Capitulo 105

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Helloo!♥ espero les guste!!! (Lean la sinopsis de la nueva novela que subire es de Jack Gilinsky♥)

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A la mañana siguiente escuché esa voz grave y desesperada. Estaba tan cómoda en los brazos de él que no quería moverme. Decidida a no moverme, volví a cerrar los ojos. La voz se hizo más fuerte al otro lado de la ventana y descontenta levanté sólo la mirada para encontrarme a Nash con la cara casi pegada en el vidrio. Reí y le di un suave codazo a Matt. El inconscientemente me atrajo más a él y me envolvió más protectoramente. Sentir sus brazos en mi piel era maravilloso, eran únicos, eran esos que al rodearme me hacían sentir en el lugar correcto. Ahogué una risa y volví a codearle, una y otra vez con suavidad hasta que despertó.

Matt: Te amo. –Murmuró cuando intentaba abrir los ojos. Besé su mejilla y automáticamente sus ojos se abrieron y sus labios buscaron los míos, pero con una sonrisa inocente alejé mi cabeza.
Tu: Nash está justo ahí afuera. –Señalé la ventana, el miró y se encontró con un Nash molesto y cansado del otro lado. 
Matt: Ay no. –Se quejó. Su voz ronca al despertar volvió a encender mi alma y mi cuerpo se volvió tibio. Luché contra la necesidad de besarlo.

Nos desenredamos riéndonos y me hice a un lado para que el abriera la puerta, la vista de sus brazos y su espalda me sacaron por unos segundos de la vida. Salió primero y luego yo. El día era hermoso. Cálido, soleado y el viento corría moderadamente. Parados frente a Nash sin saber que hacer o decir, mientras que él nos miraba con el ceño fruncido. Hasta que reaccionó y se llevó las manos a su cabello y lo apretó, para luego abrazarnos a ambos.

Nash: Me tenían tan asustado. Los he buscado desde las cuatro de la mañana. –Nos abrazó incluso más fuerte. 
Tu: Lo siento, Nash… -Interrumpió.
Nash: No solo yo. Todos los hemos estado buscando, el mundo entero cree que están perdidos y ya son noticia en todos los países. Están desesperados. –Se alejó y limpió una lágrima de su mejilla.
Tu: ¿Noticia en todo el mundo? Fue solo una noche. –Dije sorprendida.
Nash: Lo sé, pero… Mejor vamos, allá les explico. 
Matt: No tenemos más gasolina en el auto. –Nash miró el auto y luego apuntó el de él con su cabeza.
Nash: Suban al mío.

Camino a casa Nash iba sujetando el volante tan fuerte que sus nudillos se destacaban en un blanco pálido. Podía ver que tan frustrado había estado por su mirada. Condujo por eternos minutos. Mientras que nosotros estábamos sentados en la parte trasera del auto con nuestras manos entrelazadas. Volteé mi cabeza para ver a Matt y el tenía esa sonrisa soñadora y hermosa que sentía como me volvía agua a su lado. De pronto Nash estacionó el auto rápidamente a un lado de la calle, pasaron unos segundos hasta que volteara a vernos y…

Nash: ¿Ustedes que hacían juntos? –Parecía más que sorprendido. Reí y Matt levantó nuestras manos unidas. Me ruboricé locamente y me reía de la expresión de Nash.
Matt: Adivina quienes volvieron. –Matt alzó las cejas y volví a mirar a Nash, el me miró como si no le creyera a Matt y esperaba mi confirmación. Asentí con mi cabeza mientras dejaba salir una amplia sonrisa. 
Nash: ¿Ustedes… tú… él… juntos? 
Tu: Sí.
Nash: Oh, creí que esto jamás volvería a suceder. Pensar en cómo lo pasaron… digo, Matt lloró un océano toda una noche en mi hombro y en verdad estaba muy mal. Por cierto, estropeó mi camisa. Me debes una nueva, hermano.
Matt: Olvida eso, has dado mucha información. –Lo fulminó con la mirada. Reí.
Tu: Lo bueno es que ya no llorará más en tu hombro ni te estropeará otra camisa. 
Nash: ¡Era mi favorita! Eso demuestra cuanto te amo, Matt. De otra manera hubiera corrido tu cara. –Negó con su cabeza y nos sonrió, su mirada se relajó y ya no era el Nash tenso y preocupado.

