Intenté conducir rápido para que Liam no se duerma, estaba muy ebrio, demasiado.

Bajamos de su auto y lo adentré a mi casa. No estaba ninguno de los simios aún. Todos seguían en la fiesta, era temprano aun. Recién eras las 2am.

Subimos a mi cuarto y una vez allí, busqué el botiquín con los elementos necesarios. Hunter si que tenía fuerza, lo había hecho mierda aunque su belleza seguía intacta.

Comencé a desinfectar sus heridas con cuidado, el alcohol si que puede arder si no se trata con suavidad.

—Que linda eres— dijo Liam mirándome a los ojos.

No respondí, solo seguí curando sus heridas.

—Tus ojos, tú nariz, tus labios... todo en ti es perfecto.

No pude evitar sonrojarme.

Puso sus manos al rededor de mi cintura y nos encontrábamos tan cerca que nuestras respiraciones casi llegaban a mezclarse.

—¿Puedo besarte?— dijo Liam con los ojos cerrados y acercando sus labios hacia los míos.

—Eso no se pregunta— respondí y junte mis labios con los suyos.

La tentación me había ganado, Liam no solo era lindo físicamente sino que también era una hermosa persona que me trata excelente, y eso es lo que más aprecio de una persona.

Llevo apenas una semana aquí y ya he besado a tres chicos, wow, un nuevo récord.

—Me vuelves loco— dijo una vez nos habíamos separado.

—Solo estas ebrio, ya se te pasará.

—Claro que no, me encantas y no cambiaré de opinión— tomo mis manos y juntó nuestras frentes— Eres la chica más hermosa que conocí.

No pude evitar sonreír ante tal comentario, digamos que en toda mi vida tuve dos novios, uno de ellos me engañó con quien se suponía que era mi mejor amiga y el otro fue mi pareja cuando teníamos solo 11 años, después de dos meses se mudó y tuvimos que terminar. O sea que no me va muy bien en mi vida amorosa y hace mucho que nadie me dice eso.

—¿Quieres dormir aquí?— le propuse.

Asintió con la cabeza y después de darme un beso en la mejilla me llevo hacia mi cama.

Yo se que el no siente nada por mi verdaderamente y es solo porque está borracho pero me gusta disfrutar el momento y hacer de cuenta que todo lo que dijo es cierto. Mañana no recordará nada y se habrá olvidado de las veces que me besó en la noche.

•Narra Hunter•

Llegué a casa a las 3am, después de haberle dado a Liam su merecido tomé como nunca antes. Había dicho que no me emborracharía esta noche pero mentí. Si lo hice e incluso más que ayer.

Entre a casa, el resto de mis amigos seguían en el bar. Subí por las escaleras, tambaleándome por el estado en el que me encontraba.

Se escucharon unas risas y voces provenientes del cuarto de Cat, ¿Será Megan?

—No me cansaré de decir que me vuelves loco, Cat— dijo una voz masculina, que sin dudas no era la de Megan.

Me arrimé a la puerta y pegue mi oreja para escuchar con mas facilidad que decían.

—Ay Liam...— ¡Liam! Demonios.

No se escuchó nada más, hubo un silencio que me confundía, no sabía que estaban haciendo. ¿Y si se están besando? O incluso peor... ¿¡Si están teniendo sexo!? Nah, se escucharían los gemidos...

—¡Ajá!— gritó Cat cuando al abrir la puerta me descubrió tras ella.

—Umm, hola— reí nervioso— se me cayó una moneda... ¿no la vieron?

—La moneda no, pero si también buscas tu dignidad se te cayó hace rato— dijo Liam mirándome con desprecio.

Analice si rostro, tenía los labios levemente rojos, no era sangre, era labial. Exactamente del mismo color del que tenía Cat en sus labios. Maldito idiota.

—¡Que gracioso!— exclamé con sarcasmo— Me hire a dormir, así que si van a follar háganlo en otro lado.

Me di media vuelta y sin esperar respuesta me dirigí a mi habitación.

Viviendo con playboysWhere stories live. Discover now