—Prefiero venir a verte a ti, sabes que me disgustan las personas —explicó, parándose de la silla para acomodar las mantas de su abuela y arroparla de mejor forma.

La mujer rio levemente.

—Lo sé, TaeHyungie, pero ya hemos hablado sobre que no te debes cerrar a las personas. Dime, ¿no hay ningún chico o chica que te llame la atención? —preguntó, sonriendo ante el tenue rubor en las mejillas de su nieto.

Sí, ella sabía que su niño era bisexual, y no había tenido ningún problema con ello. Ella le había hecho entender a TaeHyung que el que le gustaran también los chicos no era nada malo, quitándole las ideas homofóbicas que le había metido en la cabeza uno de los novios de su madre cuando estaban cenando en un restaurante.

TaeHyung suspiró con pesadez, no solía hablar tan abiertamente con nadie que no fuera su abuela.

—No —respondió.

—Vamos, ¿y el chico al que has estado cuidando? Tengo entendido que tiene tu misma edad —preguntó la mujer con más gracia que picardía, a lo que su nieto rio leve, nervioso.

Claro que no le contaría sobre la relación que llevaba con el castaño, no imaginaba la sorpresa y en especial gran decepción que se llevaría su abuela al enterarse de que él era un bully, además de un violador sexual.

—Bueno, es algo tierno. Pero no me agrada.

Su abuela rio enseguida, dejando escuchar una débil, pero dulce risa.

—Siempre tan selectivo, Tae —su nieto volvió a tomar asiento frente a ella, a lo cual aprovechó de tomar sus manos—. Mírame, cielo. Sé que te es difícil de aceptar, pero el tiempo avanza y en cuanto menos te des cuenta yo ya no estaré —habló seria—. Quiero que te abras al mundo, y aquello no significa que necesariamente saldrás herido. Mi Tae, quítate ese concepto erróneo de la cabeza, existen personas con sentimientos bellísimos, ¿cómo encontrarás a alguien con quien congenies si odias a medio mundo? —TaeHyung tan solo la observaba de manera seria, atento a sus palabras—. JiMin me ha dicho que no eres nada amable con las personas de tu edad, y menos con las chicas y chicos con los que has salido.

TaeHyung mataría al pelinegro nombrado cuando lo viera, no obstante, relajó su semblante y volvió a sonreír para su abuela.

—Lo meditaré —respondió sin más, volteando al ver a una de las enfermeras entrar, dándose cuenta de que la hora de visita había terminado.

—Hasta luego, mi cielo. Te amo mucho, y por favor toma bien mis palabras, sé que eres un buen chico, el resto debe verlo —se despidió, acariciando la mejilla de su nieto con el cariño de siempre.

TaeHyung se despidió de igual forma, besando la cabeza contraria, y antes de irse, dejándole a escondidas de la enfermera unos chocolates finos de cacao en el cajón de su mesita que se encontraba al lado de su camilla.

▪ ▪ ▪

Miraba a través de la ventana en el taxi que se encontraba, jugueteando con las mangas de su suéter en un acto de nerviosismo.

Sentía un sabor agrio en su boca y también incomodidad. Aquello aumentaba a medida que el taxi se iba acercando a su destino, la cafetería donde se encontraría con el de cabellos negros y piel pálida. El automóvil que lo llevaba paró frente al lugar, él le pasó el debido dinero al conductor para luego bajar del auto con cautela. Observó el lugar, un cálido recinto rodeado de más tiendas de aquella zona céntrica. Se relajó un poco al ver que Yugyeom había tomado asiento en la zona abierta del lugar, sentado en una de las mesas mientras que tamborileaba con sus dedos sobre la misma, teniendo tan solo un vaso de agua frente a él.

Relajó su expresión, y teniendo sus manos en el interior de sus bolsillos fue acercándose hacia la mesa, tomando asiento en la silla frente a quien lo esperaba. Yugyeom levantó su mirada, regalándole una tímida sonrisa a JungKook, aún bastante apenado por todo, necesitaba disculparse como era debido.

