Capitulo 15

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Zayn miró pensativo la puerta cerrada. Se sentía tan incómoda con él que ni siquiera lo miraba si podía evitarlo. Y era una respuesta que no estaba acostumbrado a provocar en las mujeres, aunque quizá ella tenía motivos para estar incómoda, ya que seguramente conocía su relación con PowerNet. Si la hubiera sorprendido con las manos en la masa, no se habría mostrado más culpable. Y él podía optar por tener paciencia, pero prefería acallar sus sospechas seduciéndola.

De todos modos, ya había planeado hacerlo; solo tenía que aumentar la presión.

Oyó el agua de la ducha y aprovechó para echar un vistazo a lo que lo rodeaba. La casa tendría unos cuarenta años, pero había sido reformada para darle un interior abierto y más moderno, con vigas descubiertas y suelos brillantes de tarima. Plantas de todo tipo cubrían todas las superficies. Desde su lugar en la sala, podía ver la cocina y, más allá, el porche, al que se salía por una puerta de cristal. Unos escalones llevaban desde el porche a la casita de los botes.

Los muebles eran cómodos, pero no lujosos. Se acercó al anticuado escritorio y lo registró metódicamente, sin encontrar nada de interés. Miró sus recibos de banco, pero no encontró ingresos grandes.

Había una foto pequeña sobre la mesa. La examinó. En ella se veía a una ___ muy joven, pero ya seductora. El muchacho debía ser su marido. Observó su rostro, en el que se leía felicidad y, sí, amor. 'Pero sabía aquel chico lidiar con el tesoro sensual que representaba la chica que tenía en sus brazos? Por supuesto que no. Ningún adolescente habría sabido. Aun así, Zayn sintió celos del chico muerto. ____ lo había amado tanto, que seguía llevando su anillo después de

doce años.

Oyó cerrarse la ducha y salió al porche sin hacer ruido. Era una casa agradable, nada lujosa, pero cómoda y hogareña. Y con mucha intimidad, ya que las únicas casas que se veían eran las del otro lado del lago. El agua estaba muy azul, reflejando tanto el verde de las montañas como el azul de cielo. El sol empezaba a bajar, pero seguía brillando con fuerza. Pronto adoptaría un tono cobrizo y, cuando el crepúsculo ofreciera un respiro al calor, el aire olería a rosas y nomeolvides, a hierba recién cortada y a pino.

El tiempo era más lento allí; la gente no corría de un sitio a otro. Había visto personas que leían el periódico o pelaban guisantes sentadas en el porche de sus casas. Oyó a _____ acercarse a la puerta.

—Estoy lista —dijo.

Se volvió a mirarla. Tenía el pelo mojado, pero recogido en trenzas en la parte superior de la cabeza. Se había puesto unos vaqueros y una camiseta rosa que realzaba el brillo dorado de su piel. Pero sus mejillas seguían pálidas y su expresión agotada.

—Tienes una casa muy bonita —dijo él.

—Gracias. La heredé de mis suegros.

Zayn aprovechó la oportunidad para preguntar:

—¿Estás casada?

—Viuda —se volvió y entró en la casa. El hombre la siguió.

—Lo siento. ¿Cuánto tiempo hace?

—Doce años.

—He visto la foto de la mesa. ¿Es tu marido?

—Sí. Matt —miró hacia la foto con una tristeza innegable en sus ojos oscuros—. Éramos muy jóvenes —pareció reponerse y avanzó con brusquedad hacia la puerta—. Tengo que volver al muelle.

—Mi casa está a unos siete kilómetros de aquí —dijo él—. No tardaré mucho en ducharme y cambiarme.

La mujer llevó una toalla al coche y secó el asiento antes de subir.

—Gracias —dijo, con la mirada clavada al frente—. Jason y yo seguramente no habríamos sobrevivido sin ti.

—Es posible —repuso él con voz tranquila—. Te habías agotado tanto, que no creo que hubieras podido sacarlo del agua. ¿No se te ha ocurrido soltarlo para subir a respirar?

—No. Eso no lo habría hecho.

Zayn miró su perfil tenso y decidió cambiar de tema.

—¿Tu hermana lo castigará de verdad el resto del verano?

___ soltó una carcajada.

—Tendrá suerte si solo le hace eso. No es solo que hiciera el tonto, es que además yo ya le había dicho que parara y no me obedeció.

—0 sea, ¿que ha violado una regla importante?

—Más o menos.

Zayn paró el coche delante de su casa. ____ miró a su alrededor con interés.

—Este sitio ha estado un año a la venta.

—Pues ha sido una suerte que no se me adelantara nadie, ¿verdad? —Salió, dio la vuelta para abrirle la puerta y entraron juntos en la casa—. Ponte cómoda mientras me ducho —dijo con una sonrisa.

Fue hacia su dormitorio, situado en el pasillo a la derecha. No dudaba de que ella haría lo mismo que él, aprovechar para registrar el lugar.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora