómo estás?

— ¿Bien, y tú?

— Bien, ¿Te quieres sentar allá?

— Claro —. Nos sentamos en las gradas del parque. No sé de qué hablar sinceramente, la gente que habla conmigo suele tener bastantes silencios incómodos porque soy muy seca, sin intención, y este es uno de esos momentos.
Tayson se ubica en la grada arriba de nosotros, como una salvación.

Amor en Tiempos de Cliché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora