C3: Preguntas sin Respuestas.

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El tipo sale de la habitación, todavía con una riendo. Su risa es maldad y perversión; pensé que me aterraba su presencia pero me aterra mucho más su risa, pues desde el momento que empezó a reír, entendí la gravedad de mí situación y las piezas tomaron lugar.

Pienso, pienso y pienso, trato de ser práctica y por más que me aterre estar en ese lugar, necesito respuestas con urgencia. Cualquier cosa que me dé para entender todo estoy más que dispuesta a recibirlo.
Respuestas que él tiene.
Así que me armé de valor y grité:

- ¡Espere un momento! ¡Por favor, vuelva! -espero y espero, y al no tener respuesta volví a gritar- ¡Por favor, vuelva! ¡Vuelva!

Pero no sirvió de nada, ya que él no hizo su aparición de nuevo en la habitación. Dejándome aún más confundida, llena de dudas y terror.

Creo quedarme dormida, creo, aunque lo dudo, dudo que pudiera conciliar el sueño, dudo que mi cuerpo y mente pudieran llegar a un acuerdo de estar en reposo y descansar pero aun así, se que el tiempo pasó, de una retorcida forma disfrute el silencio de la habitación, me complací en aquella oscuridad y silencio que me daba la habitación y que me ayudó a aclarar los pensamientos. Así que de cierta forma, creo que pude descansar.

Me retorcí en la cama tratando de despertarme, si aquel tipo no me daba respuestas yo misma las buscaría; Un punzante dolor se acomoda en mis muñecas y tobillos obligándome a dejar de moverme, ya que, en el lugar donde se encontraban atadas las correas empiezo a sentir un ligero escozor, necesito saber como quitarmelas. Me quedo quieta recordando lo que ha sucedido desde la noche anterior hasta el punto en el que estoy. En esta pequeña habitación no puedo aclarar si es de día o noche o cuántos días han pasaron o cuanto he dormido. El punto es, que intento obtener respuestas de los datos que dispongo, creo que así funciona en las operaciones, tengo el problema y para solucionarlo saco los datos de los que dispongo.

Al final de mi largo e interno debate llego a la conclusión que no sé nada, cuando llegaba a un interrogante pasaba al próximo, luego al siguiente, para luego pasar a otro y llegar a la única pregunta que probablemente respondería todas las anteriores ¿Por qué estoy aquí? esa pregunta es elemental para poder descansar mi mente por un corto lapso de tiempo. Y esa pregunta me lleva a muchísimas otras más, que son, aún, más confusas, ¿Quién es aquella persona y por qué me tiene aquí? ¿Cuáles son sus planes para conmigo?

¿Por qué hace esto?

La puerta se vuelve a abrir dejandole pasar, ver su silueta me llena de terror, terror que me cala los huesos. El tipo se adentra unos pasos y yo arrastro el cuerpo contra la pared alejándome de él. Siento el cemento frío de la pared contra la espalda pero no es suficiente espacio.

Desde el lugar dónde se encuentra habla pausadamente:

-Voy a hablar, quieres respuestas ¿no es así? Pero con que vuelvas a hacer tus numeritos me voy, no estoy para eso ¿Entendido? -sentí su mirada cruzar la habitación esperando mi respuesta- Responde -demanda.

Un sonido gutural sale de mis cerrados labios, pero le basta para continuar.

-Taissa -siseo-, primero déjame aclararte que no corres ningún peligro -apesar de todo mis labios brotaron una amarga sonrisa por la ironía de sus palabras-, no tienes que preocuparte porque no va a pasar nada que no quieras que pase -susurra

No quiero esto, ¿Puedo irme?
Quise decirle. Parece broma lo que sale de sus labios.

- Pero -baja la voz- siempre que me obedezcas. Esta última parte es muy importante, no te pases de lista, que conmigo no va a funcionar ¿Entendido? -gemí-. Genial.

Se acerca, lo siento caminar, y se sienta en la orilla justo a los pies, siento como se hunde bajo su peso.

Él nota el efecto que causa en mí, por lo que suspira de frustración. Toma toda la fuerza que creí había en mí, para pronunciar unas simples palabras. Me remojo los labios pero mi lengua esta seca, abro los labios más de una vez y los vuelvo a cerrar porque de ellos no brota sonido.
Él se mantiene en silencio y yo cierro los ojos creyendo que las palabras así saldrían más fácil.

-Di-di-i-i- me-e -carraspeo- Dim-e-e qu-ue hago aquí -demande débilmente.

Una áspera risa suena en la habitación.
¿Este tipo no puede dejar de reír?

- Por lo que veo no recuerdas nada -sigue riendo y yo no puedo responder nada- Pues guarda silencio, ya es hora de que te enteres que haces aquí.

Trago en seco ruidosamente.

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Y hemos aquí, otro capítulo.

LVK ✨.

El Pequeño Cuarto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora