Iba a continuar, pero el detuvo sus palabras, alzando su mano, pidiendo el habla como siempre lo hacía. Al menos no había perdido los modales.

—Hace dos años de tu confesión. — Rio. — Creí que ya no te importaba.

—Y no lo hace.

— ¿Entonces?— Preguntó. La expresión de duda desapareció y una sonrisa ladina apareció de pronto. — ¿No importa? ¿De verdad? No puedo ser honesta con mis sentimientos cuando estoy contigo y eso me pone triste. Cada vez que te veo mi corazón empieza a correr como si de un maratón de cinco kilómetros se tratase...—Cubrí su boca rápidamente y una sonrisa apareció en su boca. Lo sabía, aquella sonrisa había llegado hasta sus ojos.

De nuevo ahí molestando con aquella estúpida carta. Me daba curiosidad. ¿Qué diablos me gustaba tanto de él en ese tiempo? Al parecer había desaparecido. Él no era el Jaemin atento. Él es un jodido jugador, que tenía en su memoria aquella carta que aún me atormentaba. Él sabía cómo mover las fichas a su favor.

Alejó mis manos de su boca, aún con la sonrisa en su rostro.

—Yo creo que no debemos olvidar eso aún, NoRim-ah. — Acarició un poco mis manos, que aún estaban en su agarre. Acercó su boca a mi oído y respiro un poco ahí. — No si puedo usarlo a mi favor. Será divertido.

Se alejó, no podía descifrar su sonrisa. Pero parecía satisfecho. Tae Ri veía la escena con su boca un poco abierta.

Tonta, cierra la boca.

— ¿Crees que pueda verte en la azotea a la salida? Tenemos cosas que discutir. — Soltó mis manos y se levantó de la banca.

—No lo creo.

Na Jaemin. Mejor amigo, ¿debería llamarte así? ¿Aún después de todos estos sentimientos desbordantes?— Habló, levantando la voz. Llamando así la atención de unos cuantos en aquella cafetería. — ¿Debería decirte mis sentimientos así sin m...?.— Tome una servilleta rápidamente y la metí en su boca. Ya me disculparía después.

— ¡Bien! Bien... Te veo a la salida. Guarda silencio por favor. — Me siento nuevamente y una carcajada sale de la boca del chico de cabello castaño.

Dios. De verdad, necesito ayuda.

—Nos vemos entonces, NoRim. — Sonríe y se va.

Tae Ri abre y cierra su boca una y otra vez, volteando a ver a Jaemin que camina y seguidamente a mí.

—No digas nada, por favor. — Pongo ambas manos en mi cabeza y la dejo caer en el comedor.

¿Dónde está el hoyo que pedí que me succionara de esta vida?

[...]


A mitad de la clase de matemática, Song me voltea a ver con el entrecejo fruncido. Está molesta.

—Ni siquiera tenemos examen, NoRim. — Ella toma entre sus manos mi rodilla y detiene el constante movimiento ocasionado por un tic. — ¿Porque estas nerviosa?

—No lo estoy. — Respondo simplemente y ella suelta una risita.

—Entonces deja de moverlo.

Asiento en su dirección y continuó con mi problema. Lo resuelvo rápidamente y se lo entregó a la profesora. Ella asiente y da por revisado. Me avisa que puedo salir, e ir a casa. Era la última hora y faltaba solo media hora para que terminaran las clases.

Recojo mis cosas y cuando estoy por salir del salón miro a Jaemin, que se está levantando para entregar el ejercicio. Tiene una sonrisa en su rostro. ¿Pero cómo? Jaemin apestaba en matemáticas.

Me quedo en la entrada viendo como la profesora asiente observando el ejercicio de Jaemin.

Lo ignoro un poco y empiezo a caminar por el pasillo. Saco mi celular de mi mochila y empiezo a teclear un mensaje a Tae Ri. Diciéndole que vaya sola, seguro Jaemin consumiría mucho de mi tiempo.

Cuando lo envío, alguien toma mi antebrazo y me jala, haciendo que acelere el paso. Jaemin.

Le sigo, sé a dónde vamos.

Cuando empezamos a subir las escaleras, casi pierdo el equilibro. Jaemin ríe por eso y me enojo. Jalo mi brazo y me suelto de su agarre. Puedo caminar después de todo.

Él se encoge de hombros y sigue subiendo los escalones. Yo le sigo dos escalones abajo. Cuando salimos, puedo notar que el día está nublado, y lo agradezco.

Se queda parado frente a la banca que hay en el lugar y me mira, hace un gesto con la cabeza, indicándome que me siente.

Obedezco y me siento

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Obedezco y me siento. Se aleja un poco y sonríe.

—Sé que ha pasado tiempo desde aquello, pero parece ser que aun te afecta. — Si, lo hace ¿Pero a él no le afectaría que la persona que recibió sus más sinceros sentimientos estuviera riéndose de él?— Hemos cambiado ambos, y lo sé.

Esperaba que dijera algo coherente. Que aquella faceta que alguna vez me gusto; Comprensiva, divertida, y tierna apareciera.

NoRim es una gran soñadora.

—No te molestare a menos de que hagas todo lo que yo quiera que hagas. — Una gran sonrisa apareció en su rostro y mi boca se abrió más de lo normal

¿Qué había dicho?

— ¿Disculpa?—Toque mi pecho un poco indignada. — ¿Me estas chantajeando justo ahora?

—Sí, NoRim. —Rio y después se acercó. — Te estoy chantajeando. Pero no lo tomes como tal, es tiempo de caridad con la persona que te gusta. ¿No es un gran trato?

Estaba de broma. Na Jaemin había perdido varios tornillos en dos años.

Falling again» na jaeminWhere stories live. Discover now