𝑵𝑼𝑵𝑪𝑨 𝑻𝑬 𝑴𝑬𝑵𝑻𝑰 • 𝙒𝙞𝙡𝙡 𝘽𝙮𝙚𝙧𝙨

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CHAPTER TEN:
THE FINAL

Les dolía aceptar aquello.

Concluir todo con esa noche.

Todo con un baile.

Él la esperaba sentado en una grada del gimnasio, absorto en sus pensamientos.

Absorto en la posibilidad de que todo se acabara ahí.

Ella aún estaba en su casa.

Poniéndose un precioso vestido, el cual le había conseguido su tía.

Tanto ella como su tía admiraban el vestido, era precioso.

Eve se lo puso, y se peinó con una trenza corona.

Salieron al porche y May subió al coche manos al volante.

Eve respiró hondo y se metió en el automóvil, de copiloto.

Se encaminaron a la escuela.

—Cariño, ¿Estás nerviosa?

—No— contestó intentando parecer firme.

—Entonces, ¿Porque tiemblas?

—Tengo frío, solo eso— dijo cortante.

—Lo dudo, están todas las ventanas cerradas y tenemos la calefacción.

Eve chasqueó la lengua y miró para abajo.

—Tengo miedo— alzó la cabeza.— Tengo miedo de estropear nuestro adiós.

Reprimió sus lágrimas al borde de sus ojos, no quería llorar.

—Eve, no tiene porqué ser un adiós.— intentó animarla.

—Todo cambiará.

—No puedes ser así de negativa.

—¿Cómo puedo cambiar esto?— contestó con un hilo de voz y mirando a su tía a los ojos.

—Haciendo de esta, una noche inolvidable.— echó el freno de manos.

Habían llegado.

Vendré a recogerte en dos horas.

Eve asintió.

Se bajó del coche, le temblaba incluso la mandíbula.

Volvió a respirar hondo y se encaminó a la puerta.

Entró y Nancy le saludó.

Allí le vió.

Su corazón se paralizó.

El miraba para abajo, pero sería cuestión de segundos que alzará su mirada.

Él, que era un simple chico, víctima del azotamentes, quién iba a pensar que sería la persona más deseada de aquella chica.

Eve Ives.

El pequeño Byers alzó su mirada.

El dolor inundó sus ojos, los cuales cerró por unos segundos con fuerza para luego abrirlos y acercarse a ella.

—Wow Eve, estás...

—¿Precioso?

Will rió con nostalgia.

—Eso mismo— le sonrió mirando a los ojos de 012, de los cuales salían lágrimas de incredibilidad.

—¿Sabes cómo se baila?

—Pues Dustin y Lucas me han enseñado así por encima que yo te pongo las manos en la cintura, y tú en mis hombros.

—Está bien— obedecieron aquello y comenzaron a bailar al compás de la canción.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Adelante.

—¿Porque yo, Will?

—¿Porque yo, Eve?— ambos sonrieron.

—No lo entiendo.

—Es que no tiene sentido. Es algo que pasa, y...

—Te quedas embobado mirando a la nada— Eve sonrió.

—¿Porque huiste?

—No soy capaz de hacerle frente a eso.

—¿Y si lo digo ahora?

—¿Qué?

—¿Aquí y ahora?

—Para— Eve rió.

—Nunca dejes de hacer eso.

—No lo haré si tú tampoco dejas de hacerlo.

—Trato hecho.— ambos asintieron— Trato hecho...

[...]

—Adiós Mike,— le abrazó por último después de haberlo hecho con todos.

Con todos,

Menos con Will.

Todos se reunían en la casa de los Byers para despedirse de Eve, Tía May la esperaba fuera con el coche en marcha.

—Bueno chicos, ha sido un placer haber podido conseguir esta misión con vosotros.

—Esta no era tu misión precisamente.— comentó Lucas.

—Supongo... Que son cosas que pasan, sin explicación lógica. Solo las del corazón.— puso la palma de su mano en su corazón mientras sonreía al pronunciar aquellas palabras.

Se armó de valor, se giró, y se dirigió al coche.

Todo.

Todo lo que habían vivido se acababa ahí, en ese preciso instante.

Era un adiós.

Un hasta nunca maquillado con abrazos.

Un os quiero, camuflado por lágrimas.

Se montó en el coche.

Tía May arrancó el coche y comenzaron a avanzar.

De repente pegó un frenazo.

—¡Eve!

—Lo siento.— se disculpó

Tía May chasqueó la lengua, y volvió a poner la marcha al coche.

—Espera.

—¿Que?

—Que te esperes.

May frenó el coche, y Eve salió disparada dirección la casa de los Byers.

Ni siquiera llamó al timbre.

Gracias a sus poderes abrió la puerta sin utilidad física, y tiró a Nancy al suelo.

—«Por estar en medio»— pensó Eve.

Cogió a Will, y le hizo girar, y al final de la vuelta, lo agarró por las mejillas, y le depositó un largo beso, el cual Byers correspondió sin dudarlo.

Se separaron por falta de aire.

Ambos sonrieron.

Eve añadió.

—Nunca te mentí, tan solo obté por no decirte que te amo.

THE END