Arrasando con la Magia.

Capitulo 9 - La luz al final del túnel -

-          Solo hacía papeleo, no había nada de diversión – Responde el chico alado.

-          Espera, ¿Acaso este tipo te acaba de llamar Ash?  - Pregunta Sam mirando a Red.

-          Si, ¿Qué hay con eso? –Pregunta Red.

-          ¿Qué acaso tu nombre no es Red? – Pregunta Sam.

-          Claro que no, ¿qué clase de nombre es Red? – Dice Ethan.

-          P-pero... tú siempre le dices Red – Dice Sam.

-          Es que así solían llamarme en Lanthas, el único que nunca lo hizo fue este tipo – Señala a Miguelangel.

Sam se confunde

-          P-pero, Kaien te llamó Red – Pregunta nuevamente.

-          Por alguna razón todos siguen llamándome con ese apodo – Contesta el pelirrojo.

Ethan estaba callado, pensando en la información que acababa de recibir, entonces una idea se le vino a la mente.

-          ¡Migue!, ¿Qué nivel eras antes de desertar? – Pregunta.

-          Veintidós – Responde el chico

-          ¿Entonces sabes lo que le pasó a Lanthas hace diez años? – Pregunta nuevamente.

-          ¿El pueblo hereje? – Pregunta Miguelangel.

-          ¡¿Tu también?! –

-          Es broma, es broma, sí, sí sé que pasó – dice

Al instante Ethan se sorprende y toma fuertemente a Miguelangel de los hombros.

-          ¡¿Qué fue lo que pasó ese día, por qué se hizo el ataque?! – Pregunta Ethan.

-          P-porque en Lanthas se estaba practicando magia pagana– Responde el otro apartándose los brazos de su hermano.

-          ¡Eso no es cierto, y tú lo sabes! – Espeta Ethan con ira en los ojos.

-          ¡Es cierto! Papá me lo dijo, y creo haberlos visto una que otra vez.

Ethan se queda paralizado, pero luego retoma la conciencia y pregunta:

-          ¿Sabías que Celestia mató a mamá? – Pregunta Ethan.

-          ¿Mamá?, mamá está en Celestia, está con papá – Responde el chico.

El corazón del ojiazul hizo un poderoso latido, paralizando sus movimientos y enviando una mayor cantidad de sangre a su cerebro, necesitaría más oxígeno en la cabeza para poder procesar lo que había escuchado. Todo su cuerpo se puso frío, sus pupilas se dilataron y su respiración se volvió pesada. Dos calientes lágrimas hicieron su camino fuera de los ojos del chico, explorando sus mejillas y lanzándose al vacío desde su barbilla. Ethan sonrió, pero a la vez se sintió decepcionado de sí mismo.

-          Entonces... todo mi ideal... ¿ha girado en torno a nada? – Susurraba –. ¿Lanthas se lo merecía después de todo?

-          ¡No dejes que te engañe Ethan, puedo sentir los rastros de Lemy en su alma, puede que sea tu hermano, pero él también es un mago!

Al escuchar esto, Ethan mira con ojos fogosos a su hermano.

-          ¿Por qué Imbo dice que hay rastros de Lemy en tu alma? – Pregunta –. Me dijiste que no eras mago.