Capitulo 53

9K 612 288
                                    

Miré a Zabdiel fijamente. Él hizo lo mismo conmigo. Y nos quedamos así unos segundos...

- ¡PESTAÑASTE! - Grité señalándolo con una sonrisa. Él revoleó su paquete de gomitas hacia mí gruñendo. - Gracias. - Metí cinco en mi boca y reí. - No debes retar a una Brooks nunca.- Él gruñó otra vez y cruzó sus brazos como un niño pequeño.

- ¡Hiciste trampa! - Reí con fuerza.

Oh chico, soy mejor que tú, acéptalo.

- Llevo haciendo trampa unas diez partidas. Hay dos opciones. O eres demasiado tonto y no te has dado cuenta mi técnica para superarme, o, y esta es la verdadera, no puedes vencerme. - Zabdiel negó con la cabeza.

- Deberías ir al médico. No es normal estar tanto tiempo sin pestañear y que tus ojos no se irriten ni un poco. - Pasé una gomita por su rostro y el frunció su ceño mientras la metía en mi boca.

La victoria sabe jodidamente dulce.

- Envidia, niño mimado. - Suspiré y miré por los pasillos asegurándome que nadie viniera, ni siquiera un profesor. - Esto es divertido. - Sonreí. - Dime por qué no lo hemos hecho antes. - Me acosté al lado de Zabdiel mirándolo con mi hermosa cara de interrogación. Él sonrió mirando el pasto de la cancha de fútbol que teníamos en frente.

- Porque no está bien faltar a clases. Y porque pueden castigarnos. Y porque podría perder mi promedio perfecto por esto y Dios ____, tenemos que volver. - Tomé su brazo antes de que pudiera tocar su mochila y me levanté del suelo. - No sé cómo mierda hiciste para convencerme, en serio. - Reí.

- Eso es porque soy jodida e irresistiblemente adorable y convencedora, sin contar mi belleza y mi gran inteligencia, por supuesto.- Zabdiel suspiró y vi su ceño fruncirse aún más. - ¿Quieres relajarte? Es la única manera que tenemos de pasar tiempo de calidad sin que nadie enloquezca al vernos juntos. O piensan que te la chupo, o que estamos juntos, o que me vendes droga, o que estamos planeando asesinar a alguien, hasta incluso he oído de nuestros malévolos planes de conquistar Oklahoma. - Zabdiel me miró y luego rió.

- ¿Oklahoma? ¿De qué me serviría eso? - Hice un gesto gracioso con mis manos.

- Exacto, mi amigo. - Imité a la perfección el acento okie haciéndolo reír aún más. Ambos nos acostamos en el suelo otra vez.

- ¿Y cómo van las cosas con Christopher? - Revoleé los ojos y gruñí.

- ¿Cómo que 'cosas'? Somos amigos. Nada más. - Mentí con la mejor cara de loca mentirosa e indignada que podía poner.

- Sí, claro. Amigos que se besan. Constantemente.

Oh, mierda. Olvidé lo de su casa. Maldición.

- Ya. Un beso. Nada más. Uno que nunca debería haber pasado. Nos dejamos llevar por la situación. - Zabdiel volvió a reír.

- Y en el bosque también se dejaron llevar por la situación, supongo.

Oh, mierda. Eso también se lo conté.

Nota mental: no contarle a Zabdiel cosas embarazosas con las que podrá torturarme luego.

Nota mental 2: dejar de hacer estúpidas notas mentales que luego olvidaré o no cumpliré porque mi segundo nombre es imbécil. O lo hubiera sido si alguien me hubiese puesto un maldito segundo nombre.

Nota mental 3: dejar de hacer esto, parezco una desquiciada y retrasada mental.

- ¿Otro error? - Dije dudando de lo que estaba diciendo, Zabdiel me miró con sus cejas levantadas. Lo golpeé con mi codo mientras reía. - Ya. No somos novios, ¿quedó claro? Somos amigos. Con una extraña amistad, pero amigos. Estamos conociéndonos. La vida es difícil, deja tus malditas preguntas con estúpidas respuestas que no sé cuáles son.

Christopher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora