Capitulo 96 3/10

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Helloo!♥ espero les guste!!! comenten porfavor... la novela casi termina!!!

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Y así fue como choqué mi auto, pensando en ella. No fue grave, por suerte, pero no estaba en condiciones de seguir conduciendo, definitivamente no. Llamé a Nash, él me salvó, me condujo hasta su casa en su auto y luego fueron a recoger el mío para llevarlo a reparar. 

Cameron: ¿No hubiera sido mejor comprar uno nuevo? –Untó mermelada en su tostada. 
Matt: -Negué con la cabeza- Nash me dijo que su amigo lo tendría como nuevo este viernes.
Cameron: Cinco días sin auto, ¿cómo le harás? –Rió.
Matt: -Encogí mis hombros sonriendo- Me harás de chofer, o sea, estaré contigo estos cinco días. –Reí saliendo de la cocina.
Cameron: ¿Así como el amigo soltero de las películas? –Me siguió. 

Todo lo malo venía en un gran paquete de obsequio de cumpleaños atrasado. Y ella, ella, ella, nada más que ella. ¿Así se sentía amarla y no tenerla?, horrible. Nash me llevó a mi departamento horas más tarde y me dejo uno de sus autos. Pensé en llamar a Anthony pero me diría “Deberíamos salir a conocer chicas esta noche”, algo típico de sus domingos. Aunque salir me distraería y es lo que necesitaba, distracción, pensar en otras cosas. Y así fue como lo llamé y quedé de pasar a buscarlo a las diez. 

Estaba preparando algo para cenar, pasta, lo que yo llamo supervivencia. El timbre sonó tres veces, dejé las cosas ahí y caminé hasta la puerta. Lo intuí. 

Xx: Hola. –Sonrió. 
Matt: Samy. –Dije con dificultad.
Samy: ¿Cómo estás?
Matt: -Presioné mis labios y negué con la cabeza- ¿Cómo está? –Me atreví a preguntar.
Samy: Mejor que cuando llegué. –Volvió a sonreír, miré lo que llevaba en su mano.
Matt: La extraño, Samanta. Estoy muy mal sin ella. No creí antes que podría extrañar así a alguien…
Samy: No Matt. –Interrumpió, su media sonrisa se evaporó. De repente me sentí avergonzado. 
Matt: Kendra jamás la igualaría. –Confesé desesperado.
Samy: -Miró las cosas evadiendo mi confesión- Me ha pedido que te traiga estas cosas. Ropa tuya que había en su casa, un gorro y unos documentos. –Extendió sus manos con mis cosas y las tomé con cuidado. Una de mis camisetas se corrió y noté algo reluciente bajo esta. Miré bien y vi la cadena de plata con mi inicial que le había obsequiado. Sentí un golpe en el pecho interiormente. Bajé mi mirada a mi cuello, traía puesta aún la cadena con su inicial. Sonreí dolido. 
Matt: Gracias, Samy. –Dejé las cosas a un lado y volví a ella. 
Samy: ¿Necesitas algo? –Preguntó por cortesía tal vez. A ella, pensé. Sus besos, volví a pensar. A ella, pensé nuevamente.
Matt: Nada. Gracias por todo. –Noté su cabello más rubio.
Samy: Los chicos y yo estamos para lo que necesites. –Sonó como “Nada más que decir, adiós”.
Matt: Ella… ¿Vino contigo? ¿Está abajo? –Pregunté tímido. Negó rápidamente y se despidió. Cerré la puerta y observé la cadena con ambas manos apoyadas en mi cintura. 

Iba a arrancarme la cadena hasta que lo recordé. Su maquillaje, su vestido, su shampoo. Volví a la puerta rápidamente, tal vez ya se había ido. Abrí mi puerta y miré por si seguía ahí. Las dos estaban hablando algunas puertas más allá. Samy estaba hablándole y ella escuchaba apoyada en la pared de brazos cruzados. Al verla quedé casi paralizado. Sus labios rojos naturales y sus ojos perdidos, así lucían, perdidos. Me miraron y al notarme, ella rápidamente caminó hasta el ascensor, casi corriendo. Ahora se escapaba de mí, cuando juramos que nos tendríamos el uno al otro. Pensé en correr tras ella, pero si se arrancaba era porque no me quería cerca. Samy me miró y caminó hasta donde estaba yo. 

Matt: Yo… yo solo, es que yo… -Tenía la vista fija en ella cerrando el ascensor. Al no verla ya, agaché la mirada- Ve tras ella, te necesita. 
Samy: ¿Querías decir algo? –Preguntó. Negué con la cabeza, sin levantarla. Entré a mi departamento y me lancé al sofá. 

Narras Tú:

Corrí hasta el auto y entré. No sabía porque había salido ahí, pero verlo me erizó la piel, me hizo volver a sentir esas mariposas traicioneras en mi estomago, me hizo feliz y eso era lo que no debía suceder. Samy llegó un minuto después.

Samy: ¿Si querías verlo, verdad? –Me miró preocupada. Asentí antes de reaccionar.
Tu: Digo no, o sea sí, pero yo no… No. ¿Qué te dijo? –Pregunté mirando mis manos apoyadas nerviosamente en mis piernas. 
Samy: Se veía realmente afectado. Llamaré a Nash luego…
Tu: No –Interrumpí con suavidad.
Samy: ¿Qué no? –Miró de reojo.
Tu: Ya no más. Él estará bien y yo estaré bien, caminos diferentes. Él encontrará a otra -Tragué saliva-… chica. –Finalicé con la voz cortada. 
Samy: -Hizo una pausa larga, casi eterna- Tienes razón y tengo un plan. –Echó a andar el motor.

Llegamos más rápido de lo usual. Miré mi celular, él había estado llamándome mucho, pero ya no. Ni un mensaje. Entré a mi casa y subí a colocarme ropa cómoda y abrigada, Samy preparó un postre, estaba toda una experta ahora. 

Tu: Tú quieres hacerme una bolita y que me vaya rodando a la universidad. –Ella rió probando una cucharada y asintió con su cabeza.
Samy: Hablando de la universidad… -Caminó y cogió un maletín del estante. 
Tu: ¿Qué es eso? –La observé dejar el maletín sobre la mesa.
Samy: Maquillaje, de los mejores. –Sonrió abriéndolo. Me confundí.
Tu: ¿Qué tiene que ver la universidad con el maquillaje? 
Samy: ¿No es obvio? -Preguntó con una gran sonrisa. Negué levantando ambas cejas- Chicos, cariño. Maquillaje, ropa adecuada, inteligencia. Y ahí están. –Señaló la palma de mi mano.
Tu: Samantha, acabo de terminar la que fue mi primera relación seria. 
Samy: ¡Por lo mismo!, necesitas alejar esos pensamientos, quítalo de tu mente, conoce gente nueva, haz nuevos amigos, gente que no tenga algo que ver con él, que no te lo recuerde. 
Tu: No necesito más amigos de los que tengo. –Dije casi molesta.
Samy: Lo sé, digo, tienes amigos que por su calidad superan la cantidad, pero piénsalo, todos tus amigos son amigos de él también. –Abrazó mi hombro.
Tu: No quiero lucir como muñeca recién elaborada. –Me enfadé, no con ella, sino con lo que estaba viviendo. Ella solo me abrazó tratando de decir con delicadeza la verdad, pero resultaba casi imposible. Mi celular sonó en el living, caminé hasta este.

Xx: ___ -Su voz era baja y ronca, triste. Me pareció reconocer esa voz, pero su número no estaba registrado. 
Tu: ¿Natalie? –Su voz sonaba como la de la hija del esposo de mi mamá. 
Xx: Si, ¿me recuerdas? –Preguntó seca.
Tu: Si, claro que sí. ¿Te encuentras bien?, tu voz suena… -No terminé la oración. 
Natalie: Acabo de entrar a twitter. 
Tu: ¿Qué sucede en twitter? –Pregunté confusa. 
Natalie: Ustedes era tan perfectos, ¿por qué? –Se escuchó sollozar, no estaba segura.
Tu: -Miré a Samy con los ojos entrecerrados- ¿Natalie, qué sucede?
Natalie: Matt publicó su ruptura, estoy sin aire… -Ella siguió hablando, solo oía su voz, pero no razonaba sus palabras. Me dio la impresión de que mis rodillas se doblaban y un sabor acido en mi boca, entonces este era el punto decisivo. Matt era nuevamente uno de los solteros más deseados y medio mundo me miraría con otros ojos, los rumores subirían como la espuma. 

