19 | TRES RAZONES

2.4K 201 16
                                    

CAPÍTULO XIX: TRES RAZONES

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

CAPÍTULO XIX: TRES RAZONES

—Esto me parece una pésima idea. — mencione mientras Mia tiraba de mi para caminar hacía el otro extremo de la calle. —Sabes que no podemos estar mucho tiempo rodeados de mortales.

—Sólo serán un par de minutos y listo. No queda comida.

Habíamos estado la tarde recorriendo cerca de su casa. Según sus palabras «conociendo que había más allá de esos pastizales». Fue algo reconfortante, a pesar de que a un principio quería quedarme en la cama todo el día con ella, me convenció para hacer lo que quisiera.

No podía negarme a lo que me pedía esta mortal.

Después de estar varías horas fuera de casa, tenía un apetito gigante el cual no pudo ser apagado ya que no quedaba alimento. Por lo cual después de unos minutos en donde Mia me rogó «acompañados de ligeros besos entre medio» había tirado de mi fuera de la comodidad hogareña para llevarme a un mercado terrestre.

No sabía exactamente como eran estos, ya que en Asgard los mercados eran inmensas filas de comerciantes intercambiando alimentos para los pueblerinos. Muchas veces se intercambiaban los productos, ya que el dinero «monedas de oro para ser exactos» no era tan utilizado.

Mia me arrastro dentro de un pequeño local el cual hizo un irritante sonido cuando entramos. Habían bolsas y diferentes productos por doquier esparcidos en algunos pasillos con número.

Era extraño, pero no mencioné nada.

Mia tomó una cesta blanca y me llevo a través de los pasillos tomando y colocando en su cesta variados productos que analizaba con cautela. No sabía de que trataba o siquiera si era comestible pero Mia parecía muy segura con sus desiciones «sin contar que ella cocinaba» así que la dejé en tranquilidad.

No estaba acostumbrado a elegir mi comida, no en el término «ir y elegir algo para prepararme». Siempre tenía a mi disposición lo que quería, y las únicas veces que estuve lejos de esos privilegios, buscaba a alguien para que sirviera.

—¿Te gusta la comida de microondas? — me mostró un implemento cuadrado que tenía pegado un adhesivo sobre el, se veía extraño.

—¿Qué es microondas? — suspiró.

—Un aparato para calentar la comida.

Hice una mueca, ella bufó y lo colocó en el canasto. Seguimos así por unos minutos, llegamos a un pasillo con varios frascos de diferentes líquidos de color dentro de ellas.

Agradecí mentalmente, tenía mucha sed.

—Yo quiero este. — tomé un frasco de vidrio, poseía sobre él una imagen colorida con el nombre «vodka». No sabía lo que era pero decidí abrirlo para probarlo. Apenas mi cuerpo hizo contacto con el líquido, mi garganta ardió de tal manera que escupí el líquido de vuelta a la botella. Tosí por el ardor. —¡Esto es horrible! ¿Qué clase de agua es?

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒂. (𝙻𝚘𝚔𝚒 𝙻𝚊𝚞𝚏𝚎𝚢𝚜𝚘𝚗)Where stories live. Discover now