Capitulo 7

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–Sí, Tae, tú, Hoseok y yo–

–¿Quién es Hoseok?– inquirí, medio confundida.

–Su hermano–

De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Taehyung anoche y que había mencionado a un Hoseok como su hermano.

–Oh– musité –Me encantaría– sonreí amable.

–¡Le diré a Tae para que organicemos todo!– me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.

Así era Janeth; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta, era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.

–Oye– musité, cambiando repentinamente de tema –quiero ir al tan famoso Rio Hangang, quizá pueda tomar algunas fotografías–

–Rio Hangang ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa– dijo –Más bien deberías ir al Santuario Jongmyo, muchos toman sus fotografías allí–

–Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces– me encogí de hombros.

–Bueno, también podrías ir al Palacio Gyeongbokgung, le podrías tomar bellas fotos–

–¿Al qué? ¿Janeth, te molestaría hablarme en español?–

Ella rió.

–A un Palacio–

–Gracias. ¿Me llevarás al Rio Hangang?–

Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

–Está bien. Te llevaré mañana–

–Gracias, Janeth. Eres la mejor– y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Corea del Sur, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento.

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Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.

–¡Es Tae!– anunció jovialmente Janeth y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacía la puerta.

Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

–¡Amor!– Janeth se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incómoda.

–Ven, pasa–

Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.

–____, hola– mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.

Me giré para mirarle.

–Hola, Tae– le sonreí.

–¿Cómo va tu primer día en Corea del Sur?– preguntó.

–Cansado– reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo.

Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.

–Ojala los demás no sean siempre así– comentó y sonrió, luego miró a Janeth para entablar conversación con ella.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa que se proyectaba en la televisión.

–¿Estás nerviosa, cielo?– le preguntó 

–¿Sobre qué?– inquirió ella, confundida.

–Sobre tu entrevista de trabajo, mañana–

–¿Mañana es ocho?– la voz de Janeth sonó alarmada –¡Dios, lo olvidé!–

Entonces me giré de nuevo para mirar.

–¿Tienes una entrevista de trabajo?– pregunté, realmente emocionada.

–Sí y... ¡oh!– se quedó en silencio durante unos segundos –¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!– se acercó a mí –Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname–

Tardé un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.

–Oh, Janeth, no. No te preocupes, nena– le sonreí –Iremos otro día a visitar–

–¿No estás enojada?–

–¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?–

–Enfermería. ¡Tengo una idea!– dijo de pronto, como si la primer parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio –Amor, ¿podrías tú llevar a ____ al Rio Hangang?–

Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Tae, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus profundos ojos.

"Manual de lo prohibido" [Kim Taehyung y tu]Onde histórias criam vida. Descubra agora