Capitulo 29

85 2 0
                                    

___(tn) sabía que no podía haber pedido un acompañante mejor. A pesar de su sofisticación, o tal vez por ella, había algo anticuado en la cortesía con que la trataba. Todo iba encaminado al placer de ella, a su comodidad, y como buena mujer del Sur, no le costaba aceptarlo así. Zayn Malik la cortejaba, así que era normal que quisiera asegurarse de complacerla.
Su atención estaba fija en ella. No miraba a otras mujeres, aunque estas sí lo miraban a él.
Le apartaba la silla siempre que se levantaba o sentaba, le servía vino y estaba pendiente de todos los detalles. Cuando andaban, apoyaba la mano en la parte baja de su espalda con un gesto mitad posesivo mitad de protección.
Consiguió que se sintiera cómoda casi enseguida. Era natural que estuviera nerviosa; después de todo, no había tenido una cita en doce años, y había una gran diferencia entre los dieciocho años y los treinta. En aquel entonces, una cita consistía en ir al cine y tomar una hamburguesa, o encontrarse con unos amigos en la pista de patinaje. No sabía bien lo que se hacía en una cita con un hombre habituado a las diversiones más cosmopolitas.

La llevó a un restaurante muy agradable de Huntsville, y pareció sentirse completamente cómodo con lo que los rodeaba, sin mencionar en ningún momento que estuviera habituado a sitios mejores ni intentar hacer alarde de ello.

Chasqueó los dedos delante de la cara de ella.

—Llevas cinco minutos observándome y sonriendo —dijo—. Normalmente me sentiría halagado, pero empiezo a ponerme nervioso.

La mujer tomó su tenedor.

—No deberías. Estaba pensando que pareces estar muy cómodo aquí, aunque seguramente estás habituado a otros sitios.

Zayn se encogió de hombros.

—Me gusta este sitio —dijo—. Y no me refiero solo al restaurante, sino en general. Aunque confieso que no estaba preparado para el calor. No sé por qué, cuarenta grados en Nueva York parecen distintos a cuarenta grados aquí.

___(tn) enarcó las cejas.

—Cuarenta grados no es mucho calor.

Zayn soltó una risita.

—Esa es una de las diferencias. Para uno de Nueva York, cuarenta grados sí es mucho calor.
Para ti es un buen día.

—No exactamente. Aquí también es calor, pero no tanto 
como cuarenta y cinco.

—Lo que yo he dicho. Una diferencia de actitud —tomó un sorbo de vino—. Me gusta Nueva York tal y como es. Y también me gusta esto. En Nueva York hay un ambiente de energía y rapidez.

La ópera, el ballet, los museos... Aquí hay aire limpio, poca gente, ningún atasco. Nadie parece tener prisa. La gente sonríe a los desconocidos —la miró a los ojos.

—¿Te has casado alguna vez?

Zayn tomó otro sorbo de vino.

—No —repuso—. En la universidad estuve prometido, pero los dos nos dimos cuenta a tiempo de que sería un error casamos.

—¿Cuántos años tienes?

—Treinta y seis. Y para adelantarme a otras preguntas, sexualmente solo me interesan las mujeres. Nunca he tomado droga y no tengo enfermedades contagiosas. Mis padres han muerto, pero tengo una hermana, Doniya, que vive en Montana con su marido y sus dos hijos. Hay algunos
primos lejanos, pero no estamos en contacto.

___(tn) lo miraba con calma. Se mostraba relajado, lo que indicaba que no consideraba reveladores esos detalles de su vida. Eran simples hechos. Pero ella lo escuchaba atentamente, porque ese tipo de minucias forman el esqueleto de la vida de alguien.

Amando a una mujer ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora