- ¿Qué es lo que realmente quieres que haga, Walter? –Dije con voz temblorosa pero llena de confianza-. La verdad es que no sé lo que esperas de mí. ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debo decir para no volver a enfadarte? –Continué, alzando la voz con cada palabra-. Estoy tratando de complacerte todo el tiempo. Querías separarte, así que acepté pero ahora actúas como si hubieras cambiado de opinión. Qué...

-No he cambiado de opinión, -me interrumpió con un tono agudo.

Negué con la cabeza, sonriendo amargamente ante la determinación en su voz. ¿Estaba tan desesperado por cortar todo contacto conmigo? Levanté la cabeza para mirarlo antes de forzarme a decir lo que estaba en mi mente: mis verdaderos sentimientos. Ya no tenía sentido esconderlos, ¿verdad?

-Pensaba que nos estábamos acercando, que podíamos ser verdaderos amigos, ¿sabes? –hice una pausa para ver su reacción, pero ni siquiera parpadeó, todavía observándome con expresión seria. Me mordí el labio, esperando su respuesta y luego levantó los ojos para mirar el cielo sobre nosotros, solo para cambiar su atención hacia mí un momento después.

-Creo que te dije esto antes, pero tal vez deba repetirlo, -finalmente rompió el silencio, haciendo que mi corazón latiera más rápido. Sacudió la cabeza ligeramente, sin apartar la mirada de mí-. No puedes construir una amistad con mentiras, Aria. No funciona así.

Mi corazón se hundió. En un segundo, sentí que todas mis fuerzas dejaban mi cuerpo y no podía mantenerme erguida, así que me apoyé en la puerta para mantener el equilibrio. Sus palabras fueron dolorosas y no podía creer que realmente lo dijera. ¿Era la única que creía que comenzábamos a confiar y a depender el uno del otro? ¿Era la única persona ciega aquí? Eso dolió mucho, hasta el punto en que ni siquiera podía respirar.

-No estaba mintiendo todo el tiempo, -pronuncié para defenderme, tratando de tragarme la gran bola en mi garganta. Esa era la verdad, incluso si no era honesta con todos los que me rodeaban, no simulé mis sentimientos hacia Walter. La verdad era que me preocupaba por él, rezaba porque su padre mejorara, pensaba en las posibilidades de hacerlo confiar en mí.

- ¿En serio? –Se cruzó de brazos, mirándome con la ceja levantada-. ¿Cómo puedo saber que ahora estás diciendo la verdad?

-Estoy diciendo la verdad, -di un paso atrás, un poco irritada y herida por sus palabras. Walter solo resopló-. No soy...

- ¿Entonces por qué no me hablaste de Jake y de ti? –interrumpió antes de que pudiera decir algo más y cerré la boca casi de inmediato, sorprendida de escuchar esa pregunta. No tenía ni idea de qué decir, por qué le oculté esto cuando en realidad no debería haberlo hecho porque no fue mi culpa. Me sentí culpable porque de alguna manera Walter parecía herido. Sacudió su cabeza con decepción, haciéndome sentir aún peor.

Me tragué las lágrimas que se acumulaban en las esquinas de mis ojos. –Porque no hay nada entre él y yo. ¿Qué debería hacer para demostrarte que no estoy mintiendo?

Walter inclinó su cabeza con interés y una esquina de sus labios se alzó un poco. –Nada, -cerró los ojos con los míos, su voz aguda-. Nada puede cambiar mi opinión, -metió las manos en los bolsillos cuando el viento acarició nuestras caras otra vez, haciéndome temblar por el frío-. Solo sigue mintiendo, Aria. Eres buena en eso.

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Es curiosos cómo tu vida puede cambiar en un minuto. Cuando una cosa no salió como planeaste, todo comienza a desmoronarse. Podía simplemente sentarme y ver cómo se destruía todo porque, honestamente, no había nada que pudiera hacer. Solo podría culparme a mí misma por mentirle a todos y hacer que mi propia vida se vea tan desordenada. Me sentía como el personaje de la película más cliché, excepto por el hecho de que no vi la luz, el signo de que las cosas mejorarían día a día, al final de mi viaje.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Where stories live. Discover now