2- Declaración de guerra

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Ya en su propia ducha, el rubio se fijó en su sexo erecto, maldiciendo a su amigo y a sí mismo, por fijarse en él e imaginarse cosas que no debía.

Era su primera noche solos de verdad. Sin sus amigos... Sin Nerea interrumpiendo.

No, Nerea no interrumpía. La chica estaba con ellos porque tanto Agoney como él habían decidido postergar las decisiones sobre lo que tenían o no hasta que el programa terminase. Así podrían conocerse mejor y ver si aquello que sentían era algo más que amistad o simplemente se atraían por causalidades varias. 

Pero quedaban unos días, a penas un par de noches, sin contar aquella, y todo habría terminado – al menos, parcialmente-. No podía dejar de pensar en él, en su torso, en sus clavículas, en sus manos perfectas, en su olor...


Cuando terminó de ducharse ni si quiera se esmeró en hacerse el pelo bien, como cada día. Simplemente lo secó rápidamente y se vistió con una camiseta blanca y sus pantalones de pijama. Se dirigió de nuevo a la habitación contigua y, tras dar dos toques a la puerta, su amigo le recibió de la misma guisa, fregándose los ojos.

Aún tenía la piel un poco roja por el calor del agua, pero el más joven solo podía fijarse en su sonrisa, pequeñita, que contrastaba con el brillo que habían adquirido sus ojos ahora.


- Pensaba que ya no venías. Aunque ya terminé de ducharme, lo sien...- El canario no terminó la frase; algo llamó su atención en el bajo-vientre de Raoul.- ¿Y eso?


El rubio lo miró fijamente, y sin mediar palabra entró a la habitación, cerrando la puerta tras de sí, haciendo que a cada paso el chico de pelo negro retrocediese un poco.

Se sentían pequeños, uno frente al otro, con los cuerpos juntos y las manos de catalán apoyadas en el pecho de su compañero.

Apretó su cadera contra la de Agoney, haciendo que este se sonrojase.


- Esto es culpa tuya. Arréglalo.- Demandó el del pelo dorado.


- ¿Quieres hielo? - Preguntó con cara de corderito el canario.


- Te quiero a ti.


Aquello le sorprendió. No por las palabras, si no por la forma en la que las había dicho. No era solo amor... Era una declaración de guerra.

Aguantaron unos segundos mirándose a los ojos y entonces, todas sus barreras cayeron.

Las escucharon perfectamente, cada ladrillo de cristal; cada comentario, cada pensamiento. No vais a ser nada más. No sabes qué quieres aún. No podéis estar juntos. No os parecéis en nada. No es lo normal. Solo os queréis porque habéis estado encerrados juntos dos meses. No es real... Bailando en su cabeza, ahogándose poco a poco. Y entonces, el deseo venció al dolor.

Sus bocas se encontraron por fin y Dios sabe cuánto habían esperado aquél momento de intimidad.

Enredándose, cayendo encima de la cama, en el suelo, riendo, rabiando. Dando mordiscos y besos a partes iguales, dejando huella en cada centímetro del cuerpo del otro. Adueñándose de la piel, ahora mezcla de café con un cálido color mármol.

Volviéndose uno solo, por fin.


**

[Esta canción me ha recordado mucho a ellos, sobre todo al principio del programa y cómo trataba Agoney al rubio.

You should take it as a compliment that I'm talking to everyone here but you]


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