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CHAPTER 5:
THE KISS

—¡LO SABÍA!— gritó Mike— ¡POR ESO ME HICISTE SENTIR ESOS ESCALOFRÍOS Y NO SABÍAS LO QUE SIGNIFICABAN LA MITAD DE LAS PALABRAS!

Mike, frustrado, se levantó de sofá y se puso a dar vueltas por todo el sótano.

Eve, solo podía pensar en una cosa, solo podía pensar en...

Will.

—¿Que? ¿¡Porque demonios lloras ahora!?— se quejó Mike

Pero Eve carecía de palabras en aquel momento.

Estaba dolida.

No sabía porque y eso le aterraba aún más.

—¡NO LLORES! ¡ERA LA ÚNICA MANERA DE COMPROBARLO!

Pero Eve era incapaz de controlarse.

Aún sentada en el sofá, mientras Mike no dejaba de dar paseos por el sótano, ella abrazaba sus piernas.

—¡DEJA DE LLORAR! ¡ME PONES MUY...

Pero Eve, saturada de aquella situación, con miedo y enfado, levantó el brazo sin hacer lo mismo con la cabeza.

—AAAH— dijo apuntando al chico el cual salió por los aires, concretamente a la caseta.

—¿¡QUE HACES!?— dijo observando lo poco que quedaba del resguardo de Ce.— ¡VETE!— ahora Mike también lloraba.

Superandola por completo, Eve se fue corriendo de la casa de los Wheeler.

Concretamente al laboratorio de Hawkins.

—«Te vas a enterar, Mike Wheeler»

La rabia tan abundante que se apoderó de ella fue la suficiente como para decirle a Brenner que sabían cosas de Once, y el lugar donde se alojaban los Wheeler.

Cosa, que jamás pensó que se atrevería a hacer.

🐸🐸🐸

Una vez llegada a las vayas del laboratorio, Doce, se pensó más de dos veces el no entrar y dejarlo todo cómo está

—«¡¿PORQUE LLORAS!?» «¡VETE!»

Cada palabra, cada gesto, cada momento lo recordaba como si estuviera pasando ahora, pero si algo le hizo querer entrar de verdad, era el daño que le causaba pensar en una persona.

En Will Byers.

Cerró los ojos con tanta fuerza que algunas lágrimas que en teoría tendrían que consumirse sin salir de ahí, salieron de la presión.

Visualizó a su guarda favorito. Y si, guarda favorito, el señor Hayes, era un señor de unos treinta años, que pasara lo que pasara siempre que 012 entraba le dedicaba una sonrisa muy amable, y le dedicaba mucha suerte cada vez que entraba en un maldito zulo de Brenner.

De hecho, el día que Brenner le encomendó la misión de ir a por Once, le dijo que si le necesitaba podía servirle de ayuda.

O bueno, eso es lo que ella entendió cuando el señor Hayes le miró, se dió dos golpecitos en la cabeza con el dedo y le dijo, "Cuando quieras"

Lo que ella entendió como que podría controlarle la mente si iba a servir de ayuda personal.

Y personal, porque si era algo a favor de Brenner pretendía oponerse.

Y que trabajara ahí creaba bastante duda, pero fue algo que nunca llegó a decir.

Austin Hayes.

Le controló la mente, solo tenía que guiarlo hacia la salida sin que nadie lo viera y abrirle la puerta.

El supuesto señor Hayes se encaminó hacia la vaya para abrirla pero algo la detuvo.

—¡AAAHH!— un fuerte grito femenino salió de una habitación.

El "señor Hayes" se dirigió hacia la habitación y por una rendija que quedaba abierta pudo ver a una niña con la nariz sangrando y retorciéndose de dolor en el suelo.

—¡Papá! ¡POR FAVOR!— le suplicaba la niña

—Un poco más, Nueve.— le contestaba Brenner con notable indiferencia.

El señor Hayes corrió con sigilo hasta el despacho.

Cogió un papel y un lápiz y entró en el baño, se metió en una cabina, y escribió.

Gracias señor Hayes, pero...
Ya no quiero hacerlo, necesito protegerla.
Ten suerte.

Att: XII

Eve, salió del cuerpo de aquel señor. Cuando el reaccionó sonrió orgulloso de alguna manera.

Eve, pensando en lo que hace unos segundos acababa de ver, se fue a su casa mientras las lágrimas salían por accidente de sus ojos.


—¡Ya estoy en casa, tía May!— dijo intentando sonar lo más segura posible.

—Ven un momento al salón, tenemos visita.

Eve, extrañada por la visita, se limpió los ojos con la manga del jersey y se fue al salón.

—¿Quien es este señor?

—Se llama Hopper, Eve. Solo quiere preguntarte unas cosas

Eve, atemorizada de que le preguntara cosas que no quería oír por culpa de Mike o Lucas, afirmó intentando sonar segura de nuevo

—Hola Eve, soy Hopper, siéntate. No me mires así, no vengo hoy como policía. Vengo como mensajero

—¿Que quiere decir?

—Joyce Byers— nombre que sacó de la mente de Lucas.— Es la madre de dos chicos, Will y Jonathan Byers.

—Si... Ese Will va a mi clase— dijo bajando la cabeza.

—Me ha contado que estabas en casa de los Wheeler, y que Will a ido a bajar al sótano y se ha ido corriendo a su casa. La madre le ha tenido que seguir y obligarlo a entrar en el coche. Will se niega a contarle lo que ha pasado y Mike aún más. Así que solo quedas tú

—¿Y por eso a venido hasta mi casa?

—Mira, Will estuvo desaparecido el año pasado durante casi dos meses, lo daban hasta por muerto, está intentando volver a adaptarse, y le está costando, así que te pido que me cuentes lo que pasa, porque solo así podemos descartar algunas cosas.

—Mira... Yo...— volvió a bajar la cabeza. Y por enésima vez en el día, una lágrima bajó de su ojo hasta recorrer toda su mejilla— No puedo hacerlo.

Se levantó corriendo y se encerró en su cuarto.

Hopper la siguió y golpeó la puerta que ella había cerrado anteriormente.

—¡Que pasa, chica? ¡Tienes que decírmelo! ¡Aunque sea solo una palabra!

—¿Cuando le diga esa única palabra se irá?

—Si, te lo prometo.

La niña abrió la puerta y miró a su tía quien asintió.

Luego miró al policía, se dignó de valor.

Y si, realmente no era gran cosa, pero era pensar en eso, era pensar en Will, y simplemente le dolía. No sabía si era fisico o mental, solo le dolía.

Maldito Mike...

—Beso

𝑵𝑼𝑵𝑪𝑨 𝑻𝑬 𝑴𝑬𝑵𝑻𝑰 • 𝙒𝙞𝙡𝙡 𝘽𝙮𝙚𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora