— ¿Otra vez ese sueño? - pregunta mi madre sentándose a un lado de la cama a la vez que yo me incorporo - Tranquila cariño, ya pasó, ya estoy aquí.

Paso mis manos por mi cara intentando retirar la fina capa de sudor que la cubre. Suspiro, la miro y empiezo a tranquilizarme, saber que solo fue un sueño y que puedo ver una vez más a mi madre me tranquiliza. Aú así no olvido los sucesos del sueño.

— Viene a por mí - digo lentamente con la voz entrecortada.

No sé el porqué pero hay algo que me dice que está cerca, hay algo que me obliga a estar alerta, temo que en cualquier momento llame al timbre de mi casa. Por muy estúpido e infantil que suene.

— Hope, es solo un mal sueño. Un sueño - recalca seguido de un suspiro.

Intento eso, pensar que es un sueño pero, joder, simplemente no puedo. Este sueño se lleva repitiendo durante meses y cada vez con más contenido, con más cabos sueltos, cada vez más extendido. Mi instinto me dice que es algún tipo de alerta, pero por el momento solo quiero creer que lo que me inquieta es lo muy real que se siente.

Tras unas tranquilizadoras palabras de mi madre y una ducha con el fin de eliminar el sudor que me cubre y lograr despejarme me dirijo a la cocina para reunirme con mi madre.

— He hecho gofres, también hay sirope de chocolate - dice llevando el plato a la mesa.

Tardo en reaccionar ya que estoy demasiado concentrada intentando relacionar el origen de la pesadilla, busco desde películas de miedo hasta un suspendido en matemáticas que probablemente podría ser uno de los causantes por lo aterrador que me resulta.

— Gracias Susan - digo mientras me siento.

— ¿Algún día me llamarás "mama"?- sonríe desde el marco de la puerta y sale de la cocina dejándome sola disfrutando de mi desayuno.

Al acabarlo dejo el plato, vaso y utensilios usados en el pico para lavar. Me dirijo al salón mientras bostezo y me siento en el sofá. A estas alturas de la mañana mi ajetreada mente ya se ordenó de nuevo, aclarando más o menos mis ideas.

— Hope - dice mi madre acercándose con una caja entre las manos.

Fijo mi mirada en la pequeña caja y a medida que se va acercando más a mí distingo unos pequeños dibujos tallados en la madera, se trata de criaturas poco definidas por lo que su reconocimiento se me hace difícil. Una vez mi madre se sienta a mi lado y abrie la caja se hace visible un colgante colgado de una cuerda negra. El colgante consiste en una figura bastante inusual de color plata con forma de media luna finalizando en una pequeña espiral.

— Quiero que lleves ésto siempre contigo - dice acercándomelo - Te protegerá.

— ¿De qué?- pregunto desconcentrada ya que después del sueño no veo este un buen momento para que me hable de protección.

No dijo nada más y dejando la caja en el lugar que antes ocupaba en el sofá se fue. Miré los dibujos que se encontraban esculpidos en ésta, parecían osos pero eran más grandes. Por algún motivo me resultaba familiar esa imagen. Saqué el colgante y lo sostuve entre mis dedos, observando su extraña pero a la vez bonita forma. Me lo puse y lo dejé caer contra la piel descubierta de mi pecho. Lo miré confusa sin entender de qué me protegería. Nota mental: Debía preguntárselo a mi madre.

El timbre suena y en ese mismo instante me parece ver el colgante parpadear con una luz azul pálido, pero supongo que es por el reflejo de la luz así que no le doy importancia. Me levanto y me dirijo a la puerta para abrirla. Rozo el pomo de la puerta y una luz más intensa proveniente del colgante llama esta vez mi atención ya que esta vez su intensidad aumentó iluminando casi el recibidor al completo. Me quito el collar extrañada y lo dejo sobre la mesa, luego miraría de que se trata ya que tengo muchas dudas acerca de éste. Acomodo mi pelo y abro la puerta encontrándome con un joven bastante alto, lo suficiente como para que su sombra se cierna sobre mí. Su cabello es rizado, muy rizado y sus labios finos, rosados pero a la vez pálidos al igual que su cara la cual tiene unos rasgos muy marcados y bien definidos. Me fijo en sus ojos, en aquellas verdes y gélidas esferas que desprendían frialdad, carecían de cualquier rastro de calidez o amabilidad.

— ¿Necesitas algo? - pregunto al finalizar mi inspección de su rostro.

— Me acabo de mudar a la casa de enfrente, venía a presentarme.- dice señalando la casa.- Soy Harry, Harry Styles- dice extendiendo su mano hacia mí.

— Hope Sullivan - contesto estrechando su mano la cual produce un escalofrío en mí por lo áspera y gélida que me resulta.

Mi madre se acerca por detrás con la intención de descubrir quién se encuentra hablando conmigo, viene con una amable sonrisa pero al alcanzar a ver al joven ésta desaparece automáticamente para abrirse paso una muesca de desagrado. La miro confusa y le brindo una sonrisa a Harry como disculpa. Mi madre mira el colgante que se encuentra sobre la mesa aún parpadeando para después dirigir su mirada hacia mí con su ceño notoriamente fruncido.

— Puedo volver en otro momento - dijo el joven incomodado ante la situación.

— Oh, bueno, podrías venir esta noche a cenar - digo intentando ser amable tras los hechos ocurridos.

— Claro, nos vemos - me dedica una vacía sonrisa que logra estremecerme, la maldad, espera, no sé como etiquetar el sentimiento que desprende su sonrisa. Después se gira y camina de regreso a su casa.

Mi madre cierra la puerta bruscamente, dejándome aún más confusa. Seguidamente coge rápidamente el collar y me lo pone de nuevo alrededor del cuello y poco después éste dejó de parpadear. Me mira con furia, con enfado.

— ¿Cómo se te ocurrió invitarle a cenar?- pregunta prácticamente gritando.

— Intentaba ser amable Susan – contesto irritada sin entender su comportamiento ya que debería estar yo molesta por como se comportó ante el joven y no ella.

Me observa unos segundos y sin decir nada se da la vuelta y entra de nuevo a la cocina, dejándome confusa. Tal vez Harry y ella se conociesen, eso sería lo único que podría justificar lo sucedido, tal vez hubiese pasado algo desagradable entre ellos años atrás. Me centro de nuevo en la joya que llevo y recuerdo el brillo cegador que había producido segundos antes de abrirle la puerta a Harry, ¿no sería un detector de gente odiada por mi madre? Eso explicaría mucho.

Suspiro y me vuelvo a dirigir al sofá cuando la caja de madera se topa con mi campo de visión, la cojo y me fijo en los pequeños monstruitos tallados sobre la madera haciendo que estos me devuelvan al mal sueño anterior por la similitud que tienen con la bestia. Dejo la caja para dejar de pensar en todo un momento, relajarme y prepararme psicológicamente para lo que venía esta noche. Con el comportamiento de mi madre ante el vecino nuevo sabía que sería difícil que todo saliese bien, muy difícil.

Dark Side |HS|Where stories live. Discover now