Segunda Parte

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"El alma que peque, ésa morirá. El hijo no cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él. "      —Ezequiel 12:20






—¿No has visto cómo anda ese Agreste?

—Camina de una forma demasiado pomposa, ¿no crees?

—Ese bastardo... su padre hizo que mi hermana destruyera la mitad de París por un berrinche que tuvo. Lo peor de todo es que tuvimos que internarla, no fue capaz de manejar la presión. Ese hijo de puta, probablemente estará esperando que pase la atención para poder continuar con su obra.

—Deberíamos enseñarle que no puede andar mostrando su rostro como si nada... debería hundirse en la vergüenza de haber nacido con un padre como ese.

Ambas personas sonrieron, casi deformándose el rostro.

—Hablé con los otros y están dispuestos a echarnos una mano. —rió con descaro. —Ahora solo queda esperar a que salga de la escuela.

El plan era simple y fácil de seguir, esperarían a que el joven se quedara solo para darle una paliza que jamás olvidaría. Sin embargo, ojalá que nunca se les hubiese ocurrido semejante idea, el resultado fue desastroso y muy humillante.

Cuando lo acorralaron en uno de los callejones de Gare du Nord algo indescriptible les heló la sangre, una risa casi diabólica se hizo presente, un brillo en sus ojos verdes con una sed de sangre que les hizo temblar las piernas. Querían huir y, sin embargo, solo podían mirar como aquella figura peligrosa se iba acercando uno a uno. El temor se disipó al ver que el chico quería pelear, ellos lo superaban en número. Jamás debieron haber enfrentado a aquella bestia.



Hoy, 7 jóvenes terminaron seriamente lesionados en lo que se presume un ataque de pandillas. La policía continúa en investigaciones para encontrar a los presuntos responsables de la feroz golpiza. Para más información continúe en nuestra sintonía



切望

Adrien había desaparecido en los últimos 3 días, lo que había dejado particularmente inquieta a Marinette. Nathalie se negaba a entregar cualquier tipo de información sobre el paradero de su amigo y la verdad es que su mundo se estaba poniendo de cabeza. Se sentía inquieta, tenía un mal presentimiento de todo esto, como si al final todo lo que había intentado contener con el abuso mediático y la sobreexposición terminaron sofocándolo. ¿Y si había muerto? ¿Si había sido secuestrado? ¿Si algún enemigo de su padre quisiera tomar venganza haciendo pagar al pobre e inocente Adrien?

—¿Dónde estás...? —sentía una enorme opresión en el pecho.

Se encontraba en su habitación mirando con dolor las fotos que tenía con sus amigos. Miró su teléfono celular con pesar, marcó casi en automático el número el número de su novio y esperó que este contestara. Cuando lo hizo bastó solo unas cuantas palabras para que él se diera cuenta de lo angustiada que ella estaba, necesitaba hacerle saber lo preocupado que estaba por ella.

Voy en seguida a tu casa, sé que me necesitas y aquí estoy para ti. —dijo Luka a través de línea telefónica.

Solo habían transcurrido unos veinte minutos cuando él se encontraba ingresando en su habitación. Corrió a ella, ambos sabían lo mucho que se necesitaban, ella se aferraba a la única fuente actual de felicidad y él solo esperaba volver a verla radiante como antes.

Sins of the fathersTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon