1.-Recuerdos de un Demonio

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La primera vez que Taehyung vio a Hoseok fue en un campo de batalla del Submundo. Ese día el cielo se había teñido de gris y el suelo de rojo. La sangre de los ángeles se mezclaba con la de los demonios entre la lluvia y el fango, y Taehyung recordaba que, mientras atravesaba con furia su espada en el cuerpo de uno de aquellos seres con alas, pudo escuchar el llanto de un niño. Cuando alzó la mirada del cuerpo sin vida que yacía a sus pies, sus ojos se toparon con una imagen que jamás esperó encontrar.

Un ángel sostenía de manera protectora a un pequeño niño en brazos y el otro... Le apuntaba con un arco y flecha. 

—¡Tan solo es un niño!

—¡Es el producto de una hechicera y un demonio! —exclamó el que sostenía el arma—. Su existencia es una blasfemia para el Padre. Debe ser exterminado.

—¡Eso no es verdad! —incluso a tal distancia, Taehyung pudo apreciar la forma en la que el ángel aferraba aún más aquel pequeño y tembloroso cuerpo a su pecho—. A los ojos del Padre, ningún niño es culpable de nada. Él sigue siendo inocente, no importa quienes sean sus progenitores.

—Se nos ordenó acabar con los demonios y él es hijo de uno de ellos —insistió el otro, notablemente decidido a, de una forma u otra, acabar con la vida del niño.

—Se nos ordenó detener a los demonios, no acabar con todos ellos —corrigió—. Ya los detuvimos. Los pocos que quedan en pie están demasiado heridos para continuar, algunos incluso agonizan. No hay razón para asesinar a este inocente.

Taehyung miró a su alrededor ante las palabras de aquel ángel de cabello oscuro. Tenía razón. A través de la lluvia y a lo lejos podía vislumbrar algunas jadeantes siluetas de los de su especie. Debían ser al menos una decena de sobrevivientes, e incluyéndole, ninguno se veía en condiciones de poder seguir. Una decena de los miles que habían sido... Las armas benditas si que eran letales, pensó sin humor. 

Los Guerreros del Cielo habían ganado, ya no había razón para seguir con aquella batalla.

—Deja a ese niño en el suelo.

—No —la respuesta fue instantánea. Firme.

—Deja a ese niño —el Ángel Protector negó con la cabeza, retrocediendo mientras el otro tensaba aún más la flecha—. Entonces, contare hasta tres —sus ojos resplandecían, crueles incluso a la vista de un demonio como él— y será mejor que lo dejes antes de que llegué. Uno...

—¡Por favor, tan solo déjame llevarlo a la ciudad! —suplicó, con autentica desesperación tiñendo su voz.

—Dos...

—¡¿Cual es el problema en dejarle vivir?! —las palabras salieron rotas de sus labios y él no pudo evitar preguntarse si estaba llorando.

—Tres.

Fue entonces que el ángel se dio vuelta, abriendo sus alas, batiéndolas tan rápido como le fue posible para alzar en vuelo. Taehyung recodaba haberlo visto elevarse por algunos segundos, antes de que una flecha dorada atravesase una de sus blancas alas, pintando las blancas plumas de un color escarlata demasiado brillante. Un grito desgarrador llegó hasta sus oídos y mientras ángel caía, una oleada de ira inundo todo su ser al ver como aquel bastardo lanzaba otra flecha.

Con un gruñido, sacó su espada del cuerpo al que le había quitado la vida y comenzó a acercarse a ellos con su la sangre hirviendo de furia. Repentinamente, las heridas que había ganado ya no dolían.

—Por tu desobediencia —comenzó el que sostenía el arco—, no solo a tu deber, sino a las ordenes del Padre, creador de todo lo bueno y lo malo. Yo, Minhyo, te condeno a ti, Hoseok, como un caído por haber protegido al enemigo. Un caído que perderá las alas en el más indeseado de los dolores y que quedara sin acceso al reino de los cielos nunca más.

Fallen Demon †VHOPEWhere stories live. Discover now