Natalie: ____, ¿sigues ahí?
Tu: Mañana. –Contesté mareada, al punto de querer estallar.
Natalie: ¿Mañana?, te pregunté cómo te encontrabas…
Tu: Bi…Bien. ¿Te llamo mañana, si? 
Natalie: Si, descansa.

Lancé el celular no sé dónde. Tallé mis manos en mi cara intentando quitar las lágrimas que nublaban mi vista. Me senté con dificultad en el sofá y cogí con rabia, tristeza y desesperación la laptop de Samy, entré a twitter tan rápido como pude y una chica a la cual seguía había citado el famoso tweet de él, posicionándolo en mi inicio. Su tweet contenía una foto, la del cuadro que le había obsequiado. También contenía un enlace que llevaba a un tweet con más de 140 caracteres. 

“¿Qué podría decir de la chica que me hizo pasar oficialmente los mejores momentos de mi vida?, tenía la perfección amarrada a mis brazos cuando la abrazaba, pero un mal movimiento de mi parte la hizo deslizarse hasta caer, mis brazos que la sostenían abrazan a la nada ahora. Merece a alguien que la valore, le de cada segundo de su vida, merece a alguien mejor que este hombre que escribe estas palabras, pero dudo que exista alguien que la quiera de la misma manera que yo. Amar como amé, como estoy amando y como amaré, es casi imposible de sentir, es algo que sucede solo una vez y con una sola persona, ella, en toda la vida. Pero somos esclavos del destino y de nuestros errores. Fue lo mejor de mi vida.” 

Cerré la laptop tan fuerte que se produjo eco. Samy se sentó a mi lado y me abrazó tan firme cuando no pude más. 


¡Qué día hacía en Los Angeles!, maravilloso, el sol brillaba y el viento danzaba con calma. Finalmente me arreglé más de lo normal, pero no tanto como Samy tenía en mente, algo suave. Decidí que sería un día diferente, lo que sucediera con Matt ya no me haría quebrar, hoy era más fuerte, hoy él no me sostenía, tenía mi propio equilibrio. 

Llegué a la clase, pude sentir una que otra mirada masculina, nada interesante, o no quería notar una mirada de alguien quien no fuera Matt, Matt, Matt…

Xx: Señorita… -Sostuvo su mirada en mí.
Tu: ¿Si? –No estaba atenta. El profesor me fulminó con sus grandes ojos negros.
Sr. Radich: ¿Por qué su cuaderno no está sobre su mesa? ¿No está tomando apuntes?
Tu: -Miré mi mesa, toda la clase me observaba, quise golpear mi frente con una palmada- Inmediatamente. 

Dejé el cuaderno sobre la mesa y lo abrí, posé mis ojos en la primera hoja. 

“¡Espero estés disfrutando de este primer día! No pude evitar tomar este cuaderno y escribirte algo. Luces tan hermosa hoy, tanto que me preocupan tus compañeros de universidad. ¿Sabes que te amo, verdad? ¡Te amo! Y te extraño desde ya. Pasaré por ti e iremos de compras. Y para que no lo olvides, te amo de acá mismo hasta más allá del sol.” 

Otra vez esa sensación horrible de querer llorar. ¿Por qué? ¿Cómo hacia para controlar mi estabilidad emocional? ¿Controlaba yo la de él también?, todo era confuso, triste y vacío. El rímel caro de Samantha seguía en mis pestañas y pobre de mí se corría, tragué el llanto y presté atención. 

A la salida, Samy estaba sentada en un escalón de la casi infinita escalera de la universidad, corrí y la asusté por detrás. 

Samy: ¡EL SUSTO QUE ME HAS DADO! –Exclamó con su respiración desesperada, levantándose. Reí.
Tu: Se me apetece ir a McDonald’s. 
Samy: ¿McDonald’s? y así me dices que yo te quiero hacer bolita. –Rió.
Tu: ¿Qué haremos esta tarde? –Pregunté bajando la escalera, al notar que no iba a mi lado, volteé a mirarla.
Samy: ¿Lo olvidas, cariño?, los chicos hoy tienen la sesión de fotos de la revista.

Half A Heart (Matthew Espinosa y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora