—¿Qué quieres?— fruncí los labios al verla ahí y pasé la mirada hacia lo que tenía en las manos, una bandeja con un vaso de jugo.

Me extendió el objeto y formó una pequeña sonrisa.

—No quiero nada.— dije tajante, volviendo mi vista a la pantalla.

La miré de reojo e hice una mueca. No quería nada de ella, tampoco verla, sentía un tipo de molestia. Quizá por el hecho de que ella fue quien arruinó mi plan, tal vez.
Pero, me molestaba aún más el hecho de que tenga que estar aquí, en mi hogar.

De todos modos, dejó el vaso en la mesa de estar frente a mí. ¿Acaso era tonta o algo así? Le dije que no quería nada.

—¿Sabes dónde se ha metido mi hermana?— pregunté justo cuando ella había volteado para irse.

Claro, iba a contestar y todo.

Ella giró su rostro mirándome expectante unos largos segundos, como siempre, y se encogió de hombros como respuesta.

—Habla. Ahora.— hablé sobrepasado. Me removí en el sofá.

Rayos, sólo unos días de su presencia aquí y esa tipa ya colmaba mi paciencia. Lo peor es que si hablaba, al menos si con Jiwoo; las oí varias veces, y no entendía la razón por la cuál conmigo no.

Volteó por completo su cuerpo a mi dirección y agachó la cabeza.

—Sé que sabes hablar, te oí varias veces con mi hermana. Pero siempre que me acerco, te callas.— me levanté del sillón y ella se sobresaltó, abriendo mucho los ojos.

¿Qué mierda le pasa? ¿Cree que le haré algo o algo así?

—¿Vas a hablar o no?

Me acerqué y ella retrocedió varios pasos más, permaneciendo con la misma expresión asustadiza.

La señalé y abrazó la bandeja como protección.

—Por un demonio, ¡contesta ya!— la tomé por los hombros, sacudiéndola con ímpetu, lo que hizo que la bandeja escapara de sus brazos y como acto seguido, cubrió su cabeza con ambas manos.

—¡No! ¡Sueltame!— chilló.

Arrugué el entrecejo sin comprender; fui algo brusco al parecer.

La solté sin decir nada y sólo permanecí con  los ojos muy abiertos. La oí sollozar, se había hechado al piso mientras aún cubría su cabeza.

—No me lastimes, por favor, no...no...— balbuceó entre sollozos.

Desvíe la mirada un poco apenado. Bien, había conseguido que dijera algo, pero no resultó como esperaba que fuera.

—Disculpa, yo...no buscaba lastimarte.

Mis palabras se arratraron.

Por supuesto que no iba con esas iniciativas, solamente quería que dijera algo. Pero me había dejado llevar por la frustración. Y tampoco era para que se ponga así.

Me acerqué un poco a ella poniéndome de cuclillas, y toqué su hombro.

—Oye...

Volvió a mirarme y trató de retroceder un poco.

—No...no me lastimes.— me miró despavorida.

¿Qué le ocurría? ¿Por qué razón querría lastimarla?

Abrí la boca dispuesto a hablar, pero un sonoro resuello hizo que la volviera a cerrar y mirara a la dirección en la que provenía aquello.

—¡Díos mío, Hoseok! ¿¡Qué le has hecho!?— mi hermana estaba parada en la puerta de la sala, mirando la escena con los ojos muy abiertos.

Blue se levantó inmediatamente y corrió a los brazos de mi hermana, donde sollozó aún más.

—¿Qué ha pasado, Blue? ¿Mi hermano te ha hecho algo?— Jiwoo acariciaba la cabeza de la chica y al sólo recibir más sollozos de su parte, me mi miró fulminante.

— Yo no le he hecho nada.— la miré con seriedad y ella chasqueó la lengua.

—Hoseok.— reprochó.

—¿Qué? Sólo le dije que hablara y se asustó sin razón alguna.— crucé los brazos y me encogí de hombros.

Jiwoo me miró con furor para luego seguir acariciando a la chica.

—Vamos a lavar ese rostro y luego comeremos, ¿si?— le sonrió y ella asintió. Se dieron la vuelta para salir, pero antes, Jiwoo volvió a mirarme.
—Esto no queda aquí, Hoseok.

Chasqueé la lengua, importandome poco lo que dijo. Volví a sentarme en el sofá.

Esa tipa era una extraña y una exagerada.

...

💕

The stranger ➸ J. HoSeok ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora