s u p e r f i c i a l | r.s

c a t o r c e | +18

CONTENIDO SENSIBLE +18

LEER CON DISCRECIÓN

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igual no esta tan hard, pero por las dudas

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Tallulah estaba ensordecida ante cualquier indicio de razón y claridad. No podía pensar con las manos de Reiji en su trasero y sus labios en su cuello. Habían logrado llegar a una de las habitaciones, que estaban a la vuelta del pasillo donde habían sufrido, ambos, un delirio pasional.

Ahora los labios de Reiji habían dejado su cuello para seguir bajando por su clavícula, hasta llegar a su escote. Tallulah dejó escapar un suspiro que ahogaba un gemido cuando el azabache empezó a lamer la piel sensible que dejaba a la luz su escote. Ella lo tenía sujetado de los hombros en donde hundía sus uñas sobre la camisa azul marino. El saco de Reiji desapareció en cuanto cruzaron la puerta.

El chico de los lentes dejo la zona sensible que estaba disfrutando, para ver a Tallulah a los ojos. Las luces estaban encendidas, el resplandor era mucho más fuerte que en el pasillo; por lo que, podía observar los orbes azules de la rubia, su pecho que subía y bajaba con ferocidad. Quería quitarle ese vestido ya.

La rubia se afianzó al cuello de Reiji para volver a besarlo. Fuerte, salvaje y hambrienta. Esta vez era ella quien dominaba el beso. El azabache la dejo hacer, por el momento. Durante el beso, que ahora era más lento y lujurioso, Tallulah empezó a sacarle la corbata lenta y sensualmente; haciendo que Reiji simplemente se pusiera más duro.

-Predije que iban a perder la corbata a mitad de la noche.- dijo rompiendo el beso mientras tiraba la prenda al suelo.

-Al parecer soy el único que la perdió. - le aparto el cabello de la cara.

-Lamento decirte, Reiji-san, pero allá a fuera no deben quedar muchos hombres con corbata.

-Entonces, es momento de quitarte el vestido.

Reiji volvió a besarla introduciendo su lengua en la boca de Tallulah. Probablemente toda su cara este llena del labial rojo que estaba usando la rubia, detalles. Cuando intento bajar las mangas para abajo, en orden de zafarle el vestido a la fuerza. Tallulah lo tomó de las manos para detener su acción.

-Ni te atrevas a jalonearme el vestido- le sentenció molesta dándose la vuelta- ¿vez acá atrás? Esta la cremallera, bájala y con cuidado.

Reiji solo bufó obedeciendo la orden de Tallulah. Iba a verla desnuda en unos segundos; su polla vibraba impaciente atrapada dentro de su pantalón. No se dio cuenta que estaba demorando en el proceso de quitarle el vestido a Tallulah. Lentamente bajaba el zipper del vestido admirando la piel desnuda de la espalda de la fémina; tan blanca, tan suave, tan obscenamente lamible. No se dio cuenta que la rubia no usaba sostén hasta que ella volteó a verle de frente bajándose por completo la prenda dorada.

Reiji se atraganto con su saliva. Tallulah era perfecta; de pies a cabeza. Su cabello era dorado como el oro que estaba celebrando esa noche. Sus ojos que siempre eran de un azul brillante, en ese momento estaban algo oscuros y dilatados. Su piel, aunque sudorosa, brilla con la luz de la habitación; quería tocarla, besarla hasta el último rincón. Pero había un lugar en específico que no podía dejar de ver, que estaba a punto de tocar: los senos de Tallulah eran tan grandes como dos melones de tamaño normal, ambos pezones eran la parte más colorica en toda la anatomía de la chica; rosados suave, y en ese momentos, erectos.