Siguió conduciendo. Mi cabeza estaba apoyada en el hombro de Matt, quien ya se había colocado su camisa y olía increíblemente bien. Llegamos a mi casa y lo que vino después fue caos total. Estaba completamente lleno de gente, había muchas chicas llorando y unas que al ver el auto gritaban y casi se lanzaban. Nuestras expresiones reflejaban confusión. ¿Qué sucedía? 
Matt me acercó más a él incluso cuando creí que era imposible tenerlo más cerca. Apreté su mano y lo miré. El también a mí y encogió ligeramente sus hombros. Estaban todos los autos de los chicos estacionados afuera e incluso autos que jamás había visto. Nash aparcó tras el jeep de Aaron y abrí la puerta para salir. Una ola de chicas vino a nosotros y sentí como mi mano se deslizó de la de Matt, me empezaba a ahogar con tantas personas alrededor y no podía salir de ahí. Algunas lloraban, otras gritaban, otras sonreían como si jamás lo hubiesen hecho. La mano de Matt volvió a encontrarme por delante y sentí como me llevaba fuera de ahí. Agaché mi cabeza y cerré mis ojos, rogué porque nada me hiciera algunas de las chicas que solían querer matarme por estar con su ídolo. Volví a sentir el viento en mi cara y abrí los ojos. Los guardaespaldas de los chicos estaban tras y por delante de nosotros. Los paparazzi estaban como locos fotografiando y el camino a casa se me hacia eterno. Hasta que llegábamos a la puerta y de ahí salió corriendo una energética chica rubia. Alzó sus brazos y me abrazó como si no me hubiese visto en años. Respondí a su abrazo y reí de confusión. Miré a Matt desde el rabillo de mi ojo y observé como los chicos también lo abrazaban. Luego nos hicieron pasar a dentro y cerraron la puerta tras nosotros. El ruido de las chicas disminuyó y se hizo lejano. Me dejé caer perezosamente en el sofá.

Tu: ¿Qué ha sido eso? –Pregunté acomodando mi vestido.
Taylor: El mundo entero creía que les había sucedido algo. –Dijo mirando con seriedad. Matt se sentó en el sofá a mi lado. 
Matt: Estuvimos fuera solo una noche, es algo normal.
Jack J: Cuando eran las dos de la mañana y no te vimos en ningún lado en la fiesta creímos que te habías ido así que seguimos disfrutando… -Nash interrumpió. Me miró a mí.
Nash: A las tres de la mañana Samantha quiso llamarte para decirte que estaba conmigo en mi departamento pero tú no contestaste. Llamamos muchas veces pero no obteníamos respuesta. Así que para asegurarnos vinimos a asegurarnos de que estuvieras en casa ya que no te vimos en la fiesta antes de irnos.
Jack G: Cuando ya eran las tres de la mañana, recordé que yo tenía las llaves del departamento de Matt y creí que él estaba fuera de su puerta, esperando que yo fuera a salvarlo. Ya que yo no me encontraba en condiciones de conducir y Lia no tiene la licencia para conducir, llamé a Rob para que nos llevara al departamento de Matt. 
Nash: Cuando Samy y yo llegamos acá y no te vimos comenzamos a preocuparnos más aun. 
Jack G: Cuando llegué al departamento de Matt y no lo vi ahí, me preocupé demasiado. Llamé a Nash, él era el único del grupo que no estaba pasando la fiesta con nosotros por lo que supuse que Matt se había juntado con él.
Nash: Jack me contó que Matt no estaba en ningún lado, yo le conté que tú tampoco estabas en ningún lado y entonces nos asustamos mucho. 
Aaron: Pero ninguno creyó que ustedes podían encontrarse juntos. –Sonrió y alzó una ceja.
Samy: Tienes mucho que contarme, mujer. –Sonrió picaronamente. Me ruboricé y agaché mi mirada. 
Matt: Aun no entiendo como el mundo se enteró.
Carter: Ni nosotros. O quizás sí. Comenzamos a buscarlos, a llamar todos nuestros contactos que pudieran tener conexión con alguno de ustedes preguntando por si los habían visto. Tal vez alguien no calló y le contó a alguien más que ustedes dos estaban perdidos y así. En la página web de E! salió la noticia de que estaban extraviados, comenzó a comentarse en las redes sociales y se volvió algo público. 
Shawn: Estábamos locos buscándolos. Con el caos de la gente nos desesperábamos aun más. Nos dieron el susto de la vida. 
Tu: ¿Y cómo nos encontraste, Nash?
Nash: No tengo idea. -Sonrió- Había dejado a Samantha acá en casa antes de partir a buscarlos, cuando ya no los encontraba decidí volver por Samantha e ir a casa de Cameron. Hay una carretera que está fuera de la ciudad pero que conecta con la ciudad y como me encontraba ya por esos lados decidí venir por la carretera en vez de volver por la ciudad. Fue así como de pronto vi el auto de Matt. Primero creí que estaba alucinando o algo parecido, hasta que vi la patente y no dudé. Aparqué el auto tras el de él y corrí a ver si estaban dentro. Los encontré muy juntos. –Hizo énfasis en la palabra muy. Matt rió y los demás también, estallé en tonos rojos quemando mis mejillas.
Matt: No había señal móvil en donde estábamos y nos quedamos sin gasolina el auto.
Tu: Aunque eso nos sirvió de mucho. –Sonreí acariciando su mano. Mi corazón palpitaba a una velocidad inimaginable y me era imposible sonreír más.
Cameron: Ahora hay que decirle al mundo que no estaban perdidos ni estaban haciendo fogatas de sobrevivencia, sino que estaban haciendo otras cosas para mantenerse en calor. –Su tono de voz era juguetón. Tuve la necesidad de lanzarle una almohada y que cayera dentro de su boca, pero en vez de eso reí negando con la cabeza.
Tu: ¿Cuándo dejarás de ser tan pervertido y mal pensado? Estás peor que Nash. 
Nash: ¿Yo? No, no me metas a mí, ya no voy por esos rumbos. 
Samy: Mas te vale que no. –Sujetó el brazo de él y sonrió inocentemente. 
Tu: En fin, necesito bañarme y comer. ¿Qué hay de ti? –Me levanté y miré a Matt que permanecía sentado.
Matt: Iré a mi departamento a cambiarme, pero vendré de inmediato. –Se levantó junto a mí y besó mi frente.
Tu: Te estaré esperando. –Susurré en su oído y aspiré su olor.
Matt: Casi me succionas entero. –Bromeó riéndose. 
Tu: Aun estando sentado en la tierra y durmiendo en un auto hueles maravillosamente bien.
Matt: Lamento no poder decir lo mismo de ti. –Susurró con una sonrisa malvada. Fingí sorpresa y luego enojo y palmeé su hombro.
Tu: Yo lamento decirte que ya no me bañaré más y tendrás que soportar el olor hasta que seamos ancianos. –Dije seriamente y el rió.
Matt: En verdad no es que me importe, olerías bien incluso si te revolcaras en lodo. Te amo. –Besó mi mejilla y luego me abrazó.
Carter: Ya, ya basta de escenas románticas, no quiero devolver mi desayuno. –Cubrió su boca y esta vez sí le lancé la almohada.

Transcurridas dos horas, me encontraba recogiendo mi cabello en una coleta. Vestía un pantalón de buzo gris y un suéter holgado. Ya dos horas y extrañaba con intensidad a Matt. No bajaba a comer aún ya que sabía que Samy me interrogaría y no quería hacer nada más que besar a mi chico, incluso no quería hablar. En la espera arreglé mis uñas, hablé con papá y mamá y leí algunas páginas de un libro. Oí un auto estacionarse y sin controlar mis pies, bajé corriendo la escalera y abrí la puerta, para luego lanzarme en sus brazos. Cuando creí que era imposible que oliera mejor, llega y cambia esa idea de mi mente. Entramos y subimos a mi dormitorio.
Tu: Ya me estabas matando porque no llegabas. –Murmuré apoyada en la puerta. El rió y se acercó muy lentamente a mí. 
Matt: Lo siento. Ahora debes… pagarme por todas esas semanas que me tuviste sediento de ti.´
Tu: Que bueno que me lo has dicho tú, no quería rogarte de rodillas por besos. –Reí y crucé mis brazos alrededor de su cuello. Acercó sus labios con lentitud desesperante a los míos. No pude más y corté la distancia, lo besé con emoción. Una y otra vez, no había nada más deleitante y sabroso que sus labios. 
Matt: Pagaría lo que fuera por qué tuvieras esa sonrisa hermosa en tu cara cada segundo que resta de tu vida. Perdón por borrarla. –Me miró apenado. Me encogió de hombros y lo conduje hasta mi cama.
Tu: Piensa en que la borraste pero la has vuelto dibujar en mi cara. –Me recosté y él se recostó a mi lado, frente a mí. 
Matt: ¿Me extrañaste? 
Tu: Terriblemente demasiado. ¿Quieres saber algo?
Matt: Lo que sea si se trata de ti. –Sonreí.
Tu: Lo que sentí cuando desperté esta mañana y te tenía a mi lado fue maravilloso. ¿Cómo puedo yo merecer a alguien tan increíble como tú?
Matt: El que debe preguntarse eso soy yo. Eres mucho más de lo que merezco. Después de Emma creí que todas las chicas me querrían solo por la fama y el dinero. Pero tú, tu solo llegaste y entraste en mi vida sin siquiera planearlo. Me hacías sentir entendido, querido y protegido. Cada vez que me sonreías sentía que ganaba el cielo, me encanta verte sonreír.
Tu: ¿Qué hizo Emma? He tenido la duda desde siempre.
Matt: Me hizo creer que me amaba. Montó la actuación perfecta. Luego vendió información mía a revistas y programas para conseguir dinero. Cuando me enteré, me molesté mucho y ella por enojo inventó que yo la había engañado con una de sus amigas, que por supuesto se unió a su asquerosa mentira. –Frunció el ceño recordando.
Tu: Ahora entiendo porque el desprecio de parte de los chicos. No entiendo cómo pudiste volver a dirigirle la palabra…
Matt: No soy rencoroso. ¿Qué contigo? ¿Qué hacías mientras no tenías idea de mi existencia? Ambos no hablábamos mucho de nuestro pasado.
Tu: Era feliz. –Me miró confundido, por lo que me confundí. Hasta que comprendí el sentido que le dio.
Matt: ¿Ya no eres feliz?
Tu: No es lo que quise decir. Sí, soy incluso más feliz que antes. Vivía con mi familia unida, pasaba casi todos los días con mi mejor amiga, era flirteada por Andrew. –Reí al acordarme de sus extraños coqueteos. 
Matt: Cómo pudo el destino ser tan cruel contigo y quitarte eso, eres la mejor persona del mundo.
Tu: Me quitó eso a cambio de darme esto. –Apunté a él y sonreí. Apoyó su mano en la cama y se inclinó a mí. Besó suavemente mi nariz. 
Matt: Eres la perfección convertida en persona.
Tu: No, no lo soy.
Matt: Lo eres. Eres más que eso. Cada noche que duermo contigo te observo unos minutos antes de dormir. Eres como un ángel que cayó sólo para mí. –Mi corazón se infló y me sentí tan feliz que con mi palma empujé ligeramente su pecho para que se recostara de espalda y me senté a horcajadas sobre él. 
Tu: No comprendo cómo puedes hacerme sentir hermosa. 
Matt: Es que lo eres y yo te lo hago saber, simplemente eso. –Coloqué mi frente en la de él y lo besé.
Tu: No vuelvas a hacer que quiera golpearte de nuevo, por favor. –Rogué y el rió.
Matt: ¿En verdad querías golpearme? –Asentí.
Tu: Necesitaba hallar una forma de destruir tu cara bonita y dejar de querer besarte cuando te viera.
Matt: ¿Así que también te impulso a querer besarme incluso aunque no me lo proponga?
Tu: Créeme que sí. Ahora, muero de hambre. 
Matt: ¿No has comido? –Negué.
Tu: No tenía ganas de hablar sobre nuestra reconciliación y Samy está allá abajo esperando a que te vayas y venir a interrogarme. –El ahogó su risa.
Matt: Yo podría contarle.
Tu: Son cosas de chicas. –Le sonreí.
Matt: Está bien. Hay una forma de que comas sin que ninguno de los dos bajemos. 
Tu: ¿Cuál?
Matt: Cómeme. –Sonrió maliciosamente.
Tu: Suena tentador.
Matt: Al fin y al cabo, todos somos pecadores. 
Tu: ¿Y cuál es tu pecado?
Matt: Enamorarme de un ángel.
Tu: ¿Es ese un pecado?
Matt: Eres mi tentación.

Sonreí como loca. El me amaba y estaba segura de aquello. De no haberme amado no hubiese vuelto a acercarse a mí cuando yo lo alejaba de mi mundo. El me deseaba y yo a él. Entonces me di cuenta que jamás podría estar con otra persona sin compararlo con Matt. Mi Matt. Y tampoco quería imaginar estar con otra persona. 
Finalmente me levanté de su regazo y caminé sonriente hasta la puerta. Antes de que saliéramos me detuvo cogiendo mi mano. Su tacto cálido me desequilibró y me hizo sentir llamas en mí.

Matt: Acompáñame a un lugar. –Me miró con sus ojos tiernos y brillantes.
Tu: ¿A dónde?
Matt: Viaja conmigo a tu país esta noche. Vamos a ver a tu familia.
Tu: ¿Qué? –Estaba sorprendida.
Matt: Por favor. –Suplicó.
Tu: ¿Por qué quieres ir a ver a mi familia? 
Matt: Sé que los extrañas y quiero completar tu felicidad. Quiero recompensar todo el daño que causé.
Tu: No te sientas obligado a hacer estas cosas, Matt. Ya te perdoné y debemos dejarlo enterrado en el pasado.
Matt: No es solo eso. Vamos. ¿Quieres ir?
Tu: Claro que quiero ir pero… -Interrumpió.
Matt: Iremos entonces. –Cerró la conversación y jaló mi mano conduciéndome hasta la cocina.

Mis manos temblaban de nervios y sabía que estaba pálida. El tomó estas y beso mis nudillos, enviándome calor corporal. La risa dulce y un poco chillona de mi amiga rubia hacía que mis nervios desaparecieran… sólo por unos segundos. Mis pies estaban en la tierra pero me sentía flotando dentro de una burbuja, donde sabes que se puede reventar y puedes caer. Las personas parecían conocidas y a la vez extrañas. El olor, el ruido, todo me recordaba a un año atrás. La última vez que estuve acá.

Matt: Tranquila amor. –Susurró en mis oídos. Asentí con mi cabeza. 
Tu: Es solo que… es difícil para mí volver a esta ciudad. –Tragué con dificultad. Mi infancia y mi adolescencia las había sepultado acá. 
Matt: Comprendo, mi intención no era hacer que te sintieras así… -Besó mi cabeza y me aferré a él mientras caminábamos por el aeropuerto. Ignoraba todo lo que ocurría a mí alrededor, menos mis nervios y recuerdos. 
Tu: Sé que estaré bien. –Intenté sonreír. Nash y Samy se detuvieron más adelante. Así que nos detuvimos a un lado de ellos.
Samy: Tu país parece ser muy bonito. Ya quiero probar las comidas típicas y poder a ver a Chris. 
Nash: Ese chico ya me ha quitado a mi chica. Debes controlar a tu hermano, eh. 
Tu: Es… indomable. –Reí. Nash miró a Matt.
Nash: Menos mal que la chica no es indomable como su hermano, sino te hubiese tocado difícil. 
Matt: Hubiese encontrado formas de domarla, lo sé. 
Samy: Chico lindo detectado… -Observó a un chico musculoso que estaba sentado en una banca. 
Nash: Estoy a tu lado cariño, puedo oír eso.
Samy: Tú eres el que tiene prohibido mirar a las chicas.
Nash: ¿Por qué la regla va para mí y no para ti?
Samy: Porque soy la mujer.
Nash: ¿Qué tiene que ver eso? –Samy encogió los hombros.
Samy: Además yo no tengo fama de hombreriega. 
Nash: ¿Hombreriega?
Samy: Tú entendiste lo que quise decir.
Nash: Pero tú… -Dejamos que siguieran discutiendo esas cosas graciosas. Me acerqué al oído de Matt.
Tu: Recuérdame porque los trajimos, juro que ya no lo recuerdo. 
Matt: Cara de cachorrito de Samantha. Es increíble pero funciona. 
Tu: Oh.

Esa mañana el taxi nos dejó frente a mi ex casa. Estaríamos por tan solo dos días pero aun así sería genial. Antes de entrar a casa volví la mirada a esa casa blanca de dos pisos que se encontraba algunas casas más allá. Ahí había jugado con mis muñecas, había tenido la hora del té y me había vestido de princesa. La casa de Isa. Sonreí y suspiré antes de volver la mirada a mi casa.

Ese había sido oficialmente uno de los mejores días de mi vida. Estar con papá y Chris en la que solía ser mi casa. Estar con mis mejores amigos y también mi novio fue algo maravilloso. Quería congelar el tiempo por siempre. Aquella tarde después del almuerzo Matt y Nash fueron de compras al supermercado y Samy, mi familia y yo vimos una película. Cuando los chicos estuvieron de vuelta con las bolsas, Matt me “raptó” por unos minutos en el patio trasero de mi casa y me pidió que me alistara ya que me tenía una sorpresa. Desesperaba por saber que era. 
Cuando ya el cielo oscurecía, me encontraba frente al espejo observándome. Un jeans oscuro ajustado, unos botines con taco de un color entre marrón y gris y una blusa de encaje negra. Jugué un poco con mi cabello hasta que recordé algo. Corrí hasta mi cosmetiquero y saqué de ahí una horquilla con pequeños diamantes azules. Me la había obsequiado Lizzie el día del cumpleaños de Matt. Solo dejé que algunos mechones de cabello bailaran y los otros los coloqué bajo la horquilla. Estando lista tomé mi cartera de mano y bajé. Cuando entré a la sala todos voltearon. Samy silbó y reí.

Samy: ¿Vas a una cena o vas de cena? –Bromeó.
Tu: Ambas. –Papá se atragantó con el agua que bebía y fulminó con la mirada a Matt.
Matt: Te ves hermosa. -Se acercó a mí- Dios… me estás quemando vivo. –Jadeó Matt murmurando en mi oído. Ahogué mi risita y cogí su mano.
Tu: Papá, Matt y yo saldremos por un rato. 
Samy: ¿Volverán para la cena?
Papá: ¡Está chica prepara los mejores postres de la vida! –Reí y me acerqué a besar su mejilla.
Tu: Lo sé. En casa estoy obligada a comerlos todos los días. 
Samy: ¿Y bien? –Miró a Matt. 
Matt: No, hoy no nos quedaremos a probar tus deliciosos postres, pero mañana si. 
Samy: Bien. Cuídense y no hagan cosas malas. No los esperaremos despiertos. –Rió mientras nos empujaba con amabilidad hasta la puerta. Besé la mejilla de ella y salimos al auto.

Tu: ¿Entonces?
Matt: Tu solo observa. –Me abrió la puerta de un auto que había arrendado con una sonrisa misteriosa y entré. Abrochó mi cinturón de seguridad y no desaprovechó la oportunidad de robarme un beso teniéndome tan cerca.
Tu: Los besos para después. –Esbocé una sonrisa casi risa.

Miraba entretenida hacia afuera en el camino a su sorpresa. Ver las calles, los lugares, las plazas que visitaba cuando era una niña, todo era mágico y me traía recuerdos felices. Varías veces mientras miraba por el rabillo de mi ojo pillaba a Matt observándome con una sonrisa. Tomaba mi mano y acariciaba mi palma con su pulgar. Me sentía tan amada y correspondida a su lado.
El cielo era negro y las estrellas iluminaban con emoción, al igual que la luna llena bañaba de luz blanca a la ciudad. Estaba ansiosa y feliz. De pronto comenzó a conducir más y más lento hasta que estacionó el auto a la orilla de una calle que al reconocerla me quitó el aliento. Era esta calle. Era mi calle, su calle, nuestra calle. Mis ojos se llenaron de lágrimas y sonreí. Alcé la vista hacia arriba y observé el balcón iluminado con luces. Miré a Matt y el señaló con su cabeza para que saliéramos del auto. Abrí la puerta emocionada y bajé del auto, Matt llegó rápidamente a mi lado y me sostuvo la mano.

Matt: ¿Recuerdas este lugar?
Tu: ¿Es unas broma? Claro que sí. –Sonreí ampliamente observando la calle, el pasto, el balcón. 
Matt: Subamos. –Me jaló suavemente la mano.
Tu: ¿A dónde?
Matt: Al balcón, quiero que observes algo.

Subimos las escaleras hasta llegar al gran balcón. Iluminado por faroles y velas. Una mesita con dos asientos. La baranda del balcón adornada con una cinta dorada. La luna se veía incluso más hermosa desde arriba. 
Mientras pasaba mi mano por la cintra suave de la baranda miré a Matt. Apoyado en la puerta con los brazos cruzados en su pecho, una de sus piernas doblada casualmente y apoyada en la puerta también. Me sonrió, esa sonrisa tierna.

Tu: ¿En qué momento hiciste esto?
Matt: Digamos que no fui yo quien hizo las compras del supermercado. –Se encogió de hombros. 
Tu: Haces cosas hermosas para mí y yo no las hago para ti… -Interrumpió.
Matt: Tú con tan solo existir haces algo hermoso para mí. –Jadeé, no podía entender como tenía a alguien tan perfecto a mi lado.
Tu: Nunca dejarás de sorprenderme, debo admitirlo. ¿Cuál es su truco, señor Espinosa?
Matt: Es una poción mágica que bebo.
Tu: ¿Ah sí? ¿Y qué contiene? –Pregunté entretenida.
Matt: Tus sonrisas, el amor que me das y felicidad cuando estoy a tu lado. Eso hace que yo haga mi truco y quiera sorprender con cosas hermosas a la mujer más hermosa.
Tu: Es usted un chico muy bueno, romántico y encantador. –Coqueteé.
Matt: Puedo ser malo si me lo propongo. –Sonrió.
Tu: ¿A qué maldad se refiere?
Matt: Aquella en la que hago que mi ángel cometa un pecado. Usted sabe a qué me refiero.
Tu: ¿Qué clase de pecado?
Matt: El peor de todos. La tentación. ¿Querrá mi ángel volver a querer beber de mí?
Tu: Tal vez.
Matt: ¿Tal vez? –Preguntó.
Tu: Tal vez. –Afirmé. Sonrió.
Matt: Tengo algo que te pertenece y quiero devolvértelo.
Tu: ¿Hablas de mi corazón? No hay necesidad, me gusta que lo tengas tú. 
Matt: Sería incapaz de devolverte eso. 
Tu: ¿Entonces qué? –Introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón. Segundos después, una hermosa cadena plateada que irradiaba y encandilaba. Tenía un dije con la letra “Z”.
Matt: Me la enviaste de vuelta junto con mis cosas después de que rompieras conmigo. Me sentí tan débil y destrozado que pensé hasta botarla. Pero algo en mí tenía la esperanza de que tuviera la oportunidad de volver a colocártela. ¿Me concedes la oportunidad? –Sostuvo la cadena y asentí emocionada ya que la voz no me salía. Me volteé de espalda a él y dejé que me la colocara. Se sentía fría pero sentí como si mi cuerpo estuviese desnudo sin esta. Volví a estar de frente a él y lo besé. 
Tu: ¿Y la tuya?
Matt: Justo acá. –Colocó sus dedos bajo el cuello de su camisa y dejó la cadena al descubierto.
Tu: La conservaste también. –Dije conmovida. El asintió. Apoyé mis manos en la baranda y Mattse ganó justo tras de mí y me rodeó la cintura con sus brazos. Solté la baranda y coloqué mis manos sobre las suyas. 
Matt: Tú estabas en esa calle dentro del taxi. Tan natural, hermosa y lucías melancólica. Había algo en ti que no había en las demás chicas que se encontraban abajo en el pasto. Algo hizo que mantuviera mi mirada lo más fija posible en ti. Sin haber escuchado tu voz sabía que tenías la voz más hermosa del mundo. Sin haber sentido una caricia tuya sabía que eras suave y delicada. Sin haber estado cerca de ti sabía que tenías un aroma exquisito. Sin haberte besado sabía que eras la mejor besadora del mundo. Es como… sin haberte conocido sabía que eras el amor de mi vida. 
Tu: ¿Me creerías si te digo que me sucedió lo mismo contigo? No quería que ese taxi avanzara porque me sentía conectada contigo. 
Matt: Claro que te creería. ¿Sabes que fue lo primero que te dije? –Asentí.
Tu: “Hola, ¿quieres una foto?” –Imité su voz. El rió.
Matt: No en realidad, estás equivocada.
Tu: Claro que no, ¿cómo podría olvidarlo?
Matt: Hace memoria, hermosa. Esa tarde en la que nos vimos por primera vez. Luego de que Cameron me interrumpiera, volví a mirarte. Tú estabas despidiéndote con tu mano ya que el taxi iba a avanzar y yo desesperadamente… -Interrumpí.
Tu: Me susurraste algo, ya lo recuerdo. Aunque no tengo idea alguna de qué me susurraste.
Matt: No lo entendiste, lo sé. Eso me hizo reír. Pero… ¿recuerdas que apunté a un cartel?
Tu: Si… si lo recuerdo. Tenía un corazón gigante en el centro…
Matt: Robaste mi corazón. –Susurró en mi oído interrumpiéndome. Un agradable escalofrió viajó por mi espina dorsal.- Eso fue lo que te susurré.

Mi corazón no pudo más y estalló en felicidad. Lágrimas corrieron por mi mejilla y el calor de sus brazos me deleitó. Me volteé para estar frente a él y me limpió lágrimas con su pulgar. Luego besó delicadamente mis labios fríos.

Tu: Repítelo. 
Matt: Robaste mi corazón. –Susurró. Mi respiración se volvió agitada pero de la felicidad. Quería gritar a los cuatro vientos que lo amaba. Esa sonrisa fácil se dibujó en mi cara.
Tu: Tú cambiaste mi vida. –Dije casi sin aliento.
Matt: ¿Para mejor?
Tu: Para mejor.

“Te amo” dijimos al unísono. Era esa conexión que nos había conectado desde un principio. Me besó y me di cuenta que finalmente era completamente feliz.

Half A Heart (Matthew Espinosa y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora