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Lo que llamó su atención sobre el papel no fue sólo el escolar diseño (puesto que, se notaba, eran fotocopias a color de una hoja corriente con letras hechas en lo que parecía ser crayón de cera), sino la última línea: "Evento abierto para la comunidad LGBT". Dos cosas llegaron a su cabeza. La primera fue un momento de extraña emoción que lo abrazó junto a la realización de que la ciudad se hacía más inclusiva. La segunda, que tal vez él podría aprovechar esa oportunidad para... no, ¿qué rayos estaba diciendo? Él no era un maricón. Claro que no.

No que hubiera algo malo con eso. Mark salía con chicos a veces. Taeil recientemente había roto con su novio. Y Yuta tenía a Sicheng. Pero él no lo era. Él... él no. Al menos de eso intentaba convencerse cada vez que salía con una chica. Estaba "seguro" de que sólo era cuestión de encontrar a la indicada. Una que lo volviese por completo heterosexual. Tenía la idea de que sus esporádicos y efímeros deseos "incorrectos" se desvanecerían al sentar cabeza con alguna mujer. Además, él no iba a aparecerse en casa de sus padres con un novio. Eso era absurdo. Debía tener una familia, con hijos y una casa... pensaba mientras, inadvertido, echaba ligeras ojeadas a la pieza de publicidad que tenía pinchada en su tablero de caucho frente al escritorio donde estudiaba.

"Es para ti.", explicó unas horas después, cuando Mark volvió le preguntó qué era eso. "¿Una sesión de citas? Suena interesante. ¿Vamos, hyung?", preguntó Mark. "No creo. Sabes que no estoy interesado en...", "Le decía a Taeil-hyung.", confesó Mark casi riéndose por el obvio descuido; "¿Estás interesado en ir? ¿Tú, Lee Taeyong?", la ceja de Taeil se elevó casi al centro de su frente. Hubo un silencio denso e incómodo que sólo fue interrumpido por la risa de mayor de los tres. Ni a la distancia pudo ocultar lo gracioso del sonrojo que le coloreó la cara a Taeyong.

Interesados, los otros dos chicos empezaron a hacer planes para la noche en cuestión, y Taeyong escuchaba, intentando no hacer muy obvio que, desde que tomaron el tema, no hubo pasado la página del libro que decía leer. Ellos lo notaron y el mayor le hizo una seña a Mark para que le preguntase nuevamente si quería convidarlos, a lo que el chico simplemente torció la boca. No hacía falta. Taeil rodó los ojos en silencio y golpeó sus muslos antes de hablar.

- ¿Qué harás el sábado en la noche, Lee Taeyong?
- Nada. - respondió de inmediato.
- ¿Quieres ir?
- ¿A dónde? - fingió demencia.

Para quien vio la forma en que a Taeil le varió la expresión del rostro, fue una experiencia casi auditiva.

- A lo de las citas. - explicó como se le responde a quien pregunta de qué color es el cielo.
- Uh... No. - respondió nervioso.
- Te lo dije. . . - susurró Mark.
- Ya cederá.

Tanto Mark como Taeil ( incluído Yuta ) tenían opiniones fuertes sobre la actitud de Taeyong frente a su sexualidad. Para todos era aparente. Obvio, más bien. Se les hacía ligeramente insultante que se aferrara a negar algo que un ciego notaría a 30 metros de distancia. Sin embargo, hablarían cuando era momento de hacerlo. En ese momento, decidieron mantener la boca cerrada para evitarse una discusión tonta en un momento tan cansado y agitado. Después de todo, ¿qué conseguirían con estresarlo sobre ir a un evento de citas? Taeyong era de esos tercos que sólo se enfocaba en lo que él consideraba cierto y se cerraba a las opiniones ajenas sobre lo que debía ser añadido o retirado. No iba a permitir que una "triada de bobos" (como solía llamarlos), le dijeran quién era él. A pesar de ya saberlo. Sólo debía admitirlo.

JaeYong | Mandere.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum