Capítulo 25.

623 57 6
                                    

Mientras Connor trata gentilmente de limpiar mi rostro, comienzo a cuestionarme desde cuando siento ésto por Jean.

Probablemente...desde que éramos niños.

Pero Jean está ahora con Meri...ella parece ser una buena chica y...una buena princesa también. contrario a mi, no parece problemática ni desagradable.

Cuando pienso eso, me duele el pecho. no me gusta sentirme así con respecto a ella...

—¿Ya...han conversado ambos sobre ésto?

Me suelta, y pregunta. niego con la cabeza.

¿Cómo le iba a decir, si me di cuenta de ello hace poco?

El rostro triste pero resignado de Connor, junto con sus palabras de apoyo me rompieron el corazón. ¿Ya esperaba que le dijera algo como eso...?

Me devuelvo s los pasillos, me encuentro de cara con Jean. mientras me habla, parece algo distante y pensativo.

—¿Te ocurre algo? 

Asiente con la cabeza y se sienta en una de las bancas del pasillo. me siento a su lado.

—¿Es algo con Meri? -Pregunto. sorpresivamente, vuelve a asentir. 

—La herí. se me ha confesado...y la he rechazado.

Abro los ojos como platos. ¿A Jean le acaba de pasar lo mismo que a mi? ... Rechazó a Meri...

Me siento mala persona por alegrarme aunque sea un poco. 

—Connor...hizo lo mismo. también lo rechacé. -Me mira, sorprendido, como si eso fuera lo último que él esperase que le dijera.

Un silencio incómodo se sienta en la silla vacía que nos separaba.

—Ya entiendo tu posición, tener que rechazar a alguien que no te gusta...—sonríe, amargamente, como si quisiese disipar la incomodidad de la frase—

Me retuerzo en la silla.

—¿Y tú? ¿Porqué has rechazado a Connor?

—Entendí que...lo que sentía por él era un mero mal entendido gracias a los ideales que mis padres me inculcaron desde pequeña sobre lo que era el "hombre perfecto"...si lo ves desde otro ángulo, es fácil deducirlo. fueron pocas las veces que pude verlo y ya creía que era el chico ideal.

Jean me escucha atentamente. aprieto mis manos para encontrar el valor de decírselo. 

—...Luego de analizar bien las cosas, desde hace 7 años hasta ahora, me di cuenta que...en realidad, por quién me sentía atraída no era por el príncipe, sino por mi mayordomo. -Volteo lentamente para poder ver su reacción. la sorpresa puede verse reflejada en lo abiertos que están sus ojos.

Ya está. lo he dicho. ya no hay vuelta atrás.

—E-El beso...me hizo feliz que me besaras. pero me costaba aceptarlo. hemos sido amigos por tanto tiempo...cuando me di cuenta de mis verdaderos sentimientos, no supe como manejarlos...

Agrego. no sé de donde estoy sacando el valor de decirle todo ésto, pero quiero aprovechar éste poco de valor que tengo para confesarme como es debido.

Volteo al oír su carcajada.

—Entonces valió totalmente la cachetada.

—¿¡Q-Quieres dejar de recordarme eso!? ¡Lo siento! ¿De acuerdo? ... No sabes lo mucho que me está costando decirte todo ésto...

De nuevo, su fina y melodiosa voz se hace oír en una carcajada aún más fuerte que la anterior.

—Déjame ver si entendí. ¿Te gusto, pero te beso y me vuelas los dientes de un golpe? Tienes...una manera poco común y algo dolorosa de mostrar afecto—ríe—.

Siento mi rostro elevar a un estado de ebullición, soy incapaz de replicar. tiene razón...

—N-No tienes que responder.

Un abundante silencio nos invade. antes de poderme girar a verlo, él ya se había sentado en la silla vacía entre nosotros, con una dulce sonrisa en sus labios.

Los recuerdos de aquella noche de mi cumpleaños se hacen presentes. cuando ávidamente me rodeó con sus brazos, esa ira reflejada en sus ojos refiriéndose a Connor, cuando nuestros labios formaron uno solo...

Jean aparta un mechón de mi cabello hacia mi oreja, tan solo ese gesto me hace estremecer y darme cuenta de algo muy importante.

No fue el alcohol.

—Eso es justo lo que quería decirte en tu cumpleaños justo antes de que Connor llegara. ese beso...no tuve oportunidad de decirte que también fue el primero para mi. pero...esa noche fui muy desagradable...perdóname. 

Niego con la cabeza.

Es cierto...no lo había pensando...a los mayordomos, no se les tiene permitido tener vida amorosa puesto que su deber es cuidar día y noche a las personas de la realeza...Jean no es la excepción. 

Fue el primer beso de ambos...

—Pero cada vez que intentaba decírtelo, estabas con...él. —Mira hacia el piso, con tristeza.—y terminé por rendirme y hacerme a la idea de que jamás te tendría. luego fue el asunto del beso y...creí que no me perdonarías y que nada volvería a ser como antes, la idea me aterraba. 

Ya entiendo...

—¿Es...cierto lo que dijiste esa noche? ¿Piensas que nunca te había visto como hombre por tu posición?

Sus ojos miel se dirigen a mi, y descienden hasta el suelo de nuevo, tristemente.

—Connor...él tiene todo. pensé: "¿Qué podría hacerle un mero mayordomo a un príncipe?" y lograba deprimirme cada vez más. por eso desistí...

—¿¡Pero que tonterías dices!?—Se me escapa aquello en alta voz, tanto, que capto su atención. nunca creí que Jean se sintiese de ésta manera...—¡Eres cariñoso, atento, amable, atractivo y de gran personalidad! ¡No hay forma de que no me enamorase de ti! ¡No había un momento en el que no me sintiese celosa por Meri--!

Cuando volteo a verle, me doy cuenta del gran significado de mis palabras, su rostro rojo como un tomate me hace callar abruptamente. ¡Demonios...creo que hablé de más!

—L-Lo siento...me dejé llevar...—murmuro.—

Evidentemente avergonzado, evita por momentos el contacto visual conmigo, pero nunca deja de sonreír...

—Y-Yo...también estaba celoso de Connor—sonríe—incluso desde que éramos niños. solo mirarte desestabilizaba mi ritmo cardíaco, pero con el tiempo eso se fue desvaneciendo. me acostumbré a estar en tu presencia.

La Academia Widenbourg.Where stories live. Discover now