Sólo mío [ChrisErick]

Cap 5: Si pones esos ojitos...

- De alguien muy muy sexy.

-Ah, tu no cambias, eres un... -se calló, torció los ojos y volvió a hablar- ¿por qué me desperté y no estabas?

-Fui a comer algo... - di dos pasos hacia el, lo tome de la cintura, de su delgada y sexy cintura. - Pero ya tengo hambre otra vez y no de comida. -susurre e su oído.
Extrañaba sentir cuando se tensaba.

-Tengo sueño y estoy cansado.

- No se diga más. 

Lo cargue en mi hombro dejando sus brazos colgando, con los cuales me daba golpes leves en la espalda para bajarlo, sus largas y delgadas piernas quedaban al aire, sujetadas por mis manos.

-¡Bájame!

-Shhh.- di una palmada en su trasero.

-mgh. -Erick gimió bajito y dejo de moverse.

-Ya se como hacer para que dejes de quejarte...

Lo acosté en la cama, lo tape y apagué la luz.

-Recordé la primera vez que te cargue. En aquel entonces era una situación diferente. -dije sonriendole.

*Flashback*

-¡Erick! ¡Deja de estar brincando en el sillón y vete a dormir!

-No-ooo-ooo-ooo- Erick seguía saltando de un sillón a otro.

-¡TÚ!- Renato volteo a verme enojado apuntando con su dedo hacía mi.

- Yo no hice nada - dije levantando las manos demostrando mi inocencia.

-Pues lo harás. Si Erick no se va a su habitación en 10 minutos, mañana haré que te comas todas las verduras que estén en la cocina.

- No puedes obligarme. - dije cruzado de brazos.

-¿Y si no te dejo salir durante una semana? Aún tienes 20, sigues siendo menor de edad en Estados Unidos. ¡Como tu tutor puedo hacer eso!

-Esta bien, está bien.

Renato se fue y me dejó sólo con un Erick brincando por todos lados. A las 12 de la madrugada.

-Vámonos, Erick.

-No-oo

- No quiero forzarte.

-Nu-unca po-odras a-alcanzar mee-ee. - dijo saltando de la mesa de centro al suelo, al fin quedandose quieto.

-Erick ya es tarde no voy a correr atrás de ti.

-Cobarde, sabes qu...

-No me digas asi.

-¿Como? ¿Cobarde? - dijo burlón.

- Yo de verdad no quería hacer esto.

-¿Hacer que?

Corrí antes de que el reaccionará y lo atrape de un brazo haciéndonos caer al suelo a los dos.
Quedé encima de Erick y ahí vi que lo que todas las chicas decían sobre sus ojos era cierto. Esos ojos no eran de un verde cualquiera, era de un verde que hipnotizaba y podrías verlo durante horas sin cansarte.

-¡Suéltame, loco!

- No, tu vienes conmigo.

Jale su brazo levantándolo del suelo y lo cargue como puede por que el aventaba patadas, golpes y una que otra grosería que ni conocía.
Por los forcejeos de Erick, cuando estábamos por entrar a su cuarto, mis manos fueron moviendo su ropa hasta tocar su abdomen . El se tenso y se agarró con fuerza de marco de la puerta logrando hacer que lo soltara.
Yo me quedé afuera y el ya dentro de su cuarto.