Antes de que alguno pudiera saludar o decir algo, una de las garzonas se acercó con su libreta en mano, preguntándoles por lo que pedirían. Yugyeom pidió un capuchino junto a un pie de limón y JungKook un chocolate caliente acompañado de medias lunas. Tras recibir la orden la joven se retiró.

Al estar nuevamente a solas, el castaño miraba pensativo y en silencio hacia la mesa, mientras que el pelinegro tomó una bocanada de aire.

—Muy bien, sé que esto debe ser bastante raro e incomodo para ti —se dispuso a hablar, haciendo que el castaño levantara su vista hacia a él—, y realmente estás en todo tu derecho, digo, yo fui un completo imbécil, y realmente no me comporté de una manera nada madura ni mucho menos sensata, y yo lo siento, y, y agradezco que hayas accedido a venir, y...

Sus rápidas y casi atropelladas palabras entre sí pararon cuando JungKook posó su mano sobre la suya.

—Está bien —habló, sonriéndole leve al sentir la necesidad de calmarlo. Podía jurar que lo vio hasta temblar mientras hablaba—, comprendo el sentimiento de deseo de venganza, y todo aquello tan solo fue un mal entendido. Tranquilo, al final nada llegó a  pasar.

Yugyeom se dejó calmar al mirar hacia los ojos serenos del menor, sintiéndose algo reconfortado.

Aquellos últimos días le habían resultado completamente pesados y angustiantes, el pensar que él había estado dispuesto a violar a un chico lo atormentaba arduamente. ¿Cómo se había dejado enredar por deseos necios y egoístas? ¿Cómo había sido que aún conociendo los malos momentos por los que se encontraba pasando JungKook había deseado hacerlo más mierda?

De pronto llegó la camarera con la comida pedida sobre una bandeja. Se retiró nuevamente tras el agradecimiento de los chicos y dejar lo ordenado en la mesa.

—Muchas gracias, JungKook —habló cabiz bajo, encontrándose al castaño ya con la mitad de la media luna metida en su boca a lo que no pudo evitar reír levemente—. Gracias por tu comprensión.

El castaño sonrió y asintió, ya no sintiendo aquel nerviosismo e incomodidad que sentía antes de llegar a allí, continuando con la degustación de su comida.

—Pero hay algo más de lo que quiero hablar —volvió a hablar el pelinegro, esta vez de una forma más seria que nerviosa—. Es sobre TaeHyung —JungKook inmediatamente frunció su ceño, aún dándole la oportunidad a Yugyeom para que terminara de hablar—. Tengo entendido que él te obliga a hacer cosas que no quieres.

JungKook relajó su semblante tras tomar aire, ahora agarrando frente a su rostro la taza con chocolate con ambas manos, mostrando satisfacción y tranquilidad al oler la esencia del mismo. Bebió un poco antes de responder.

—Respecto a eso, solo no te preocupes. Agradecería el solo hecho de que nadie sepa de aquello, ¿bien? Yo me encargo del resto —respondió sin más, luego regalándole una nueva sonrisa al pelinegro, desconcertándolo un poco—. Bueno, hablemos de otra cosa mientras comemos —pidió, a lo cual el pelinegro terminó aceptando.

—A ver, ¿viste que ya se acerca el concierto de Bigbang aquí en Seúl? —comentó de pronto.

Los ojos del castaño brillaron, asintiendo con rapidez y dejando a un lado su taza de chocolate caliente.

La conversación fue fluyendo con naturalidad ante ambos fans del grupo de chicos, ambos charlando y riendo con emoción como si de dos amigos se tratase, ambos tan absortos de la realidad al encontrar la forma de despejarse de todo el estrés que habían estado cargando, tan aislados de su alrededor que no notaron cuando un segundo castaño los observaba a una distancia prudente.

Call Me Daddy ➳TaekookWhere stories live. Discover now