»Capítulo 4«

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¿Dónde estaba? Trató de moverse, pero no podía. Su vista se movió segundos más tarde, como si estuviera en un sueño que no pudiera controlar y, a la vez, estuviera plenamente consciente de lo que ocurría. Miró la figura del que se encontraba delante de él. Ese blanco ser era reconocible a kilómetros de distancia. La boca de La Verdad se abrió para decir algo.

Lo siento —comenzó, expandiendo su sonrisa a modo de burla —, no puedo aceptar tal trato.

Sus ojos se abrieron sin que él lo ordenara y su voz se alzó para quedar con la expresión —¡¿Qué?!

Lo que escuchaste, alquimista —respondió acercándose al rubio —: no puedes dar tu puerta por el cuerpo de tu hermano. Eso no es equivalente.

—¡Pero las almas-!

Ese medio millón de almas no valen lo de una vida humana —su cuerpo se dobló hacia adelante, temblando de la impotencia —. Sin embargo, tal vez exista una forma de otorgarte lo que quieres.

Sus ojos se abrieron junto con su boca para soltar palabras que salieron sin pensarlo dos veces, mientras su mirada seguía gacha —Aceptaría cualquier cosa por mi hermano.

La retorcida sonrisa de la figura blanca se alargo, y una risotada igual de retorcida la acompañó. El silencio del lugar fue llenado con las enormes pisotadas que el Dios daba al caminar hacia el rubio —¿Cualquier cosa? ¿Incluso tu humanidad?

Sus ojos miel volvieron a mostrarse grandes y su rostro se levantó para encontrarse al Dios frente a él—¿Humanidad?

Ya sabes: dejar de ser humano —su cuerpo se alejó un poco y miró a ningún lado —. Estoy un poco aburrido de este lugar; quiero cambiar un poco —sus miradas volvieron a cruzarse una vez más —. De acuerdo, tengo un trato: toma mi lugar y, a cambio, te regresaré a tu hermano, los órganos de tu maestra y la vista del Coronel. ¿De acuerdo?

Se sobresaltó de pronto, soltando un grito algo agudo. Estaba sentado en un sillón, con un libro en su regazo, ¿se había quedado dormido? Miró las páginas y constató que las palabras no coincidían con lo que recordaba estar leyendo, quizá se había hundido mucho en sus pensamientos.

Eso... ¿había sido una simple idea o era real?

Una voz le despertó de sus pensamientos: Winry le estaba diciendo algo, pero era como si estuviera hablando en otro idioma, puesto que no podía entender lo que decía.

La cabeza le dolía, las palabras parecían ahogadas, y su vista comenzaba a oscurecerse.

Ah, iba a desmayarse.

En sus últimos momentos de conciencia, vio cómo Winry se acercaba a él con rapidez.

En sus últimos momentos de conciencia, se preguntó si lo que había visto era real.

En sus últimos momentos de conciencia, se preguntó si realmente había entregado su humanidad.

God's Alchemy » Fullmetal Alchemist ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora