—Tengo agujetas en todo el cuerpo— susurro Hanna con un mohín colocando sus brazos alrededor del cuello de Ehan. 

—Pero si nos quedamos en la cama— susurro enterrando su rostro en el cuello de ella— podríamos descontrolarnos un poco y terminarías peor. 

Hanna rio al sentir los besos de Ehan en su cuello y se abrazó a él sintiendo una increíble paz en su interior. Esa solo era la primera mañana de muchas en las cuales despertarían juntos. 

—Ven, vamos a la ducha— dijo Ehan tomando a su mujer en brazos antes de llevarla al baño. 

Cuarenta minutos después y aun con la ropa de gala, Ehan y Hanna se encontraba dentro del Audi con dirección a la casa de los Kelly. Por suerte, Hanna tenía ropa de Ehan y así evitaban tener que ir hasta el departamento del empresario y así salir directamente a la mansión Hilton. 

Hanna se colocó unos jeans color azul junto con un suéter de punto gris debido al clima frio de la ciudad. Ehan se colocó un suéter de lana de color blanco junto unos jeans negros. 

Salieron hacia la mansión de los Hilton con la alegría de ver a sus hijos. Hanna sentía extraño ya que era posiblemente la primera noche en la que no pasaba junto con sus hijos y se sentía ansiosa por verlos. 

Y al parecer los gemelos estaban igual porque una vez la pareja entro por la puerta, los gemelos salieron corriendo a abrazar a sus padres. 

—Como los extrañe— dijo Hanna besuqueando a sus hijos. Ella tenía a Dony en brazos y Matt estaba riendo desde los brazos de su padre. 

—Ya mamá— se quejó Dony ante los besos de su madre. 

Stephen y Scarlett los observaban desde el recibidor con diversión.  

— ¿Se han portado bien con los abuelos, chicos? — pregunto Ehan a sus hijos, acercándose a sus padres para saludarlos. 

— ¡Si, papá!— contestaron al unísono los pequeños.

—Muchas gracias por cuidarlos— agradeció Hanna a sus futuros suegros. 

—Nada que agradecer. Sabes que nos ha encantado tenerlos una noche con nosotros. 

Ehan abrazo a Hanna por la cintura acercándola a él. Gesto que no pasó desapercibido para sus padres. 

Todos salieron a la terraza para poder ver a los gemelos jugando con una pelota. 

—La energía de estos pequeños es inagotable— se quejó Stephen tomando asiento junto a su esposa. 

—Son niños, mi vida. Recuerda cómo eran Ehan y Marco—comento Scarlett con nostalgia— y en un abrir y cerrar de ojos, crecieron. Cuando menos se lo esperen, los gemelos ya les estarán dando problemas.

— No creo que los problemas estén tan lejos, querida— dijo Stephen con un tono serio— quería hablar con ustedes sobre algo que me tiene preocupado— les dijo a la joven pareja— una gran cantidad de tabloides y todas las secciones de sociedad de los diarios del país, están hablado sobre ustedes y los gemelos. Lo que más me preocupa es lo que esto puede representar para la seguridad de los niños. 

— ¿Que se ha mencionado en los periódicos? — pregunto Ehan frunciendo el ceño y adelantando el cuerpo.

Hanna lo observo con preocupación y se abrazó a su brazo para apoyar su barbilla en el hombro de él. 

—Nada de lo que no esperáramos. Han dado a conocer un compromiso entre ustedes que al parecer tú confirmaste y el reconocimiento de los gemelos como tus hijos. Lo que me preocupa es lo que esta noticia puede afectar la seguridad de los pequeños.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Where stories live. Discover now