scary love; kookgi

the first night we slept together

La música estaba comenzando a aturdir los oídos de Jungkook, su mente comenzando a considerar la idea de irse del lugar, a pesar del alcohol que había consumido, aún tenía control de si mismo y podría irse en ese mismo instante.

Si bien su objetivo al ir a ese club era llevarse a algún lindo chico (o chica, tampoco importaba tanto) a su departamento y descargar el estrés que tenía en su cuerpo, Jungkook no estaba tan necesitado, o eso le gustaría pensar, después de meses sin darle a su cuerpo lo que necesitaba. Pero nadie había logrado captar su atención en ese lugar, nadie parecía ser lo suficientemente interesante ni lograba despertar esa chispa de deseo que luego ardería en él. Absolutamente nadie, exceptuando a un lindo chico de pantalones de cuero y chaleco del mismo material.

El problema con este chico es que no estaba solo, un chico castaño, de ancha espalda y mucho más alto parecía estar acompañándolo. El otro no estaba nada mal, para el gusto de Jungkook, pero cabello-menta-y-lindas-piernas estaba muchísimo mejor, lo suficiente como para meterse en una pelea por él, pero no estaba de humor para eso ese día.

Ya cansado de ver el cuerpo del chico balanceándose en la pista de baile y alabar al diseñador de esos pantalones por lo bien que se adherían a sus piernas cuando se movía, Jungkook estaba a punto de irse cuando vio como chico-menta empujaba al castaño bruscamente y se iba a sentar al bar. El más alto había estado frotándose descaradamente contra el más pequeño y había comenzado a intentar besar el cuello ajeno (otra razón por la que Jungkook quería irse, ya que no se veía en capacidad de ver eso), y claramente no se esperaba esa reacción, se quedó en medio del lugar, antes de verse arrastrado por las chicas alrededor de él.

La situación gritaba "oportunidad" y Jungkook no pudo hacer nada más que aprovecharla, acercarse al ahora solitario chico, preguntándose que tipo de persona sería, ya que esto influiría en que tipo de persona aparentaría ser él. Tal vez ni le interesaban los chicos, considerando que acababa de rechazar a uno bastante guapo, pero Jeon confianza Jungkook sabía que podía hacer que personas se cuestionaran su sexualidad.

—¿Quieres una bebida? —preguntó Jungkook sentándose al lado del chico, quien sorpresivamente volteó a mirarlo con los ojos llorosos.

Bien, Jungkook no sabía cómo manejar eso.

La única persona con la que había lidiado en una situación así era su hermana, ni siquiera cuando terminó con su ex novia pudo soportar las lágrimas que esta soltó. Ciertamente se sintió como una mierda por haberla, literalmente, dejado en una situación así, pero se habría sentido peor de haberse quedado. Él era débil ante la debilidad y no podía negarle nada a alguien que estaba llorando, motivo por el cual procuraba evitar esas situaciones.

Joder, él debería haberse marchado en ese preciso momento, pero el chico frente a él sonrió, sorbió su pequeña nariz con un sonidito y gesto que le resultó malditamente adorable y no sabía como o porqué había notado. El de cabello menta asintió y Jungkook se apresuró a pedirle algo, oliéndolo discretamente antes de entregárselo, o eso pensó que hacía, pues la discreción no era una de sus mejores capacidades.

—¿Acabas de oler mi bebida? —preguntó el chico, parecía haberse limpiado las lágrimas y tenía una sonrisa divertida en el rostro— ¿Eres una de esas personas que se emborrachan con el olor del alcohol?

—Estaba comprobando que no te hubieran puesto algo —contestó Jungkook devolviéndole la sonrisa y comenzando su plan—, es uno de los riesgos que corres cuando eres tan hermoso.

Ver sus mejillas tomar color le informó a Jungkook que el chico no estaba acostumbrado a ser elogiado de esa manera. Lo que lo dejó con dos posibilidades, divertirse a su costa y disfrutar de verlo sonrojarse cada vez que coqueteara con él o calmarse un poco y dejar de ser tan sugerente. La segunda opción le tomaría más tiempo, pero la primera podría arruinar su plan completamente. Antes de que Jungkook decidiera que hacer, el chico apoyó su codo en la mesa y se inclinó lo suficiente como para rozar sus labios en la oreja del pelinegro.