in the end

2.7K 229 28
                                    

PENÚLTIMO CAPÍTULO
•ESCUCHAR CON CANCIÓN DE MULTIMEDIA PARA MEJOR EXPERIENCIA.

Esa noche no era una noche normal

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.


Esa noche no era una noche normal. La reserva de Beacon Hills se veía más oscura y tenebrosa de lo usual. No había rastro de estrellas en el cielo, sólo la luna en soledad.

Ella se encontraba sentada en el asiento delantero del Jeep de Stiles. Al lado derecho estaba el dueño del Jeep y atrás estaba Alissa, que al parecer tenía una relación con el chico de lunares.

Sentía una sensación en su pecho, era como inquietud, desesperación. Comenzó a llover y se preocupó más, ya que siempre había considerado la lluvia como un mal presagio.

Todos se encontraban muy nerviosos, toda la manada estaba peleando con otra manada, de Alfas. Comenzaba a faltarle el oxígeno y sentía una enorme necesidad de saber que Isaac estaba bien, sentía unas horribles ganas de llorar y gritar.

Por un instante todo quedó silencio y escucho un rugido que reconocería en cualquier lugar del mundo. Isaac.

No lo pensó dos veces y se bajó corriendo, adentrándose en la oscuridad del bosque. Escuchaba a sus dos humanos amigos gritarle que era peligroso, que se detuviera, pero en ese momento nada importaba, lo único que importaba era su chico de ojos azules y el sonido de dolor que había emitido en su aullido.

No sabía a que dirección se dirigía, sólo corría con el impulso de llegar con Isaac. La desesperación la impulsaba a seguir corriendo.

Se detuvo a tomar aire en un claro de bosque cuando escucho un ruido bastante fuerte, como de ramas romperse.

— ¿Is, Isaac, e-eres tú? — titubeo con el miedo recorriendo sus venas.

Se volvió a escuchar otro ruido, más fuerte que el anterior. Otra vez se escuchaba el sonido de alguien rompiendo ramas cerca de ella.

—¿Quién esta ahí?— No supo como su voz salió tan firme, recordó un pensamiento que su padre le decía "el miedo te hace más fuerte."
Más en ese momento el miedo comenzaba a apoderarse de todo su ser.

Llego a sentir terror cuando lo vio, un hombre lobo enorme, que doblaba en tamaño y musculatura a cualquier hombre en el mundo.

Bastó con que gruñera para que ella entendiera que significaba peligro, y se echó a correr, adentrándose más en la infinita oscuridad, sin saber firmando su sentencia final, declarando su muerte.

La bestia la alcanzó, y la tumbó al piso. Ella sólo lloraba y luchaba, aunque sabía que eso era en vano, ella jamás podría vencer a semejante cosa.

En un instante sintió algo clavarse en su piel de su estómago , un ardor que recorría su cuerpo, cómo si se estuviera quemando viva. El enorme hombre lobo salió corriendo de ahí después de morderla. Logró ver sangre en su top del uniforme, y sintió la mordida. Gritó hasta que su garganta no dio más y quedó tendida en el piso.

Recuerdos de viejas conversaciones llegaron a su mente, en el que decían que si la mordida no te transformaba te mataba.

Sólo esperaba que alguien llegará  pronto para acompañarla, no quería morir sola.
Los recuerdos de su vida pasaban por su mente como una película antigua, muda a blanco y negro.

— Oh Dios oh Dios — escucho una voz,la única voz que reconocería aunque tuviera Alzheimer.

Isaac tomó su mano intentando quitar su dolor, pero el intento era en vano, no había dolor que quitar.

— No duele Isaac — dijo con lágrimas en sus ojos.

— Resiste bebé, pronto llegará la ayuda.— Rezaba que Scott y la manada llegaran rápido, para salvarla.

— Es –tosió– Escucha cada segundo se le dificultaba hablar más pero tenía que despedirse de la persona que más amaba en el mundo, el amor de su vidaTe amo ¿ok? Eres - tosio- el amor de mi vida, jamás había amado a alguien como a ti, prometeme ,que — tomó aire, una de sus últimas bocanadas que vas a encontrar a alguien más.

Las lágrimas de Isaac caían en el bello rostro de Quinn, que perdía vitalidad cada segundo,  sus lágrimas se perdían con las de ella. No sabía por que estaban tardando tanto, necesitaba llevarla al hospital, la mordida de Ennis la estaba matando, pero la podían salvar, el lo sabía.

— Prométeme que serás feliz — la que una vez fue una cantarina voz ahora sonaba rasposa, débil.

— Sin ti no puedo la voz de Isaac ya no se reconocía, era un llanto descontrolado, lloraba del miedo, del pánico que sentía al perder el amor de su vida.

— Tienes qué poder, es lo que quiero—

Cada vez que hablaba sentía como su energía se agotaba un poco más, pero ella se aferraba a su cuerpo, no se iría sin pelear.

Te amo Quinn.

-Yo te amo, sigue — volvió a toser con más fuerza, sentía que su energía se iba — hablándome, cuéntame algo.

Eso lo hizo sollozar más, no podía soportar el dolor de su corazón, por que el sabía que la perdería, que todo eso era demasiado bueno para ser verdad, que nada nunca es tan perfecto.

Inhalo fuertemente y le contó cómo se imaginaba el futuro

Ambos estudiariamos en Yale, tu en Artes Dramáticas y yo para ser Arquitecto, ambos con la ayuda escolar, viviríamos en un pequeño apartamento o una casa, y tendríamos un gato llamado Salem, yo te seguiría mandando post it y flores a diario, nos graduariamos juntos, tendríamos muy buenos trabajos y luego nos casariamos en una pequeña boda, con mucho sushi y comida mexicana, y tendríamos dos hijos, una niña llamada Violet y un niño al que llamaríamos Isaac o Caleb, recuerda que no lo decidimos. Compraría una casa en Beacon Hills, y —  No pudo más, el llanto lo consumía, ella con sus ojos verdes cerrados y su respiración era casi inexistente.
Escucho el Jeep y pensó que era demasiado tarde ya, pero su corazón seguía latiendo. Un latido lento, pero era un latido, una esperanza de la vida.
La levantó en sus brazos, apegandola a su pecho, y ordenó que conducirán a toda velocidad.

Sentía un atisbo de esperanza, ella podría envejecer con él, si llegaban a tiempo, la historia acabaría diferente si llegaban a tiempo.

Llegaron al hospital y la dejó en una camilla y rezó para que los doctores pudieran hacer un milagro.

El jamás dejó el hospital en las 4 horas que tuvieron a Quinn en cirugía. Vio salir a Melissa, y sus ojos no reflejaban buenas noticias

— Lo siento Isaac.

Oops! Questa immagine non segue le nostre linee guida sui contenuti. Per continuare la pubblicazione, provare a rimuoverlo o caricare un altro.
Post it |(ISAAC LAHEY)|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora